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domingo, 23 de octubre de 2011

Tres bolivianos ganan en un concurso de ensayos

El escritor boliviano radicado en Guatemala Julio Cole ganó el sexto concurso mexicano de ensayo Caminos de la libertad. Se impuso a los autores venezolanos César Rafael Yegres segundo, e Isabel Pereira, tercera. 

Cole presentó el trabajo Cruzando el umbral de la sociedad abierta: ideología y libertad en las primeras novelas de Mario Vargas Llosa, que el jurado valoró como la mejor propuesta entre más de 270 enviadas de EEUU, América Latina y Europa.

Asimismo, entre nueve menciones honoríficas y autores de Alemania, Argentina, Cuba, España, Chile, EEUU y Guatemala, también destacaron los bolivianos Jorge Lizandro Coca, por La Destrucción en el Estado de Bolivia, y María Rocío Estremadoiro, por La paradoja social: la colectividad versus la persona. Ensayo de preguntas más que de respuestas.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Rectifico mi error

Fui uno de los críticos del hecho de que se le diera a esa categoría inventada (indígena originario campesinos) derechos especiales por encima del resto de los ciudadanos, partiendo del principio de igualdad ante la Ley, que debe regir dentro de las sociedades modernas. 

Sin embargo, una de las virtudes que los seres humanos debemos tratar de cultivar, es la de ser capaces de evolucionar nuestras ideas, y no mantenerlas anquilosadas en torno a un conjunto de hipótesis que, al no cambiar ni un ápice, terminan por convertirse en dogmas casi religiosos.

Mi reflexión parte de varios hechos surgidos en torno al problema del TIPNIS. Hablamos de un conjunto de comunidades indígenas, que sobre la base de largas y duras luchas, han podido conquistar una serie de demandas sin las que se habrían visto avasalladas por la mayoría de los bolivianos y sus intereses.

En primera instancia, el año 1990 logran arrancar del Estado el reconocimiento de su territorio, otorgándoseles un título de Tierra Comunitaria de Origen, que coincide con el territorio del Parque Nacional Isiboro Sécure. Posteriormente logran que se constitucionalice su calidad de “naciones”, incorporándose un conjunto de derechos, entre los que se destaca el de la autodeterminación, y ampliándoseles la representación política a través de la creación de representantes específicos, nombrados en sus comunidades a través de usos y costumbres.

Bien, el hecho es que en las últimas semanas se ha demostrado que nada de esto es suficiente. Cualquier burócrata con un proyecto de carretera puede llegar y pasar por encima de títulos de propiedad colectiva, derechos y representantes, sin que parezca, ni por asomo, que las luchas de estas naciones indígenas han llegado finalmente a buen puerto.

Mi error, entonces, ha sido partir del discurso del oficialismo, que afirmaba que los indígenas en Bolivia son mayoría (entre otras cosas, gracias a los datos amañados del último censo) y que, siendo mayoría, se les pretendía otorgar ciertos privilegios. Visto así, por supuesto que no tenía lógica ¿Dónde se ha visto que las mayorías requieran de discriminación positiva o derechos especiales? Una mayoría es perfectamente capaz de elegir a los gobernantes que mejor representen sus intereses; por lo tanto, no tenía sentido darle tales derechos a esa supuesta mayoría indígena.

Vistas las cosas hoy, constatamos que la categoría “indígena originario campesinos” nos hizo perder de vista el hecho de que de entre todos los grupos humanos que se adscriben a ella, existen algunos que efectivamente son minorías y que bien merecerían algún tipo de legislación específica que los proteja a ellos y a sus formas de vida (en suma, a vivir de la manera en que ellos elijan libremente), de la mayoría abrumadora que somos los no indígenas, que podríamos, apelando a nuestros propios intereses o al clásico pretexto de las imposiciones llamado “bien común”, vulnerar la voluntad de estas personas.

El error, entonces, que rectifico hoy, es el de haber previsto las consecuencias de los derechos de los artículos 30, 31 y 32, en base a la demagogia oficial que mezclaba a quienes verdaderamente los requieren, con quienes no los merecen (cocaleros por ejemplo), y abstraerme de la identificación de las naciones minoritarias que sí requieren de una suerte de blindaje contra posibles arbitrariedades de la mayoría.

Creo que ese capítulo cuarto se debe mantener, pero eliminando los términos “originario campesinos” y poniendo únicamente “derechos de las naciones y pueblos indígenas”

martes, 4 de octubre de 2011

MAS=Colonialismo, tradicionalismo y mañuderío

Aunque muchos no me puedan creer, me apena que el Movimiento Al Socialismo (MAS) haya terminado mostrando un espíritu, no sólo autoritario (señales de esto ya las hemos visto durante los últimos años), sino también colonialista y tradicionalista. Me apena por toda la ilusión y expectativa que el ascenso de Evo Morales generó en su momento, y que ahora se desintegra en acciones insensatas, arbitrarias e ilegales.

El MAS es colonialista, porque se niega a mirar a los indígenas de frente y a tratarlos como iguales, como a seres humanos con criterio y razonamiento, capaces de tomar sus propias decisiones y hacer valer sus derechos.

En cambio, lo que hace es lo que siempre se hizo en la historia de los colonialismos, a saber: Asumir que el MAS, sus políticos y sus dirigentes, son intelectualmente más avanzados que unos indígenas a los que asemejan a niños en su inmadurez, y decidir por ellos lo que mejor les conviene, definir por ellos la clase de “progreso” y “desarrollo” que deben alcanzar, y pasar por encima de sus derechos territoriales y de consulta, pretendiendo que se hace “lo mejor para ellos”

El MAS es tradicionalista, porque su máximo líder convocó a los jóvenes cocaleros a “conquistar” a las jóvenes indígenas para “convencerlas” de la conveniencia de la carretera, mostrando el machismo más tradicional y asqueroso que aun pervive en amplios sectores de nuestra sociedad. Es tradicionalista, también, porque, para variar, la construcción de esa carretera presenta serias irregularidades, que hacen pensar que se trataría de otro tradicional y asqueroso negocio político a costa del pueblo boliviano.

El MAS es mañudo, porque cuando el Vicepresidente interpreta el numeral 15 del parágrafo II del artículo 30 de la Constitución: “A ser consultados mediante procedimientos apropiados, y en particular a través de sus instituciones, cada vez que se prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarles. En este marco, se respetará y garantizará el derecho a la consulta previa obligatoria, realizada por el Estado, de buena fe y concertada, respecto a la explotación de los recursos naturales no renovables en el territorio que habitan”. Trata de engañar a los indígenas y a todos nosotros, diciéndonos que la consulta sólo sería aplicable cuando se trate de explotación de recursos naturales no renovables.

Este numeral establece, en el primer párrafo que precede al punto seguido, una regla general: “A ser consultados mediante procedimientos apropiados, y en particular a través de sus instituciones, cada vez que se prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarles.” Y luego, dentro del marco de esa regla general “En este marco” se pone énfasis en un caso específico “se respetará y garantizará el derecho a la consulta previa obligatoria, realizada por el Estado, de buena fe y concertada, respecto a la explotación de los recursos naturales no renovables en el territorio que habitan

Entonces, el hecho de que en este problema no se aplique el caso específico de la explotación de recursos naturales, no da pié a que se elimine la aplicación de la regla general, consistente en consultarles cuando se prevean medidas susceptibles de afectarles.

García Linera muestra que, además de autoritario, es un sofista dispuesto eliminar derechos territoriales que protegen la forma de vida de una minoría vulnerable, y el pulmón que beneficia a todos los bolivianos y al mundo entero.