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miércoles, 19 de enero de 2011

Replicando a la UDP

Se dice que, como ser racional, el ser humano debería tener la capacidad de aprender de los errores pasados, ya sean estos registrados por la historia, o por la propia experiencia de las personas. Sin embargo, es célebre la definición de Einstein de estupidez, concebida como: hacer siempre lo mismo esperando resultados diferentes.

Bolivia ya vivió una experiencia de intento de controlar los precios rigurosamente, en medio de una economía profundamente estatizada y regulada. Me refiero a la época de la Unión Democrática y Popular (UDP) encabezada por el extinto Hernán Siles Suazo. Buen tipo Dn. Hernán, fue uno de los Presidentes que mayor respeto tuvo por los derechos humanos, y una persona con una notable honestidad. Sin embargo, entre su bondad y buenas intenciones, y las políticas económicas equivocadas, fueron las segundas las que finalmente determinaron el comportamiento económico y social del país, y las que terminaron por suspender su mandato súbitamente.

Largas colas para conseguir pequeños cupos de arroz, azúcar y otros productos de primera necesidad, así como una hiperinflación galopante que llegó al 25.000% acumulado durante esos años, además de tremendos conflictos sociales y disconformidad generalizada, fueron los resultados de políticas económicas similares a las que hoy se intenta aplicar.

Sólo faltan la desdolarización (consistente en cambiarle arbitrariamente a las personas sus dólares por bolivianos), y los paquetes económicos (la introducción masiva de masa monetaria sin respaldo, en el mercado). Después, el cambio del dólar establecido artificialmente a través de criterios oficiales, el intento de regular los precios, y la incertidumbre jurídica y política, están presentes, generando una réplica en pequeña escala de la inflación y las interminables colas de aquellos tiempos. 

¿Por qué repetir el mismo procedimiento, sabiendo cuál va a ser el resultado y, lo que es peor, conociendo que los resultados serán negativos? No se me ocurre otra respuesta que no sea la de Einstein: por estupidez.

Y creo que estamos demasiado grandes, y contamos con muchísimos instrumentos de análisis (la experiencia el mayor de todos) como para decidir comportarnos de manera irracional, y coincidir con la estupidez constante y sistemáticamente, dando tumbos por doquier, o golpeándonos con la misma pared una y otra vez.

Mientras más intenten controlar los precios, más se elevarán éstos. Mientras mayores restricciones se le ponga a los productores, menor será la producción. Mientras más esferas de la economía administre el Estado, mayor ineficiencia y corrupción encontraremos en éstas. Mientras más nacionalizaciones realicemos, menores serán las inversiones y los emprendimientos productivos. Estas son, entre muchas otras, las principales lecciones que deberíamos haber aprendido de la UDP, y de la historia de países como Cuba, la extinta Unión Soviética, o la misma China.

Por mi parte, le ofrezco mi garantía personal de que, mientras el gobierno continúe con las mismas políticas económicas, nunca tendremos prosperidad con Evo Morales.

Emprendimiento privado, garantías para la propiedad, búsqueda de mercados, créditos blandos para la producción junto con asesoramiento técnico, alta capacitación de recursos humanos, una verdadera democracia, y un Estado ocupándose de lo esencial (seguridad ciudadana y jurídica, caminos, educación y salud) con la menor burocracia posible, es la única vía hacia el éxito. El otro, es el camino de la estupidez.

miércoles, 5 de enero de 2011

Patrioterismo presidencial

El patrioterismo es un exagerado entusiasmo que lleva a la exaltación gratuita, y normalmente cercana al absurdo, de la patria. Se pretende que dicho entusiasmo exagerado es espontáneo, y sin embargo suele ser incitado y provocado por los caudillos de ciertas sociedades, con el único objetivo de conseguir de la gente disposición ciega y suicida a realizar grandes sacrificios en beneficio de la patria, cuando éstos favorecen única y exclusivamente a quienes detentan el poder.

Así, decenas de gobernantes en la historia de la humanidad han apelado al patrioterismo para cubrir de nobleza e hidalguía guerras absurdas, haciéndole creer a sus ciudadanos que debían sentirse orgullosos por los hijos que en ellas morían, pues habían derramado su sangre a favor de los altos intereses de la patria.

Por patrioterismo, los cerca de doscientos millones de presos, que eran los habitantes de la Unión Soviética, dejaron de lado sus aspiraciones de vivir dignamente, sacrificando su trabajo de manera gratuita, extinguiendo sus vidas en granjas colectivas, minas y fábricas, porque mientras los burócratas del régimen disfrutaban de los privilegios del poder y la riqueza, les prometían que después de que la patria alcanzara sus más altos valores y metas, entonces las cosas mejorarían. Los más altos valores de la Unión Soviética pasaron por la construcción de ferrocarriles por ciudadanos esclavos, hasta la llegada al espacio, con generaciones de hombres, mujeres y niños sacrificados por la patria, y un bienestar que nunca llegó.

Por patrioterismo los cubanos han soportado cincuenta años de miseria, privación, servidumbre y mediocridad, viviendo tan sólo de arengas y discursos patrioteros, pues con su sacrificio les hicieron creer que preservaban la dignidad de la patria, y consolidaban para ella la victoria sobre el imperialismo yankee.

De acuerdo a Carlos Schulmaister, el patrioterismo “permanece ligado a formas exteriorizadas y programadas a condición de ser vistas y difundidas extensamente, pues de lo contrario no brindan rédito a sus autores.

Surge de los arrebatos temperamentales o de las emociones elementales antes que del ejercicio del raciocinio. En estos raros casos, suele ser el fruto de inducciones expresas o implícitas de los dueños del poder a través de mecanismos y recursos culturales, educativos o comunicacionales. 

Es epidérmico, frívolamente exhibicionista, desbordante, melodramático, jactancioso, exaltado e histérico. Sobre todo, narcisista.

El patrioterismo es siempre una desviación, un atajo, una operación de enmascaramiento de la verdad que, en definitiva, no representa los verdaderos intereses de las mayorías sino sólo los de los grupos dirigentes que dicen ser los representantes de aquellas.”

El patriotero Presidente Morales y su gobierno pretenden acudir a esta argucia para manipular los sentimientos, la opinión y las acciones de la gente. Pretenden justificar el sacrificio de seres humanos por parte del Estado, o el autosacrificio de éstos, a favor de unos supuestos intereses de la patria, cuando el más alto interés de ésta deberían ser precisamente los individuos, proteger sus vidas, su libertad, y el fruto de su trabajo.

Ahora solamente son patriotas los movimientos sociales que apoyen a su gobierno incondicionalmente; lo son, también, quienes paguen calladamente el aumento general de los precios debido a la incompetencia gubernamental; al igual que todos quienes estén dispuestos a sacrificar su bienestar y el de sus familias, ignorando la pobreza, el desempleo, el narcotráfico y la inseguridad, y regocijándose por un logro supuestamente mayor y más digno, como sería el enfrentar al imperio norteamericano.

martes, 4 de enero de 2011

Sobre verdugos y guillotinas

Evo Morales ha conseguido, siguiendo el libreto hábilmente diseñado por la totalitaria mente de García Linera, un poder que día a día aleja a su Gobierno de la posición democrática, a la vez que lo aproxima más a la posición absolutista.

Es por ello que es cierto que muy difícilmente ahora se pueda poner un alto a las innumerables arbitrariedades que cometen los burócratas de la era Morales. Dos tercios en ambas cámaras de la Asamblea Legislativa Plurinacional; fiscales nombrados a dedo por el Presidente, con el poder de suspender a autoridades electas por el pueblo; miembros del Órgano Judicial y Electoral elegidos directamente por Evo Morales; leyes diseñadas y aprobadas por el régimen masista, que les posibilitan utilizar la justicia como un instrumento para restringir la libre expresión, para perseguir a las personas por razones políticas, para intimidar, reprimir, someter, encarcelar, censurar, etc. son los principales mecanismos que hacen que hoy en Bolivia vivamos una réplica moderna y refinada de la época del terror posterior a la Revolución Francesa.

A nuestro siniestro Vicepresidente le gusta verse como el último de los jacobinos, y ver a Morales como Robespierre. Su analogía es precisa, porque los verdugos de hoy son jueces, fiscales y ministros anti corrupción, y la guillotina son las leyes que quebrantan los universales derechos de presunción de inocencia, equilibro y división de poderes, irretroactividad de la Ley, respeto de la propiedad privada, principio del juez natural, derecho a un tribunal y control de constitucionalidad, etc.

Se dice que es mentira que exista persecución política, o judicialización de la política, y sin embargo son solamente los líderes no afines al régimen de gobierno quienes están siendo procesados y perseguidos. Algunos con argumentos aparentemente suficientes, otros con los justificativos más rebuscados y absurdos. Pero el hecho es que, con argumentos o no, son solamente personalidades y líderes contestatarios quienes están siendo enviados a la guillotina. 

¿Qué pasó con Juan Camión Quintana y sus 33 camiones de contrabando?, ¿Y qué con el senador borracho de apellido Surco y con nombre de dictador caribeño?, ¿Qué hay con las imágenes de senadores y ministros del MAS alentando la violencia el 11 de enero en Cochabamba?, estos y otros casos que no están siendo investigados sirven para demostrar que sí estamos frente a una persecución política, pues la guillotina se está aplicando de manera selectiva contra quienes son considerados enemigos del régimen.

Todos sabemos que tarde o temprano nos puede tocar la guillotina, pues el proceso se viene realizando por etapas. Primero son los más grandes, luego los medianos, y finalmente los pequeños, pero sin duda que a todos los considerados parte de la “escoria neoliberal”, enemigos del  “proceso de cambio”, o “contrarrevolucionarios”, nos tocará el turno de ser juzgados por los tribunales del terror y la vergüenza. 

Pero también sabemos que las cosas cambian, que la justicia y la libertad siempre terminan por triunfar mientras existamos personas dispuestas a defenderlas, y que tarde o temprano, también, Robespierre y su régimen terminarán siendo enjuiciados con sus mismas leyes, y ejecutados por su misma guillotina.

Como comentario aparte: García Linera a tachado de bobo a Vargas Llosa… no puedo hacer más que reírme cuando veo a una pulga tratando de dañar a un gigante. Porque me pregunto ¿quién es el bobo aquí?