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jueves, 27 de diciembre de 2007

Para este 2008

Antes que nada: Que nos restauren el Tribunal Constitucional como única instancia de protección contra los posibles abusos del Estado y sus leyes. Pero que no lo hagan de manera tramposa (nombrando tribunos mediante decretazos, evitando que la oposición sesione, o presionándolos con cercos estúpidos) sino concertando con la oposición para elegir ciudadanos que solo respondan a la justicia y la constitucionalidad.

Que nuestras necias elites entiendan que "diálogo" no es una palabra vacía. Que aprendan que el primer requisito para iniciar un diálogo es que ambas partes admitan que pueden estar equivocadas y, por lo tanto, estar dispuestas a retroceder en muchas decisiones, mirando hacia la posibilidad de avanzar juntos. Decir no voy a retroceder ni un centímetro, pero si quieren charlamos no es predisposición real para pacificar la situación, es solamente una postura que busca resultados mediáticos. Es decir, es una impostura.

Que nuestro Vicepresidente mire bien el camino recorrido antes de volver a abrir la boca. No puede quejarse de que el estatuto autonómico no haya sido conversado o elaborado por "todos" cuando es precisamente ese "todos" el que no existió en la elaboración del texto constitucional del gobierno. No puede ser que después de haber sido asesor e impulsor de los movimientos sociales, hasta haberlos hecho llegar al gobierno, se queje porque hoy otros ciudadanos se organizan para protestar en las calles. Es absurdo oírle clamar por el respeto a la ley, cuando sus propios "compañeros" han transgredido amparos constitucionales (tema capitalidad), derechos constitucionales básicos (tomas de tierras, cerco al senado), las leyes de la constituyente (eliminación de los dos tercios, cambios de cede, convocatorias sorpresa) y un sinnúmero de otras acciones que casi han echado por tierra las viejas reglas de juego del Estado de Derecho, y han impuesto unas nuevas, basadas en ¿cuánta gente puedes movilizar? ¿cuánto puedes bloquear? y ¿qué tan violento puedes ser? Y que están siendo asumidas progresivamente por el resto del país, llevándonos al desorden y a la desesperanza.

El Presidente habla mucho de dignidad, pero les ha hecho creer, lloriqueos mediante, a ingenuos como Lula, que antes de estar en el poder solíamos escupir a los indios y que nuestros Presidentes eran rubios de ojos azules. ¡Por favor! Que cualquier extranjero bocafloja que desee hablar sobre Bolivia compre un libro de historia boliviana antes de parlotear. La democracia de nuestra nación, hasta el año 2005, se transformó en una de las más incluyentes del planeta, más que las de Brasil y Estados Unidos, puesto que en ninguno de estos dos países (muy respetables por supuesto) ha habido hasta hoy un presidente negro. Si se trata de inclusión por el maldito tema del color de piel, no me cansaré de decirlo, Juan Evo Morales Ayma es la prueba viviente de que en Bolivia no hemos sido excluyentes. Dejar de utilizar políticamente las diferencias de la pigmentación dérmica, sería un gran paso para iniciar la distensión y pacificación del país.

El Presidente tiene que entender que, en general, los que le hemos estado criticando gran parte del año, no lo hacemos por su cara, por su color, por su apellido (menos yo), por su forma de hablar, ni por nada de lo que él declara a la prensa. Hemos estado criticando políticas y actitudes que nos parecen erróneas. Por su tufillo autoritario y vengativo, por su poca predisposición a dialogar y a hacer política, por malgastar absurdamente la oportunidad de ser nuestro Presidente, el Presidente de "todos"

Que sus asesores sean menos cobardes, que le digan la verdad de lo que se ve en las calles, la hostilidad entre bolivianos, los precios altos en los mercados. Que le digan que la mayoría de los bolivianos, los que le apoyan y los que no, preferiríamos verle a él, a los ministros, al Vicepresidente, a los cívicos, a los Prefectos, a los líderes sindicales y políticos, sentados durante el tiempo que deseen (meses o más si hace falta) en una misma mesa, diseñando un país para todos. Verlos cumplir con sus obligaciones, y no dejárnoslas para que las resolvamos en las calles. Si necesitan tomarse unos tragos para romper el hielo, generar confianza y amistad, háganlo. Pero repito, la base para iniciar ese diálogo es estar dispuestos a retroceder cuanto sea necesario.

Y finalmente: Que haya cada vez más y más personas que manden a callar a Hugo Chávez. Que pierda todos los referendums y que le vaya muy mal en su locura megalómana de encabezar un pseudoimperialismo absurdo.

Composición gráfica: rodr160.blogspot.com

jueves, 20 de diciembre de 2007

Soluciones, no parloteo

Yo le propondría al Presidente dejar de parlotear sobre la soberanía del pueblo y su derecho a la libre determinación, y asumir, con un espíritu democrático, prácticas orientadas a conseguir lo que tanto discursea.

Si el Presidente fuera más lógico (léase menos irracional) asumiría sin complejos que Bolivia está dividida en dos. Dos visiones distintas de cómo combatir los males (principalmente económicos) y conseguir el bienestar de la gente. Y precautelando la supuestamente sagrada unidad del país, evitaría continuar con sus intentos de imponer al conjunto de la ciudadanía la solución indigenista al problema.

Si el Presidente y sus asesores se preocuparan tan solo un poco por mantener la unidad nacional y la convivencia pacífica, harían todo lo necesario y humanamente posible por articular, junto con los opositores (y no me refiero solo a UN y Podemos), una solución que englobe la mayor parte de demandas posibles (cívicas, regionales, indígenas, urbanas, rurales, etc…) Sí, precisamente lo que intentó hacer Carlos Mesa, pero todo el mundo se le echó encima por "equilibrista" y lo que necesitamos hoy es un buen equilibrista.

¿Cómo lograrlo? La solución está frente a ellos, pero no les da la gana de verla. Lo que tenemos que hacer es optar por el federalismo (no, no es nada terrorífico ni implica la división de Bolivia) Hay en el mundo muchos países con formas de Estado federal y no se han dividido ni nada por el estilo, lo que han conseguido es vivir pacíficamente respetando sus peculiaridades regionales y autogobernándose de acuerdo a las especificaciones de cada estado federado.

Tenemos que redactar una constitución muy general (estilo norteamericana) que englobe los principios más básicos de convivencia en sociedad, la forma de organización del poder central, y nada de normas específicas.

Declarar a todos los departamentos "departamentos federales" (si no nos gusta la frase "Estado federal") y permitir (dentro del principio de soberanía y autodeterminación de los pueblos) que cada uno diseñe sus propias normas para establecer tratamientos especiales en regímenes económicos departamentales, de tierras, descentralización a través de autonomías, etc…

Cada departamento, a través de sus normas propias, le imprimiría a su forma de organización y administración la tendencia que requiera o prefiera su población. En La Paz, por ejemplo, se articularía un departamento federal con políticas de tendencia indigenista, mientras que en Santa Cruz la tendencia sería de corte liberal. Los paceños que no se sientan conformes con el estilo de las políticas asumidas por sus gobernadores siempre tendrían la posibilidad de trasladarse a una ciudad cuya forma de administración satisfaga sus expectativas, y lo mismo con los habitantes de Santa Cruz.

Dentro de cada departamento federal tendríamos la posibilidad de conformar pequeñas autonomías (que pueden ser indígenas) que también tendrían la posibilidad de asumir tendencias específicas de administración. Es decir 1. En el ámbito nacional, una constitución garante de derechos básicos y organizadora del poder nacional. 2. Debajo de la constitución, las normas departamentales con regulaciones más específicas y acordes con la cultura y los requerimientos de la población y 3. En el ámbito subregional unas formas de administración especiales para los pueblos que no han asimilado las departamentales (pues no podemos obligarles a hacerlo)

Esta idea no contradice para nada el afán de proteger la "sacrosanta" unidad del país, y más bien está orientada a conseguir la coexistencia pacífica entre bolivianos.

Lo que nos puede llevar a una confrontación sangrienta y, consecuentemente, a la división de Bolivia, son los delirios oficialistas de centralizar el poder supremo del Estado en un solo grupo político, destruir las instituciones de la democracia, imponer una visión única a un país plural, y continuar con el parloteo inútil mientras las salidas se desvanecen frente a nuestras narices.

Bolivia se desmorona. Reclamos: Gobierno del MAS

Más tardan en importar y transportar el diesel a los centros de distribución, que éste en acabarse y reiniciar una constante escasez que ya se ha vuelto una cruz para transportistas y productores. La verdad es que esto empezó a suceder cuando el Estado se hizo cargo del negocio.

La inflación hace mucho que se ha vuelto inocultable e, igual que anteriores gobiernos, el MAS, en primera instancia, se empeñó en negarla, luego admitió que era causada por el excedente de masa monetaria (dinero) en el mercado, pero luego se dieron cuenta de lo políticamente negativo de asumir la responsabilidad e iniciaron una absurda campaña para culpar a los productores del oriente. La verdad es que cualquier estudiante de economía sabe que si no se implementan políticas para incrementar la masa monetaria y la producción (la demanda y la oferta) simultáneamente, el resultado es la inflación. Es responsabilidad del gobierno.

Hace poco, Luís Arce Gómez ha revelado que Juan Ramón Quintana, el ministro "revolucionario" graduado en la Escuela de las Américas, habría sido el autor del asesinato de Marcelo Quiroga Santa Cruz. ¿Paradójico no?

Pero los únicos fascistas no son el gobierno y sus Sectores Sociales, también los imbéciles de la UJC que golpean ciudadanos bolivianos cobardemente. El ministerio de gobierno, en lugar de castigar el hecho, lo va a utilizar para tratar de desvirtuar el movimiento ciudadano con cientos de huelguistas, verdaderamente pacífico y democrático, que está en marcha por la defensa de la justicia y la libertad. La verdad es que son más de la mitad de Bolivia, y no unos cuantos oligarcas como quieren hacernos creer.

En cuanto a la Asamblea Constituyente, odio decirlo, pero se los dijimos. Finalmente el monstruo, que debía haber muerto hace ya mucho tiempo, sobrevivió. ¡Pero cómo sobrevivió! En base a un sinfín de ilegalidades dignas de juicios de responsabilidades, a la generación de odios y enfrentamientos entre bolivianos, sobre la sangre de nuestros compatriotas Chuquisaqueños, diseñada a gusto y antojo de un gobierno que pretende quedarse en el poder indefinidamente, y aprobada de la forma más irrespetuosa e irresponsable. El texto que aprobaron sin lecturas, análisis ni consensos, le garantiza al MAS el ejercicio indiscriminado del poder sin "estorbos" opositores.

¿A quién debemos acudir para evitar todo este torrente de delitos, ilegitimidades y barbaridades? Al Tribunal Constitucional, pero (y esto también se lo advertimos) como fue muy eficientemente desactivado hace algunos meses, estamos legalmente indefensos ante las arbitrariedades de un gobierno insensato. Y como obviamente no van a ceder (algo que no entendió el ingenuo de Doria Medina) solamente quedan las medidas y movilizaciones que la constitución permite (desobediencia civil, bloqueos, huelgas, marchas, etc…)

El MAS intentó asestar golpes civiles a los prefectos de Cochabamba y Tarija, pero fueron tan ineptos e imprudentes que lo único que han logrado es perder a su prefecto de Chuquisaca, que hoy está en la clandestinidad, y que si no da señales claras de ponerse del lado de su región, seguro que tendrá que cambiar de residencia. La verdad es que la "media" luna ha crecido, se han sumado Chuquisaca y media Cochabamba, y todo gracias al gobierno y su incompetencia.

Los muertos, responsabilidad del gobierno, y que según Evo Morales nunca existirían, se aproximan a treinta. No hay diferencia con anteriores gobiernos, ni en la corrupción, ni en la violación de leyes, ni en la demagogia, ni en las promesas incumplidas, ni en los empleos no generados, en nada. Bolivia no cambia, y Evo solo cumple con sus amigos.

La soberanía boliviana no solo que está igual de mansillada que antes, sino que es violentada por ciudadanos que tratan a los bolivianos como a trapos de cocina. El Presidente debería habernos avisado que estar bajo las botas de alguien era imprescindible… de repente, las botas de los yankees nos hubieran parecido de mejor calidad y con mejor olor.

El Presidente ha pedido que descansemos por navidad. Presidente, la libertad implica responsabilidad, sabemos que usted no va a descansar… nosotros tampoco.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

¿Dónde está Dios?

En el artículo 110 del texto aprobado en el cuartel de la Glorieta dice: II. La información y las opiniones emitidas a través de los medios de comunicación social deben respetar los principios de veracidad y responsabilidad.

Si asumimos que Dios está sentado en la silla principal del palacio de gobierno, entonces no tenemos nada de qué preocuparnos ni nada por qué sospechar. Él, en su inmensa sabiduría y su infinito amor por la justicia, se encargará de decidir cuál es la verdad, esa verdad absoluta en base a la que todos los informadores y opinadores tendremos que actuar responsablemente.

Seguramente la verdad es lo que se dice en canal 7 y lo que se difunde a través de ABI. Y en ese caso, descubrir la mentira es muy fácil, todo lo que digan la oposición, los viles escribidores (como me han dicho por email) que piensan distinto o los periodistas que no dicen constantemente "Bolivia va bien" o "el gobierno lo hace bien" somos unos irresponsables mentirosos.

Pero como yo soy de los que creen que el único y verdadero Dios está en los cielos, me preocupo y sospecho, pues hay por ahí algún grupículo de personas que atribuyen las oposiciones y sus propias miserias y fracasos gubernamentales, a las diabólicas mentiras que se difunden a través de los medios, financiadas por el satánico imperio y por perversos movimientos como el partido popular de España y las transnacionales, entre otros.

Quiero recordarles a esos necios, y también a mis compatriotas, que en los últimos 25 años de democracia, gran parte de los actos de corrupción, los crímenes contra las personas, las ineptitudes y las incompetencias, los negociados y las muertes, las mentiras y las contradicciones de nuestros gobernantes, han sido reveladas y/o difundidas por los medios de comunicación. De no ser por los medios, nos habrían podido ocultar innumerables asquerosidades de la política durante años, y habrían perpetrado muchas más sin el temor a que fueran difundidas por ellos.

No hay que olvidar la cobertura completa que se le dio a todos los conflictos que vivimos desde la "guerra del agua" hasta hoy, a los casos de corrupción (BancoVínculos, ChitoChatarra, VisasChinas, Manuel Morales y los contratos petroleros irregulares, etc…) a las violaciones a nuestra soberanía (desde el operativo "Refugio Seguro" en Santa Ana del Yacuma hasta los aterrizajes misteriosos de Chávez y sus militares en Trinidad) y un sinfín de casos mas.

Hay que recordar que el gobierno de Sánchez de Lozada, en octubre del 2003, hizo desaparecer una edición del semanario Pulso, en cuya primera plana se destacaba la necesidad de que el Presidente renuncie. Se puede hablar de que la energía con la que algunos medios critican es mayor o menor dependiendo de cada uno, la relevancia que le dan a ciertas noticias siempre dependerá de su política editorial. Pero de ninguna manera se los puede acusar de mentir.

Creo que igual que a Sánchez de Lozada en algún momento le molestó la existencia de los medios, hoy al la gente del gobierno también le molesta. Y en este artículo del vergonzoso texto constitucional que nos proponen, veo que se pone en peligro la posibilidad de que los bolivianos continuemos contando con unos medios que, aunque lejos de ser perfectos, si no nos han salvado de ser sorprendidos en situaciones muy incomodas e inconvenientes, por lo menos nos lo han hecho saber en el menor tiempo posible (el tiempo que les tomó enterarse de ello)

Por supuesto que siempre existe la posibilidad de que alguien utilice algún medio irresponsablemente, pero para eso existe la ley de imprenta y, en última instancia, las leyes ordinarias.

Insisto, Dios no está en el palacio de gobierno, por lo tanto no existe nadie con la autoridad y sabiduría suficientes para decidir cuál va a ser la verdad absoluta para todos los bolivianos. Es mejor que cada ciudadano, con su capacidad de discernimiento, elija a qué medios creer y a cuáles no. Y debemos reconocer su labor, que ha sido fundamental para la consolidación de una democracia más transparente.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Gracias hermanos venezolanos!!!

Venezuela le dijo NO a una constitución que la habría dejado con muy pocas libertades.
Venezuela le dijo NO a la posibilidad de que cualquiera, sea Chávez u otro, cuente con el andamiaje legal para perpetuarse en el poder.
Venezuela le dijo NO a la política y al discurso que generan violencia entre hermanos.
Venezuela le dijo NO a un gobierno que hace lo diametralmente opuesto al pensamiento de Bolívar.

Gracias Venezuela!!!

jueves, 29 de noviembre de 2007

Es urgente votar por el NO

Hugo Chávez ya ha moldeado el régimen de gobierno venezolano a su antojo y lo ha convertido en una pseudodemocracia o pseudodictadura, como se lo quiera ver. Instituciones como la Asamblea Nacional (órgano legislativo), la corte electoral o el Tribunal Constitucional, existen solo de manera decorativa para mostrar una estructura institucional democrática hacia el exterior. Pero en los hechos, el poder del Presidente venezolano es absoluto, lo ejerce a través de otros pero está, finalmente, concentrado en él.

Las reformas que pretende sean aprobadas por los venezolanos no buscan otra cosa que profundizar y consolidar su régimen absolutista ¿Por qué otra razón alguien habría de querer incorporar la figura de la reelección indefinida en su Constitución, si no es pensando en reelegirse indefinidamente uno mismo? Pero los peligros son muchos más, y todos apuntan a dejar sin libertades a Venezuela.

Hay temor entre los venezolanos a ser incluidos, el día de la votación, en la lista negra que posee el régimen chavista. Una lista que se conoció después de su referéndum revocatorio, en la que están todos los venezolanos que firmaron solicitando la consulta, que es ampliada constantemente con nuevos nombres de opositores, que es usada para evitar que trabajen en cualquier instancia controlada por el Estado, y para suprimirles todos los beneficios posibles. Es decir, hacerles la vida imposible.

La libertad, sin embargo, implica responsabilidad. El régimen que hoy se vive en Venezuela, más que una esclavitud, aun parece una democracia trucada, pero tengan la seguridad de que mientras más concesiones le den a Chávez, más eso se irá pareciendo a lo que verdaderamente es, esclavitud.

Dicho sea de paso, el glorioso Libertador Simón Bolívar se revuelca en su tumba cada vez que a eso le llaman “bolivariano” Nuestro amado Libertador un día dijo huid del país en el que uno solo ejerce todos los poderes, es un país de esclavos. Y la libertad que nos otorgó Bolívar no nos la puede quitar nadie. No sacrifiquemos nuestra libertad y la de nuestros hijos por un poco de seguridad.

En época de dictaduras, un compositor boliviano vivió exiliado en Caracas, su nombre era Nilo Soruco. Allí escribió una cueca que bautizó con el nombre de “caraqueña”

Que lejos estoy, que lejos estoy de mi ansiedad
Mi río mi sol mi cielo llorando están
Mi río mi sol mi cielo llorando están

Pero he de volver, no llores mi amor, no llores mi amor
Nadie le pondrá murallas a nuestra verdad
Nadie le pondrá murallas a nuestra verdad

Nunca un mal duró cien años ni hubo pueblo que resista
Ya la pagarán no llores prenda pronto volveré
Ya la pagarán no llores prenda pronto volveré

Con mucho amor y solidaridad para mis hermanos venezolanos. Para que pronto yo pueda visitar su hermoso país, ya sin tiranos, libre de toda intolerancia.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Y ahora ¿qué?…

Después de demostrarnos que la única diferencia entre Sánchez de Lozada y ustedes es el color de piel del Presidente, luego de confirmarnos que son igualmente capaces de cometer actos de corrupción, violar la ley y matar a los bolivianos ¿qué es lo que esperan que suceda con el país?

La burla de texto que han aprobado en Sucre, entre muertos y fusiles, solamente refleja el afán de imponer una visión autoritaria de país, una visión que no representa a la mitad de los bolivianos, y que han hecho creer a la otra mitad que sí les representa, pero que lo único que encarna es su deseo de perpetuarse en el poder y de revivir los proyectos desvelados de la vieja izquierda fracasada y decadente.

¿Se supone que creen que la mitad de Bolivia, la lúcida, la consciente de los crímenes que están cometiendo y que pretenden cometer, se va a resignar a la imposición de su proyectucho de régimen totalitario? Porque la cantaleta que repiten Presidente, Vicepresidente y ministros, respecto de que los que nos oponemos al desbarajuste que han y están armando, somos un pequeño grupículo de oligarcas, no es más que una soberana estupidez. La mitad del país es la que está siendo excluida y tratada como trapo de cocina. Es la mitad del país la que está siendo humillada con su torpeza. Si fuéramos unos cuantos oligarcas sería sencillo, pero no es así. Esa mitad del país no se va a resignar a que le impongan ese textillo constitucional.

Si lo que han intentado, desde el primer día de gobierno, con el primer discurso del Presidente, ha sido demostrar que somos inviables como una república unitaria, lo están consiguiendo. Si lo que buscaban era acercarnos lo más posible a una confrontación violenta generalizada, para poder embriagarse con la imagen de la revolución armada que desbarata el viejo sistema e impone uno nuevo, basado en el ideal de la nueva sociedad, del nuevo hombre socialista, lo están logrando.

¿Quién va a acudir a las leyes o a las instituciones para protegerse de la insensatez gubernamental, cuando a ustedes les interesa un comino la ley? Y no nos digan que hicieron todo lo posible por solucionar las cosas pacíficamente, si así fuera, antes de disparar contra los Chuquisaqueños, habrían preferido solucionar todos los temas conflictivos a través de una consulta popular. El tema de la capitalidad y del IDH por ejemplo, si fueran verdaderos demócratas, los hubieran puesto a consideración del pueblo boliviano.

El Presidente dice no tenerle miedo al pueblo. En realidad Morales le tiene terror al pueblo, de otra forma acudiría a él más seguido para tomar decisiones trascendentales, antes que mandar a matar compatriotas. Si el presidente creyera en la democracia y en el pueblo, no consultaría solo a los grupitos que tiene a su alrededor, le preguntaría a la nación toda, antes usar la represión.

Pero muy bien, felicidades, no lo hicieron, ya violaron las leyes que fueron necesarias, ya se mancharon las manos de sangre ¿qué esperan ahora? ¿Qué la mitad del país baje la cabeza y olvide lo sucedido, o que corra mucha más sangre? Porque esas son la únicas dos opciones que le están dejando a la gente, resignarse, someterse, dejarse imponer y subyugar, o luchar contra la imposición y la esclavitud. Dejarse arrinconar en la pared, o tomar la espada para luchar.

Para evitar los abusos del Estado, los regímenes democráticos suelen tener normas e instituciones que los protegen pero ¿qué hacer ante un gobierno que no las respeta? ¿Dónde podemos presentar un amparo constitucional?

He sentido y siento depresión y tristeza por lo ocurrido el sábado 24 de noviembre pues, al no ser partidario de la violencia, no encuentro una salida al embrollo en que nos han metido.

Pero que quede bien claro, los muertos, sin importar quién disparó las armas, si se ordenó o no, son responsabilidad del Presidente Evo Morales. Sino, con el argumento de yo no ordené nada ni disparé a nadie ¿por qué tendría que estar García Meza en la cárcel? La tripulación del barco es responsable del rumbo que éste tome, y el capitán del mismo se responsabiliza por lo que haga la tripulación. Los muertos son suyos Presidente.

Información de lo ocurrido en Sucre:

La soberanía antidroga que nunca tuvimos

Una de las cosas en las que los gobernantes de hoy tienen razón, es en que siempre ha habido alguien ejerciendo injerencias excesivas sobre Bolivia.

Jocosa ironía, los que ayer fueron permisivos con lo que se analiza en “Entre la Droga y la Democracia”, critican a los que hoy son igual de permisivos con Venezuela y Cuba. Y los de hoy, justifican las violaciones a nuestra soberanía con los mismos argumentos que usaban los de antes, y se defienden de las críticas diciendo antes EEUU hacía lo que quería en Bolivia... ¡pero si el que otros hayan sido tontos no justifica que yo también lo sea! en fin.

En su obra, Eduardo Gamarra nos muestra la evolución de las relaciones bilaterales entre Bolivia y los Estados Unidos de América, a partir del gobierno surgido de la revolución de 1952.

En una etapa inicia, el mayor interés de la primera potencia del mundo, era evitar la proliferación del comunismo en la región. Posteriormente, cuando se sintieron libres de la “amenaza roja” (especialmente después de la caída del muro), cambiarían de enfoque y le darían prioridad al tema de la lucha antidroga.

El libro nos muestra la poca participación de los bolivianos en el diseño de las políticas y planes antidroga, los pobres resultados de su aplicación, y las implicaciones políticas de la ejecución de dichas estrategias.

Este es un libro fundamental, no solo para quien quiera enterarse de lo que sucedió en el ámbito de la historia, sino para los políticos que pretendan diseñar, soberanamente, nuestras propias estrategias de lucha contra las drogas, sin cometer los errores de administraciones anteriores.

El análisis esta enmarcado en el período entre 1952 y 1994, y elaborado con documentación y entrevistas obtenidas de los protagonistas de los hechos en Bolivia y en Estados Unidos.

Autor del libro: Eduardo A. Gamarra

viernes, 23 de noviembre de 2007

Barbarie aymara

Alrededor de la media noche del jueves vi las imágenes… Unos ponchos rojos, esos que también son bolivianos, pero que últimamente se creen los únicos bolivianos, esos que supuestamente son mis hermanos, pero que últimamente están enemistados con quienes como yo, pensamos diferente, degollando a unos pobres animales.

Este tema tiene varias aristas que tocar. Nunca fui activista de los movimientos de defensa de los animales, siempre me conformé con respetarlos y respetar sus espacios. Es decir, hacer mi parte dejándolos vivir en paz, que tienen el mismo derecho que nosotros. Ayer pensé ¿qué culpa tienen esos perros? Definitivamente, fue injusto.

Los ponchos rojos nos amenazaron e intimidaron con su manifestación, bárbara y salvaje. Me recordaron a los videos que circularon por Internet de unos extremistas islámicos degollando a personas frente a las cámaras. ¿Qué sentido tiene? ¿De verdad creen que las autoridades a las que han amenazado no representan a nadie? Les llamaron “traidores” y dijeron que eso pasaría con los traidores como Rubén Costas, Manfred Reyes, Mario Cossio y otros líderes de oposición. ¿Acaso no saben que si les hacen algo, siempre existiremos otros ciudadanos dispuestos a reemplazarlos y a continuar resistiendo?

Estamos cada vez más lejos de la paz y la seguridad, y lo que más me apena de todo esto, es que haya sido Evo Morales, el primer fruto de la evolución positiva de la democracia boliviana, quien ha generado las condiciones apropiadas para que esto suceda, quien nos ha traído hasta aquí.

Los análisis politológicos o sociológicos vendrán después… las posibilidades de balcanización, de ugandización o de bosnianización, se verán después. Primero viene la impresión, mala, confusa, desoladora, entristecedora, decepcionante.

jueves, 22 de noviembre de 2007

La furia de Álvaro y la muerte acechando

Noto algunas señales de furia y frustración en las últimas apariciones del compañero Álvaro, pareciera que pensó que hacer lo que le plazca en democracia sería tan fácil como asaltar una remesa. ¡Grueso error! Por eso la democracia es tan apreciada y tan popular en el globo, mientras más consolidada se encuentra, menos puertas disponibles tienen los que buscan salidas desastrosas, pero incluso en una democracia pichona como la nuestra, hay muchas puertas que, aunque disponibles, son muy difíciles de abrir.

En los siguientes días mueren la Asamblea Constituyente y/o las Autonomías. La primera hace rato que está más allá que acá, y son meros artilugios los que le han brindado algunos días extras de descuento. Las segundas se ven amenazadas por el puñal de una renta política que, de aprobarse en los términos que pretende el gobierno, aniquilará la posibilidad de su existencia real.

La Asamblea Constituyente le serviría al gobierno para, entre otras cosas, consolidar la posibilidad de estructurar un Estado con mucho mayor poder del necesario, ergo una sociedad con mucha menos libertad de la requerida, y un retoño de presidencia vitalicia (vía reelección indefinida) que le serviría al señor Morales para poder continuar con su política de transgredir las leyes a diestra y siniestra, sin el temor de que en algún futuro, los bolivianos le podamos pedir cuentas a través de un juicio de responsabilidades. Sería el crimen perfecto, no porque los delitos no hayan sido descubiertos, sino porque, en una patética recreación de regímenes como el cubano, podría cometerlos y morir en el poder antes de recibir los castigos merecidos. El derecho se extingue cuando el criminal pasa a mejor vida.

Creo que esta es la primera fuente de furia y frustración del vicepresidente. Ya no se si porque ingenuamente creen que son el mejor gobierno de la historia de Bolivia, o porque les ha fascinado la dulzura del poder, pero el objetivo final de la AC es restringir en la mayor medida posible, que otros se hagan con el gobierno en futuras ocasiones. ¿Podrán conseguirlo? Eso prontito lo vamos a saber, clarito va a ser si se muere el monstruo o terminan por imponérnoslo.

La AC fue herida de muerte porque los hombres y mujeres del oficialismo nunca tuvieron un verdadero proyecto de país, uno que englobe e incluya a todos los bolivianos. Pero el problema no ha sido que carezcan de la capacidad para articular uno, finalmente podrían haberse puesto de acuerdo con la oposición y diseñarlo juntos, el problema ha sido que nunca tuvieron la intención ni la necesidad de contar con uno, el afán siempre ha pasado por utilizar el cónclave para mantener el poder el mayor tiempo posible, la lógica persistente ha sido encontrar la forma de que los salvadores de Bolivia no sean removidos del gobierno por muchos años.

Las autonomías, por otro lado, siempre han sido la antítesis de lo que se ha buscado en la AC. Es absurdo pensar que un grupículo de oligarcas que tienen como norte la centralización del poder político y económico, van a promover un sistema de descentralización. Podrá ser más eficiente en el campo de la administración de los recursos económicos del Estado en base a las necesidades y a la realidad de cada departamento. Podrá ser más legítimo desde el punto de vista político y democrático, puesto que los ciudadanos de cada departamento eligen a quien mejor refleja, con las ideas y con las acciones, su ideal de bienestar y progreso. Pero es, definitivamente, sinónimo de compartir el mango de la sartén, y eso es lógicamente inadmisible para el gobierno más centralista de nuestro último medio siglo de democracia.

La posibilidad de existencia real de autonomías departamentales pasa, inevitablemente, porque las mismas cuenten con los recursos necesarios e indispensables para poner en marcha proyectos de desarrollo en cada región, y con ellos, generación de empleo y bienestar. Hay que admitir que la propuesta del bono dignidad ha sido una estrategia digna de un buen partido de ajedrez, sin embargo es necesario puntualizar que quien dice que el recorte al IDH es indispensable para pagar una renta a los ancianos, está mintiendo. El IDH es un impuesto del 32% a los hidrocarburos, pero aun están las regalías que se cobran por un 18% y que perfectamente alcanzan para pagar el bono propuesto. ¿Y para refundar YPFB? Para eso están nuestros "aliados", las "potencias petroleras y tecnológicas" Venezuela e irán. Estos argumentos, absolutamente racionales, son la segunda causa de la furia del compañero Álvaro.

Composición gráfica: rodr160.blogspot.com

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Eggs

¿Hasta dónde debe llegar el estómago diplomático en las cumbres internacionales? Como siempre, creo que en política (y la diplomacia es otra forma de política) es necesario tragar sapos, pero de ninguna manera rococos.

Los rococos, para los que no los conocen, son unos sapos extremadamente grandes que se podrían encontrar en el lago Titicaca, y uno de estos animalejos fue el que no estuvo dispuesto a tragarse el Rey Juan Carlos en Chile.

Finalmente tenía que aparecer alguien con los cojones bien puestos que le hiciera notar a Chávez, y a otros bocones que han aparecido por la región, que seguir las reglas y lineamientos de la diplomacia es una cosa, y ser estúpido es otra.

Los discursillos del dictador de Venezuela son mucho más que desmesurados, están llegando a extremos inaceptables dentro de los marcos de respeto que exigen las relaciones internacionales. Solamente los gobiernos como el nuestro, que se regodean con ser los alarifes de un proyecto de autoritarismo continental, aceptan que un autócrata ex golpista se inmiscuya en sus asuntos internos e insulte a sus ciudadanos.

En Bolivia los opositores hemos sido amenazados por el bufonezco personaje que, creyendo que todos somos de su condición, nos ha dicho que urdimos el derrocamiento de Morales y que nos las vamos a tener que ver con él y con las miles de kalashnikov que ha adquirido en los últimos tiempos.

Nosotros, ingenuos, esperábamos una respuesta contundente de nuestro gobierno, defendiendo a sus ciudadanos, por muy oligarcas o no que fueren, pero ciudadanos bolivianos al fin. Serán oligarquías, pero son nuestras oligarquías. Sin embargo la respuesta fue un agradecimiento al patrón gracias patrón por defendernos y ayudarnos.

De todos modos no le tememos a él ni a sus kalashnikov, los bolivianos hemos lidiado con tiranos y dictadores en demasiadas ocasiones, los conocemos y sabemos cómo deshacernos de ellos.

La monarquía española, por otro lado, la tiene bien clara, Rodríguez Zapatero se llevará muy bien contigo, pero por respeto a su investidura te callas y le dejas hablar. Aznar podrá ser lo que él quiera, pero primero, y por sobre todas las cosas, es un ciudadano español y no voy a permitir que ningún dictador bananero descalifique a uno de mis españolitos en mis narices, así que te callas.

A mi me gustaría que Chávez hable, pero no de las oligarquías bolivianas, de Estados Unidos o de José María Aznar. Me gustaría que hable de la inflación del 18% de Venezuela, de la pobreza que se ha incrementado, del desempleo que sigue cuesta arriba, de sus poderes absolutos en los remedos de instituciones democráticas que tiene en su país, de las bases de datos de venezolanos opositores que utiliza para perjudicarlos, de la cada vez más inexistente libertad de expresión, de los medicamentos gratuitos que no existen, de la buena vida que se dan él y sus acólitos mientras (y a pesar del inmenso ingreso de Venezuela por hidrocarburos) su pueblo sigue igual de pobre y menos libre.

Vivimos en pleno siglo XXI, ya no podemos quedarnos callados ante las imposturas y la demagogia, ya no podemos aceptar charlatanerías baratas. ¡Por Dios! Hemos avanzado miles de años de historia, no es la primera vez que un desequilibrado propone hacernos esclavos para ser felices, ni es la primera vez que escuchamos discursitos patrioteros para endulzarnos los oídos. Lamentablemente, tampoco sería la primera vez que volvemos a caer en la trampa de la tiranía.

Eggs, para los que no lo saben, es una palabra inglesa que significa huevos, unos elementos que últimamente escasean por estos rumbos, pero que por lo visto a la corona española no le faltan, ni en cantidad, ni en calidad, ni en tamaño, y los tiene en el lugar pertinente. Los líderes bolivianos tendrán que financiar una campaña intensiva de importación de tan preciados objetos, para decir lo que tienen que decir y hacer lo que deben hacer en el momento propicio. De otra forma estaremos tan perdidos como los hermanos venezolanos.

Respecto de la actuación del Rey Juan Carlos ¿qué puedo decir? ¡Outstanding my lord! ¡Felicidades su majestad!

lunes, 12 de noviembre de 2007

Reglas

Cuando hablamos de Estado de derecho o de Institucionalidad nos referimos a las reglas de convivencia que organizan y regulan el funcionamiento de la sociedad boliviana.

Por eso la gente no se equivoca cuando incluye dentro de la institucionalidad a organizaciones político partidarias, órganos del Estado y normas todas (que incluyen procedimientos) principalmente.

Cuando se habla del respeto a dicha institucionalidad no solamente se hace referencia al ciudadano común (que posee un poder político y económico pequeño), sino también a los ciudadanos que, circunstancialmente, ostentan algún tipo de poder adicional, político y/o económico, capaz de determinar el destino de muchos bolivianos.

A primera vista, pareciera que solamente en los segundos pesa la responsabilidad de llevar adelante, a través del respeto y buen funcionamiento institucional, al Estado boliviano. Y se podría pensar que los primeros, al ser su influencia marginal, pueden darse la libertad de transgredir las pequeñas reglas de juego que enmarcan sus acciones (leyes de tránsito, impositivas, obligaciones ciudadanas, etc…)

Sin embargo, y antes de abordar la importancia del cumplimiento de las leyes por parte de los ciudadanos gobernantes, quiero insistir en la evidencia del error de dicha visión. Una sociedad sin cultura de respeto al Estado de derecho, no puede reclamar por sus malos gobernantes, puesto que son elementos de la misma sociedad los que forman agrupaciones políticas y posteriormente, accediendo a instancias de poder gubernativo, ponen en buen o mal funcionamiento la maquinaria estatal.

Pero es evidente que quienes peores males pueden causar a los Estados son los ciudadanos a quienes, habiendo jurado cumplir y hacer cumplir las leyes, se les otorgan poderes adicionales para que en representación nuestra, administren y pongan en marcha las instituciones republicanas.

Por eso no debería ser de “oligarcas” reclamar porque nuestro presidente respete las decisiones tomadas por los bolivianos en el referéndum del gas, y si quiere cambiarlas, pedir que lo haga a través de un nuevo referéndum. Tampoco que los actos gubernamentales sean respaldados por leyes de la república y no por vulgares decretazos.

Tampoco tendría que ser de “contrarrevolucionarios” (como diría el compañero Álvaro) indignarse porque un senador del partido oficialista, junto con toda su parentela, construyen su mansión dentro del Parque Tunari.

Por otro lado, no debería ser de “cholos masistas” pedir que se admita que en el oriente boliviano, así como hay tierras muy bien trabajadas, también hay tierras de engorde y hasta mal habidas, y que por lo tanto (a través del cumplimiento de la ley y no de tomas ilegales) estas deberían ser revertidas al Estado.

Tampoco debería ser de “indios de mierda” indignarse por la violencia fascistoide de la Unión Juvenil Cruceñista. Ni de “pro-imperialistas” reclamar al Estado (tan quejón contra las oposiciones) que utilice las leyes y los procedimientos pertinentes para castigar a los culpables de una u otra acción violenta.

No somos, ni “macacos masistas” ni “blancoides derechistas” los que queremos que en las investigaciones y juicios por febrero y octubre de 2003, y enero de 2007, se incluya a todos, moros y cristianos, porque la responsabilidad no es algo que solamente se le tenga que exigir al gobierno. Ser gobernante no implica que se pueda usar la fuerza indiscriminadamente. Pero ser parte de los movimientos sociales tampoco implica tener la libertad de transgredir las leyes, hacerse firmar un amnisticio, y desembarazarse de los posibles excesos que uno haya cometido.

Le hemos hecho creer a la gente que nuestras normas, nuestras instituciones, todo el andamiaje gubernativo, es deficiente, y que era necesario “refundar” el país para solucionar nuestros problemas, sin primero haber intentado utilizar de manera rigurosa y cabal dicha institucionalidad. No se lo hizo antes y no se lo está haciendo ahora.

Nuevamente la analogía del la esposa infiel sobre el sofá, cuyo marido descubre in-fraganti y, como solución, decide vender el sofá. Nosotros pensamos que, cambiando el viejo sofá por un sofá plurinacional, la mujer se va a convertir en una santa ¡Que ingenuos! la mujer continuará violando las leyes, revolcándose en la corrupción, y abandonando su casa al desorden, porque el problema es ella que no respeta las reglas del matrimonio.

miércoles, 31 de octubre de 2007

¡Incompetente, ladrón…

…y con tendencia a delinquir! Esa es la imagen que muchos bolivianos en el exterior deben tener del Estado.

Incompetente porque no fue capaz de brindares las oportunidades de lograr lo que han tenido que ir a buscar a otras naciones, un medio de subsistencia, una forma de mejorar sus vidas y la de sus familias. Pero este es un problema que no se le puede atribuir solamente al gobierno de Morales. Uno de los grandes fracasos del Estado boliviano (de los que lo condujeron y lo conducen en todo caso) es la no garantía de condiciones para que los bolivianos generen riqueza, y con ella, bienestar.

Los éxitos políticos de nuestra democracia se ven opacados por la falta de conciencia de ciudadanía, democracia y Estado de derecho de los bolivianos (incluidos los políticos), y el éxito económico se limita a la solitaria aunque importante estabilización económica. Y no se trata, como ingenuamente cree el gobierno, de repartir dinero a diestra y siniestra, eso solamente logra lo que tenemos hoy, una inflación leve pero casi sostenida, en la que no sirve de nada tener más dinero porque, al subir los precios, es como tener lo mismo o menos que antes.

Un Estado incompetente y ladrón porque encima de que tiene ciudadanos que se rompen el lomo trabajando en otras naciones, tiene la sinvergüenzura de robares el 1% de su dinero.

Veámoslo detenidamente: Personas que, a causa de la ineptitud del Estado, tienen que abandonar su tierra en busca de un trabajo que aquí no se les ofrece. Bolivianos que, al vivir en países extranjeros son, en muchos casos, tratados como ciudadanos de segunda y sometidos a humillaciones y discriminación (el caso reciente de una ecuatoriana es ilustrativo). Y el Estado (ir)responsable de su situación, con la mayor soltura del mundo y sin la más mínima contemplación, decide robarles un porcentaje del fruto de su trabajo. Justamente a esa parte de Bolivia que no marcha ni hace huelgas para recibir plata del Estado. Precisamente a los únicos que, bien o mal pagados, bien o mal tratados y con o sin seguridad, trabajan tragándose todas las posibles adversidades que pudieran sufrir y, a través de sus familiares, inyectan a la economía divisas que no proceden de las arcas del Estado ni de los recursos naturales.

Y ¿cuál ha sido su pecado? ¿Qué han hecho para que se los castigue de esa forma? Nada, lo que sucede es que, como están lejos, no representan posibilidades de conflicto para el gobierno ¿qué van a hacer? ¿organizar huelgas o marchas?

Mientras tanto, hoy más que nunca se premia los comportamientos rentistas del corporativismo. Si eres bueno movilizándote, si las medidas de presión son "contundentes" seguro que consigues una parte de la torta ¿a qué te vas a meter a trabajar como hacen los "tontos" si con acciones de hecho seguro que consigues algo?

Y no hablo solamente de dinero (que ya se está repartiendo muy bien en bonos, cheques y otras yerbas) sino de subsidios, servicios públicos, pegas y katos de coca entre otros, todos libres de impuestos por cortesía del neopopulismo en boga.

El "nuevo Estado revolucionario" amenaza constantemente continuar cometiendo delitos si las cosas no le salen bien.

La Asamblea Constituyente ya cometió su primer delito al eliminar los dos tercios para la aprobación de la nueva constitución (en detalle y en grande), volvió a delinquir cuando anuló de los informes por comisión el tema de la capitalidad plena y trata de hacerlo de nuevo trasladando las sesiones de la AC a otro departamento.

El 25 de diciembre de 2006, Evo Morales declara alegremente que va a descartar el mandato del referéndum del gas en que los bolivianos le dijimos mayoritariamente sí a la política de "gas por mar"

Hoy, le gobierno pretende desconocer el voto ciudadano del mismo referéndum, que instruye que el dinero del IDH se invierta en salud, educación y caminos, para utilizarlo en un bono que promueve el rentismo.

A Manfred intentaron hacerle un golpe civil, con vituallas de defensa civil y todo, porque dijque "no estaba respetando el voto popular del referéndum por las autonomías" pero el Prefecto de Cochabamba nunca propuso descartar alegremente el voto ciudadano, la virtud de Reyes Villa fue proponer que los mismos ciudadanos, a través de una nueva consulta, reconsideren su decisión. El gobierno debería imitar a Manfred y utilizar más los referendums.

Para colmo nos amenazan con seguir violando la ley a través de la aprobación de dicho bono mediante otro decretazo ya típico del Presidente. Le recuerdo, señor presidente, que solo en las dictaduras se gobernaba a través de decretos, porque no había congreso claro está, pero usted sí tiene un congreso y está frente a su palacio.

jueves, 25 de octubre de 2007

Desconociendo logros y corrigiendo errores con otros

Respecto del artículo publicado el sábado 20 de octubre en este mismo periódico por Dn. Nelson Becerra Marquez: se me puede llamar ignorante en muchísimos campos, en física nuclear por ejemplo, pero en realidad e historia de Bolivia definitivamente no.

Decirme acomplejado y resentido, que no respeto mi apellido y mi origen, es una afirmación sin pies ni cabeza. Soy un ciudadano boliviano con sangre india, lo que me hace ser un cholo, cosa que nunca he ocultado ni me ha molestado. Soy un cholo con un apellido más autóctono que el del Presidente pero, apellido o no apellido, lo que les incomoda a muchos es que soy un cholo liberal, y eso tampoco me ha molestado ni lo he ocultado. Esa es la razón por la que mis opiniones y análisis no son neutrales, están absolutamente parcializadas con las libertades ciudadanas, la democracia liberal, la tolerancia, el estado de derecho, la división de poderes y otros.

Precisamente una de las virtudes de las sociedades liberales es que las personas podemos tener la opinión que nos parezca de los gobernantes de las hermanas repúblicas como Venezuela. Respeto al pueblo venezolano, pero su presidente es, definitivamente, un dictador cubierto por un manto democrático. Porque no otra cosa es un Presidente con poderes absolutos en el congreso (asamblea nacional), en el tribunal constitucional, en la corte electoral y en fin, en todas las instituciones que ha mantenido vigentes para que los miopes crean que en Venezuela sigue existiendo democracia.

El respeto, en los países libres, todas las personas incluidos el Presidente y el Vicepresidente, se lo tienen que ganar. Y deben empezar respetando las investiduras que nosotros les hemos conferido. Cuando un Presidente se porta como un bravucón, como un llok’alla majadero, cuando jamás se entera que hace casi dos años ha dejado de ser líder sindical y que representa a mucho más que a las seis federaciones del trópico de Cochabamba, está irrespetando su investidura, y con ella a muchos bolivianos. Y nuestra obligación es decirlo y criticarlo, no continuar embelezados con el mito endiosado del indio Presidente.

Erradicación de coca ha habido, nunca dije que no la hubiera, pero el último informe de la ONU da cuenta de que, a pesar de la erradicación, los cultivos de coca más que duplican las 12.000 hectáreas establecidas por ley (hay entre 26.500 y 27.700). La NASA (que no es la DEA) podrá haber verificado con sus satélites que se han cumplido metas de erradicación, pero con los mismos satélites nos ha dicho: señores tienen el doble de la coca establecida por ley. Y eso, inevitablemente, significa más cocaína.

Por supuesto que en la revolución de abril y durante el establecimiento del Estado del 52 se cometieron muchas barbaridades. Los golpes y las revoluciones no se hacen con flores sino con balas, por eso es que soy liberal y no marxista o nacionalista. Pero sería muy corto de vista negar que, gracias a la revolución, al MNR y a Victor Paz, las mujeres y los cholos pudimos votar, el campesino fue propietario de su tierra y se reformó la educación. Posteriormente, el mismo Victor Paz, logró detener la hiperinflación más alta de la historia de Latino América y la séptima del siglo veinte (aproximadamente 25.000% acumulado).

Estos gobernantes despreciados, con luces y sombras igual que cualquier ser humano, no deben de haberlo hecho tan mal, puesto que le entregaron a Evo Morales un país con muchas tareas pendientes, pero con economía estable y sin discriminación política (Evo Morales es la prueba viviente de ello)

¿Que si creo que lo hicieron muy bien? Claro que no, creo que las cosas no se hicieron lo suficientemente bien, pero no estoy de acuerdo con lo que se está haciendo hoy, corregir un error con otro.

No podemos ser soberanos solo para los EEUU, y no para Venezuela. Las leyes las cumplimos todos (incluso el Presidente dejando de gobernar por decretos, y los asambleístas obedeciendo los mandatos del órgano judicial) o no las cumple nadie. Los bloqueos se reprimen siempre (no solo cuando los protagonizan cruceños u opositores) o se permiten siempre.

Si un pueblo quiere libertad, el único sistema político que se la va a garantizar es a democracia liberal, sino pregúntenles a los alemanes y a los rusos. Si quieren riqueza, solamente el capitalismo la genera, sino pregúntenles a los chinos, a los coreanos del sur o a los finlandeses.

Y no lo digo yo, lo dicen más de 2000 años de historia de la humanidad, avanzando y retrocediendo, pasando por monarquías, democracias y tiranías de izquierda. Ya hemos visto a muchos locos que, so pretexto del “bien común” las “razas superiores” o la “igualdad” han logrado conseguir más poder del necesario y les han arrebatado a sus pueblos la libertad, empobreciéndolos y hundiéndolos más en el desastre.

Y ya basta de usar la muletilla del tema racial para defender al gobierno. Ser indio, originario, autóctono o lo que fuere no significa nada, ni bueno ni malo. Lo importante son las ideas, la manera de actuar, los hechos. Evo Morales podría ser un vikingo, rubio y de ojos claros, pero si su ideas son malas se tienen que criticar.

Y por cierto, mi nombre se escribe con “z”

¡Y que sea de rodillas!

¿Será por la bravuconería resultante cuando se está en grupo, por haber perdido en Nobel contra un norteamericano, o por mantener su imagen de llok’alla majadero de Sudamérica?

¡Claro! Rodeado de una multitudinaria concentración de aduladores, aquellos que se creen eso de que es “la luz de Sudamérica” (¿o es del mundo?), el salvador, el libertador de los pueblos oprimidos y excluidos… ¿Cómo no iba a gritar causachun coca, wañuchun yankees? ¡Más fuerte, para que lo escuche el embajador Goldberg!

Con ese airecito patriotero, el Presidente pretende que olvidemos que las plantaciones de coca duplican lo establecido por la ley, y que lejos de hacer algo para evitarlo, su gobierno está alentando la proliferación de dichos cultivos y, consecuentemente, el incremento de la producción de cocaína.

Pero en Chimoré, rodeado de coca y líderes indígenas mundiales, el anfitrión bravucón tenía que mostrarles a sus admiradores quien “lleva los pantalones” en la casa, y no solo que no es el embajador, sino que a Goldberg lo tratamos como a trasto de cocina si nos da la gana. ¡Y que no tiene entrada al palacio de gobierno hasta que pida perdón! Y yo sugiero que sea de rodillas.

Y no importa si algunos días después el sargento colorinche, el papagayo, el bocón, el populista narcisista, el tirano de la billetera grande, osa amenazar a los bolivianos con una invasión armada. El payaso Chávez puede decir lo que quiera, porque la soberanía que promueve nuestro Presidente es selectiva, somos paradores con los gringos, y nos bajamos los pantalones para el dictador Chávez.

¿Será que tanta agresividad, además del típico efecto de andar en grupo, fue inspirada por haber perdido el nobel frente a, nada más y nada menos que un gringo? Al Gore le ganó al inimitable salvador de los pueblos, un ex-vicepresidente del diabólico imperio le ganó a la "luz de Sudamérica"

¡Todo fue arreglado! Dicen unos ¡Es un premio politizado! Dicen otros, pero la verdad es que Evo Morales nunca mereció ser nobel de la paz.

Empezó a hablar de medio ambiente mientras los arbustos de coca destruyen la tierra que los alimenta. Dice que vive en armonía con la naturaleza, mientras los colonizadores, luego de arrinconar a los pueblos indígenas, nos llenan los pulmones de humo y nos dejan sin sol por días. Habla de democracia mientras utiliza la imposición como elemento fundamental de su gestión. Habla de paz con casi treinta muertes a cuestas, causadas por sus acciones u omisiones, y cuya responsabilidad se niega a asumir.

Y si no fuera que Rigoberta Menchú y Nelson Mandela ya recibieron el premio, seguro que nos vendrían con el cuento de que la pérdida fue por causa del racismo.

Mientras tanto los bolivianos vivimos en medio de la eterna campaña del gobierno. Si no es campaña por la reelección, es campaña por el nobel. Si no es campaña por el nobel, es campaña por mover la sede. Eternamente tratando de mantener y ganar votos, conservar el apoyo en las calles, formando redes clientelares para comprar lealtades.

Y Que lejos están los dichosos días en que un Presidente hacía lo que tenía que hacer sin importar si su popularidad se veía comprometida. Que distantes parecen las palabras de Victor Paz, ese hombre visionario, cuando respecto del carácter impopular del decreto 21060, dijo: la gente no me ha elegido para ser popular, sino para gobernar.

Pero parece que a los bolivianos nos gusta más el show que el gobierno. Nos fascina que nuestro Presidente sea el llok’alla majadero del vecindario, que insulta y le saca la lengua a quienes quiere y cuando quiere, y todos se lo tienen que tragar. Esa es la dignidad que nos habían prometido.

Una carta de disculpas del embajador Goldberg seguramente les hará sentir un placer orgásmico. Tendrán que publicar la disculpa en todos los periódicos del país, el placer también hay que compartirlo y redistribuirlo equitativamente. Hasta podríamos declarar un día de regocijo nacional. El día en que le hicimos pedir perdón al embajador de la primera potencia del mundo… insisto, para que el espectáculo y el placer sean mayores, que lo haga de rodillas.

jueves, 18 de octubre de 2007

Del estado del 52 al liberalismo

La constitución del Estado resultante de la revolución de 1952 implicó el establecimiento de ciertos valores y creencias en la conciencia colectiva boliviana, o como diría el autor, el establecimiento de un régimen de verdad, utilizado y consolidado por nuevos juegos de lenguaje.

“Gonismo: discurso y poder” nos entrega un excelente análisis discursivo del cambio de régimen de verdad del Estado del 52, por uno nuevo, el de la democracia y la economía de mercado durante y a causa del contexto de 1985.

El abanderado de dicho proceso es Gonzalo Sánchez de Lozada, uno de los autores de la implementación de la Nueva Política Económica, que estabilizó la economía y detuvo una hiperinflación acumulada de aproximadamente 25.000%

La batalla por incorporar el discurso liberal se inicia dentro del mismo MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario, protagonista principal de la construcción del Estado del 52), en donde la “vieja guardia” pretendía conservar los valores y creencias del discurso nacionalista revolucionario. Posteriormente continuaría frente a los partidos políticos adversarios, puesto que el sistema de partidos boliviano, compartía, desde diferentes perspectivas, los mismos elementos político-discursivos de la revolución de abril.

Finalmente, gracias a su mejor uso de los juegos de lenguaje y, en palabras del autor, expresando más y mejor y más rápido y más frecuentemente lo inscrito en el nuevo régimen de verdad, Goni triunfa dentro y fuera del MNR.

El modelo analítico, o herramienta de análisis, diseñado y expuesto por Antonio Mayorga es, sin duda alguna, útil para analizar otros procesos discursivos y, por lo tanto, un importante aporte para las ciencias sociales.

Una pregunta que me gustaría hacer al autor es: ¿se estará intentando establecer hoy un nuevo régimen de verdad en Bolivia, o los intentos de nuevos discursos serán ecos del nacionalismo revolucionario?

*Las frases en cursivas son términos utilizados por el autor en el libro.
Autor del libro: J. Antonio Mayorga Ugarte

Anatomía de una maldición

Cuando aparece un recurso natural con fuerte demanda internacional, los Estados suelen concentrar sus esfuerzos en aprovechar los beneficios de su exportación, descuidando el aparato productivo y, consecuentemente, desindustrializándose. Esto, muy lejos de generar riqueza y mayor equidad, lo que hace es profundizar y extender la pobreza, y condenar a dichos Estados al subdesarrollo. Esta es, básicamente, la “maldición de los recursos naturales”

En “La Trampa del Rentismo” nos advierten que, aunque dicha maldición no se constituye en una regla general, los casos de Estados que supieron aprovechar los beneficios de un recurso natural de alta demanda, fortaleciendo y diversificando su aparto productivo, y generando empleos, son muy escasos, y requieren de instituciones muy sólidas, y de ausencia de comportamientos rentistas en las sociedades.

Los autores identifican, en base a estudios históricos y de campo, cuatro principales males característicos de nuestra cultura política, y que coinciden con los patrones de sociedades que han sufrido de la “enfermedad holandesa”: El rentismo, el corporativismo, el estatismo, y el clientelismo.

El rentismo es el deseo de obtener ingresos de una fuente trabajada, o aprovechada por otros, sin ninguna intención de destinar esos ingresos a inversiones productivas o de invertir algún esfuerzo físico o mental para lograr que se multipliquen.

El corporativismo surge de la imposibilidad de lograr la consecución de un fin de manera individual, y de la alta probabilidad de conseguirlo de manera colectiva.

De la combinación de los dos primeros elementos obtenemos al “rentismo corporativo”, que es el mecanismo que permite a determinados grupos, presionar al poder político, y obtener del Estado beneficios que no equivalen a sus esfuerzos, y que no necesariamente se traducen en dinero (pueden ser subsidios, servicios públicos, puestos en la administración pública, etc..).

El estatismo es la creencia de que el Estado es una suerte de “padre” que debe repartir la riqueza, e intervenir y controlar todos los ámbitos de la economía.

Y cuando un gobierno aplica políticas rentistas, muy aplaudidas por una sociedad que lo ve como un “padre” cumpliendo con su deber al repartir los recursos, está generando redes clientelares. Está convirtiendo a los grupos corporativos de su sociedad en sus clientes y, de esa forma, a la vez que compra sus lealtades, apoyos, silencios, etc… está alentando los comportamientos rentistas.

Los cuatro males están presentes dentro del conjunto de valores y creencias (cultura política) de la sociedad boliviana, desde mucho antes de lo que creemos.

Este es un estudio muy revelador para quienes están interesados en el rentismo propiamente dicho, y también para quienes quieren conocer ese elemento de la cultura política boliviana al que los politólogos llamamos clientelismo.
Autores del libro: Roberto Laserna, José M. Gordillo y Jorge Komadina

miércoles, 10 de octubre de 2007

Esas cosas rectangulares llenas de letras

Hoy se inicia la primera Feria del Libro de Cochabamba, y no es poca cosa. Una de las variables a través de las cuales se mide el desarrollo de una sociedad es la lectura. ¿Cuánto lee? ¿Cuánto escribe?

Una de las razones es, aunque a algunos no les guste mucho, que a través de los libros podemos observar, aprender y, de ser necesario, adaptar experiencias de otras naciones respecto de sus formas de organización y administración. Conocer las observaciones hechas a problemas concretos, las teorías de posibles soluciones elaboradas en las mesas de diseño, las experiencias obtenidas de sus intentos de aplicación, las nuevas observaciones resultantes de las experiencias, las nuevas teorizaciones, las nuevas experimentaciones, y los siguientes o futuros ciclos necesarios para perfeccionar los modelos propuestos.

Pero no todo son estudios, teorías y análisis de experiencias. Los libros, esas cosas rectangulares, llenas de letras, y que no hacen: Bip! Bip! Bip! (para los que recuerdan la historia sin fin) también entretienen, apasionan, erotizan, entristecen, exasperan, etc… Pueden arrancarnos de la realidad o introducirnos en ella más profundamente.

Debo confesar que, a diferencia de algunos amigos míos que leen desde pequeños, yo descubrí el gusto por la lectura en la adolescencia. La política, la historia, la fantasía y la ciencia ficción, terminaron apasionándome. Pero mientras más temprano nuestros niños adquieran tan bello hábito, mejor para nuestra sociedad.

Los habitantes de Cochabamba tenemos que demostrar que este esfuerzo no es vano. Es cierto que la primera impresión es fundamental para las siguientes ferias. Si la primera resulta exitosa, habrá razones de sobra para organizar una cada año. ¿Y en qué radica el éxito? Principalmente en tres cosas: La asistencia de los participantes (editoriales, autores y otros) que ya es una primera parte del éxito en el número cabalístico de 33. La asistencia del público, lectores asiduos, curiosos, candidatos a lectores que, al asistir masivamente, garantizan la segunda parte del éxito. Y el siempre complicado éxito comercial, que se mide de acuerdo a la cantidad de obras vendidas durante y después de la feria, que vendría a ser la tercera parte.

¿Qué les digo? Este es un gran primer esfuerzo por mantener e incrementar el hábito de la lectura en nuestra ciudad, y creo que es nuestra obligación cívica e intelectual ponerle el hombro asistiendo y comprando. Deberíamos invertir el presupuesto de algún viernes en lectura y generación de escritura porque, no nos hagamos a los locos, con lo que gastamos en un fin de semana, por lo menos podemos adquirir un par de libros. Solo es cuestión de visitar la feria, ubicar los rectángulos con letras del género apropiado, y llevárselos a casa.

Habrá libros para cada gusto, tamaño y género de persona. Tendremos la oportunidad de conversar con autores y presenciar presentaciones de nuevas obras. Lo único que hay que hacer es asistir y enterarse de la agenda de la feria.

El evento estará en funcionamiento hasta el 21 de octubre, y dada la cantidad de participantes, y el montón de libros que pondrán a disposición de los visitantes, seguramente tendremos que destinar un par de días para lograr una exploración más o menos completa de la feria.

Los que tengan novia, vayan con ella. Los que tengan hijos, vayan con la familia. En grupos de amigos, colegas de trabajo, en solitario, todo vale, lo importante es que las manos y las mentes que se empeñaron en que la Primera Feria del Libro de Cochabamba se hiciera realidad, sientan que la sociedad cochabambina aplaude sus esfuerzos a través de una masiva asistencia. Y aunque parezca porfiado, no cuesta nada suspender los gastos de un viernes de octubre para adquirir un par de libros de nuestros autores que, créanme, en Bolivia no van a poder hacerse ricos, ni ellos, ni las editoriales, vendiendo libros. El mercado es muy pequeño, pero podemos demostrarles que, aunque pequeño, es un buen mercado.

Estado débil=ciudadanos en las calles

El Presidente tiene que darse cuenta, esperemos que más temprano que tarde, de que la profundización de la debilidad de las instituciones del Estado es sumamente peligrosa para todos, incluido él.

En Arani, provincia cochabambina, muere un normalista a causa de un impacto de arma de fuego. El Presidente niega que se le haya ordenado a las FFAA utilizar armamento letal, y agrega, que si el proyectil provino de un arma de la institución castrense las FFAA pueden abandonar al gobierno de Evo Morales.

Más allá de declaraciones demagógicas de Morales, el fondo del problema pasa por un absoluto desprecio del gobierno hacia la institucionalidad. Es cierto que no podemos cargarle todo el muerto de la desinstitucionalización a Evo Morales, este es un proceso que, según Cayetano Llobet, empieza, o por lo menos da una primera señal de alarma en el año 2000 con la "guerra del agua", pero que posiblemente se fue incubando desde el retorno de la democracia y, entre otras cosas, a causa de nuestra cultura política deficiente. Pero sea como fuere, lo que sí le podemos recriminar al gobierno del MAS es el no haber hecho nada por restituir las vías institucionales para la convivencia en sociedad, y más bien estar profundizando su debilidad a través de absurdos e irresponsables ataques a las instituciones que no actúan de manera sumisa y complaciente a su régimen.

La posibilidad de resolver conflictos, interpelar al poder gubernativo, plantearle problemas, demandas y soluciones, a través de canales institucionales, no solo que no está funcionando, sino que se está convirtiendo en el último de la lista de recursos en el imaginario de los ciudadanos. ¿Por qué? Preguntaremos nosotros ¿para qué? Si los canales regulares no funcionan nos responderá la gente.

Este proceso se constituye en un círculo letal para la vigencia del Estado: Primero las instituciones no funcionan muy bien, luego los ciudadanos acuden, en algunas ocasiones, a recursos extra-institucionales para resolver sus problemas. Como los ciudadanos empiezan a dejar de utilizar vías institucionales para la consecución de sus metas, éstas pierden importancia, los gobiernos no las fortalecen, otros ciudadanos ven que los canales extra-institucionales dan mejores resultados, y más gente decide acudir a las movilizaciones, y se comienza a formar el poder de las calles. Esto, evidentemente, debilita aun más a las instituciones, convence aun más a la población de su inefectividad, y alienta aun más la utilización de recursos irregulares.

Este es un proceso que nos puede llevar a la destrucción de Estado, institucionalmente hablando, pero que implica la destrucción de los términos de convivencia pacífica y ordenada dentro de cualquier sociedad. Hoy, en Bolivia todos acudimos a mecanismos extra-institucionales para resolver nuestros problemas porque las vías regulares no funcionan. Los corporativismos no solo están de moda sino que además gobiernan, convencidos de que las instituciones no sirven. El MAS, a través del poder del Estado, hace grandes esfuerzos por arruinar la institucionalidad, es el Estado destruyéndose a si mismo.

La mayoría de los conflictos que vivimos día a día, se podrían resolver en instancias formales como se hace en los países institucionalmente fuertes. El Estado es una máquina administrativa y política que, cuando funciona bien, administra de manera eficiente y resuelve divergencias sin necesidad de que los ciudadanos tengan que salir a las calles y enfrentarse con las fuerzas del orden o entre ellos.

El problema es que señor Evo Morales y sus colaboradores son unos completos desubicados, creen, por fortuna, que la debilidad del Estado no les afecta a ellos, que solamente perjudica a los opositores, oligarcas y contrarrevolucionarios (como diría el compañero Álvaro). Si fuera así, las movilizaciones ciudadanas provendrían solamente de dichos sectores de la población. Pero innegablemente, también estamos presenciando movilizaciones de sectores afines al gobierno y/o otrora afines a él.

La fortaleza del Estado, por otro lado, nos beneficia a todos. Los ciudadanos podemos trabajar tranquilos sabiendo que nuestros asuntos con el poder gubernativo se discuten a través de tribunales, partidos políticos, congreso, consejos municipales, consejos departamentales, defensorías, normas legales, etc… y el gobierno puede trabajar tranquilo, sabiendo que los líos en las calles serán casos anecdóticos de alguna ocasión en que las instituciones cometieron un error, porque su comunicación con la gente es muy fluida, y funciona muy bien, a través de las instituciones de la democracia liberal.

viernes, 28 de septiembre de 2007

Dudas razonables

Hace unos días se publicó una entrevista realizada al ex ministro Carlos Sánchez Berzaín. Él afirma que Evo Morales habría gestado un golpe civil en octubre del año 2003, utilizando dinero venezolano, y apoyo de Cuba y las FARC.

No es, de ninguna manera, una teoría que debamos aceptar o desdeñar a la ligera. Los que consideramos que Morales y su entorno no son ningunos tontos, los que sabemos que a veces se hacen a los desentendidos pero que en realidad saben exactamente lo que buscan, creemos que pudieron perfectamente haber planificado todo lo sucedido en esa fatídica semana.

¿Y por qué no? No sería la primera vez en la historia de la humanidad ni de Bolivia que un grupo de personas logran, exitosamente, llevar adelante una conspiración contra un régimen equis. Evo Morales ya había demostrado tener vínculos muy sólidos con el tirano de la billetera grande, con el dictador de Cuba, y con muchísimos grupos y ONGs alrededor del mundo, todos ellos, antítesis de lo que representaba Goni en Bolivia. Además siempre es bueno considerar que, igual que los liberales, los partidarios de los totalitarismos han globalizado sus esfuerzos y han convertido la pugna por el poder en una guerra planetaria. Ya lo fue durante la guerra fría, lo es más aun en las épocas de la globalización.

El terrorismo, el neonazismo, el neomarxismo, y todas las ideas intolerantes, se promueven a través de los mismos medios que lo hace el liberalismo, medios provistos por la tan odiada globalización.

Por ello, los posibles vínculos de nuestro gobierno con el millonario especulador George Soros, y por los que Evo no se atrevería a nacionalizar San Cristóbal (Soros es accionista mayoritario de dicha empresa) son, también, perfectamente posibles.

De ser cierto todo lo dicho, es absolutamente lógico que los ex gobernantes teman por sus vidas, y duden de la posibilidad de recibir un trato imparcial a la hora de responder por sus actos en octubre. También sería justo incluir en ese juicio a los responsables de azuzar a las masas para que estas sirvan de carne de cañón en un complot premeditado.

El gobierno nacional ya nos ha demostrado en muchísimas ocasiones, y con varios temas, que su afán no pasa por la imparcialidad o la neutralidad. Hay movilizaciones sociales “buenas” a las que se les permite hacer lo que les plazca, y hasta se les manda alimentos de defensa civil, y hay movilizaciones sociales “malas” a las que se reprime sin contemplación como en gobiernos anteriores. Hay ciudadanos “especiales” como los constituyentes o el presidente, que pueden ignorar el mandato de la ley flagrantemente, y nadie les dice ni hace nada, y estamos los “mortales” que debemos respetar las leyes sin chistar. Se defiende la soberanía de Bolivia frente a los países ideológicamente distintos, pero se permite que Chávez amenace a ciudadanos bolivianos y que, junto con el dictador de Cuba y muy pronto Irán, influya en los asuntos del Estado boliviano. Y existen muchos otros botones de muestra.

Todo esto nos lleva a plantearnos dudas absolutamente razonables respecto de la conveniencia de que el gobierno aborde ciertos emprendimientos delicados como: Coadyuvar en la reforma universitaria, redactar una nueva constitución, enjuiciar a los protagonistas de octubre 2003, etc. Y en realidad, cuando un gobierno muestra tantas actitudes de parcialización, pierde la confianza de la gente, y su ejercicio mismo del gobierno parece un asunto terriblemente peligroso para la sociedad.

Los hechos y las señales, lejos de ser alentadores, nos permiten pensar que todo estaría orientado a favorecer a ciertos sectores o personas, y perjudicar a otros. Que el ejercicio del poder se ha convertido, para el MAS, en un instrumento para lograr metas poco claras, pero con tendencias revanchistas, autoritarias y prorroguistas, destinadas a ser parte de un bloque de países “contestatarios al imperialismo” con patrones comunes respecto del funcionamiento de la política, la economía y las libertades.

Habrá que esperar en estado de alerta. Thomas Jefferson, un gran presidente de un país que se ha convertido en una potencia dijo: El precio de la libertad es la eterna vigilancia.

Nuestra cultura política perjudica a Bolivia

No hay que olvidar que todos los partidos políticos, de oficialismo y de oposición, los funcionarios públicos, todos quienes tienen a su cargo alguna responsabilidad estatal, son parte de la sociedad boliviana. Es decir, no han venido extranjeros a gobernarnos (cosa que nos brindaría la oportunidad de echarles la culpa de nuestras miserias) sino que somos nosotros, miembros de la sociedad, quienes formamos grupos políticos y nos hacemos cargo de los asuntos del Estado.

Las conductas perversas que nos han traído a donde estamos, son parte de la cultura política nacional. Dentro del conjunto de creencias y valores de la gente, respecto del poder gubernativo y sus órganos, están latentes el clientelismo, el patrimonialismo, el caudillismo, el victimismo y las malas concepciones de democracia. Estas, junto con otras creencias, forman parte de una cultura política deficiente, sobre cuya base, los ciudadanos bolivianos ejercemos nuestras funciones tanto en la vida pública como en la privada.

Pero vayamos por partes. Es cierto que todo gobierno, incluido el actual, buscó utilizar los bienes del Estado para comprar lealtades y adhesiones, formando redes clientelares que sirvan de sustento a la gestión gubernamental. Esta práctica funcionó en las épocas de la democracia pactada, y está funcionando hoy con el corporativismo. Los políticos utilizan lo que funciona, saben que la gente quiere recibir su parte del “pastel estatal”, mientras mejor repartan, mejor gobierno serán. Y no importa que el aparato productivo, cuyo fortalecimiento constituye la verdadera solución al problema estructural del empleo y la pobreza, termine en el último lugar de la lista de prioridades.

El patrimonialismo es una práctica generalizada. Los políticos, los de ayer y los de hoy, siempre consideraron que los bienes del Estado eran su patrimonio personal. La célebre frase de Max Fernandez: “hasta los ceniceros son míos” ilustra perfectamente cuán convencidos estuvieron de ser dueños de los partidos. En función de gobierno las cosas son iguales, los bienes muebles e inmuebles han estado para el uso y abuso de los ciudadanos en el poder. Como el Estado es de ellos, lo utilizan para dar empleo a sus parientes, a sus amigos, a los de su sindicato, a los que apoyaron o aportaron, sin importar si profesionalmente sirven o no. La gente cree que lo que es público es suyo para utilizar, pero no para cuidar. La propiedad estatal es de todos cuando de usufructo o destrozo se trata, pero no es de nadie cuando se habla de responsabilidad y mantenimiento.

Caudillos queremos ser todos, ADN era de Banzer, el MNR de Goni, el MIR del gallo, UN del cementero, AUN de Manfred, Podemos de tuto y, por supuesto, el MAS es de Evo Morales. Son los jefes imprescindibles, supremos e irreemplazables. Por algo en la AC el oficialismo busca reelección indefinida, porque el patrón, único e inimitable, es Evo. Distinto sería si hubiesen cambiado las cosas, sin caudillismo habrían decenas de líderes de donde escoger para la siguiente elección. ¿La sociedad se libra? Claro que no, cada dirigente de OTB, cada presidente de federación, cada autoridad desea ser un caudillo, un mesías, el único y verdadero dios.

El victimismo nos lo inculcan desde la escuela. Todos nuestros vecinos nos robaron injusta y cruelmente, los “buenos” bolivianos perdimos todas las guerras contra los “perversos” vecinos. Que los chilenos son los principales causantes de nuestro retraso económico, que los norteamericanos imperialistas nos someten y boicotean nuestro progreso, que los europeos nos dejaron la nefasta huella del colonialismo… y dentro de Bolivia son los k’aras racistas que nos oprimen, los empresarios que nos explotan, los latifundistas que nos esclavizan. Siempre buscamos culpables para nuestras desgracias, nunca asumimos la responsabilidad de nuestras vidas y terminamos siendo las pobres victimas de la película.

Finalmente nuestros conceptos erróneos de democracia. La democracia es ¿el poder del pueblo? ¿la libertad? El pueblo es el soberano y, como tal, tiene la libertad de hacer y pedir lo que le plazca. El pueblo tiene que gobernar y puede echar abajo incluso a la misma democracia. El pueblo tiene el poder de destruir instituciones, la libertad de saquear al Estado, la posibilidad de atropellar minorías, el derecho de violar leyes, la prerrogativa de transgredir libertades.

No podemos deshacernos de nosotros mismos y dejarnos en paz… pero Bolivia nunca va a cambiar si no empezamos por casa.