El vicepresidente García Linera debería estar muy feliz, sus huestes en Cochabamba cumplieron al pie de la letra lo de defender el gobierno de Morales a machetazo limpio, Cristian Urresti de 17 años murió a machetazos y fue colgado de un árbol en la calle Mayor Rocha y Baptista.
Alguien, de entre las filas de los ciudadanos que fuimos a expresar nuestro malestar contra el desorden y el vandalismo de los movimientos sociales, pensó que tenía la libertad de llevar un arma de fuego y matar a un compatriota, Nicómedes Gutierrez de 40 años, a balazos. Esto pasó el 11 de enero.
¿Es la forma de solucionar nuestras diferencias en democracia? días antes, en la plazuela Bush de Cochabamba oí a los cocaleros lanzar arengas de “vamos a matar a los k’aras”. Ese jueves, es verdad, había algunos racistas entre nosotros. Las ovejas negras y blancas existían en ambos lados.
No hay que provocar a los movimientos sociales con referendos autonómicos, dijo el vicepresidente, ¿Quién se preocupa de no provocar a las clases medias?
“No podemos ver jóvenes persiguiendo campesinos para apalearlos” dice el vicepresidente, ¿y podemos ver campesinos quemando la prefectura, obligando a ciudadanos encorbatados a quitarse las corbatas, bloqueando las carreteras y calles, y nombrando representantes de entre sus filas para todos nosotros? ¿podemos ver a campesinos armados de palos, machetes, piedras y gasolina, esperándonos en la plaza de las banderas para evitar que nos congreguemos en apoyo al respeto de la institucionalidad?* ¿ahora no podemos ni salir a las calles? ¿las calles son sólo para los movimientos sociales afines al gobierno?
Cada acción provoca su reacción, cada fuerza genera su fuerza contraria, así pasó en octubre del 2003, y así fue en enero de 2007. El 2003 la clase media apoyó a los movimientos sociales porque le parecía que la matanza de ciudadanos alteños era inconcebible, en enero del 2007 la clase media se puso al frente de los movimientos sociales porque el pedido de renuncia a Reyes Villa era injustificado y un atentado contra una decisión que, democráticamente, habíamos tomado todos.
¿Las clases medias retrógradas? ¿las clases medias racistas? ¿las clases medias mojigatas? No, las clases medias con sentido común.
Las cosas tienen que sobrepasar ciertos límites para que nosotros salgamos a las calles o iniciemos huelgas. Preferimos que no haya conflictos, tenemos muy poco tiempo y predisposición para ellos, y no estamos organizados.
En los últimos años he visto a la clase media como regulador del equilibrio político, no nos gustan los extremos de la herradura ideológica, luchamos contra las dictaduras militares y con seguridad que lo haríamos contra una dictadura campesina, indígena o proletaria, porque sus métodos son los mismos. La imposición y la restricción de libertades.
Por primera vez puedo decir que, por lo menos en Bolivia, la clase media no es estúpida como diría Mafalda, y me siento feliz de pertenecer a ella.
*Antes del jueves 11 de enero, el miércoles 10 de enero, el Comité Cívico de Cochabamba convocó a las 1500 horas a una gran concentración en defensa de la democracia. El evento se canceló, porque desde el medio día los movimientos afines al gobierno nos esperaban armados como ya he descrito. Entonces nos dimos cuenta de que ni siquiera pretendían dejarnos salir a las calles.
Alguien, de entre las filas de los ciudadanos que fuimos a expresar nuestro malestar contra el desorden y el vandalismo de los movimientos sociales, pensó que tenía la libertad de llevar un arma de fuego y matar a un compatriota, Nicómedes Gutierrez de 40 años, a balazos. Esto pasó el 11 de enero.
¿Es la forma de solucionar nuestras diferencias en democracia? días antes, en la plazuela Bush de Cochabamba oí a los cocaleros lanzar arengas de “vamos a matar a los k’aras”. Ese jueves, es verdad, había algunos racistas entre nosotros. Las ovejas negras y blancas existían en ambos lados.
No hay que provocar a los movimientos sociales con referendos autonómicos, dijo el vicepresidente, ¿Quién se preocupa de no provocar a las clases medias?
“No podemos ver jóvenes persiguiendo campesinos para apalearlos” dice el vicepresidente, ¿y podemos ver campesinos quemando la prefectura, obligando a ciudadanos encorbatados a quitarse las corbatas, bloqueando las carreteras y calles, y nombrando representantes de entre sus filas para todos nosotros? ¿podemos ver a campesinos armados de palos, machetes, piedras y gasolina, esperándonos en la plaza de las banderas para evitar que nos congreguemos en apoyo al respeto de la institucionalidad?* ¿ahora no podemos ni salir a las calles? ¿las calles son sólo para los movimientos sociales afines al gobierno?
Cada acción provoca su reacción, cada fuerza genera su fuerza contraria, así pasó en octubre del 2003, y así fue en enero de 2007. El 2003 la clase media apoyó a los movimientos sociales porque le parecía que la matanza de ciudadanos alteños era inconcebible, en enero del 2007 la clase media se puso al frente de los movimientos sociales porque el pedido de renuncia a Reyes Villa era injustificado y un atentado contra una decisión que, democráticamente, habíamos tomado todos.
¿Las clases medias retrógradas? ¿las clases medias racistas? ¿las clases medias mojigatas? No, las clases medias con sentido común.
Las cosas tienen que sobrepasar ciertos límites para que nosotros salgamos a las calles o iniciemos huelgas. Preferimos que no haya conflictos, tenemos muy poco tiempo y predisposición para ellos, y no estamos organizados.
En los últimos años he visto a la clase media como regulador del equilibrio político, no nos gustan los extremos de la herradura ideológica, luchamos contra las dictaduras militares y con seguridad que lo haríamos contra una dictadura campesina, indígena o proletaria, porque sus métodos son los mismos. La imposición y la restricción de libertades.
Por primera vez puedo decir que, por lo menos en Bolivia, la clase media no es estúpida como diría Mafalda, y me siento feliz de pertenecer a ella.
*Antes del jueves 11 de enero, el miércoles 10 de enero, el Comité Cívico de Cochabamba convocó a las 1500 horas a una gran concentración en defensa de la democracia. El evento se canceló, porque desde el medio día los movimientos afines al gobierno nos esperaban armados como ya he descrito. Entonces nos dimos cuenta de que ni siquiera pretendían dejarnos salir a las calles.