La frase bíblica “por sus hechos los conoceréis” denota la importancia de las acciones de los individuos, por encima de sus palabras. En el ámbito político, las obras o acciones de los gobernantes, líderes y dirigentes, serían más importantes que los discursos, y nos ayudarían a conocerlos de verdad, a desnudar sus reales rostros.
Evo Morales ha demostrado una total incoherencia entre su discurso, supuestamente defensor de los indígenas y del medio ambiente, y sus actos, socapadotes de grupos de poder por encima del resto de los ciudadanos, y absolutamente desconsiderados frente a las más básicas normas de cuidado del medio ambiente.
Evo Morales ha sido el promotor de los muchos intentos de desprestigiar la marcha en defensa del TIPNIS. Primero, acusando a los indígenas, invasión de su privacidad mediante, de actuar en coordinación y con cooperación de la Embajada Americana. Luego inculpándolos de traficar con madera y con tierras. Posteriormente, se ha perseguido a sus dirigentes, tratando de desacreditarlos a nivel personal.
No habiendo sido suficiente, se ha atacado a las ONG’s que hoy, como siempre (incluso cuando Evo era dirigente sindical), han apoyado a grupos sociales considerados vulnerables, en la demanda de diferentes reivindicaciones. Finalmente, ha sido Evo Morales, a través de su ministerio de Gobierno (el hipócrita de Sacha Llorenti, ex defensor de los DDHH), que ha alentado el bloqueo de Yucumo, enviando apoyo policial para los bloqueadores, y permitiendo que se incauten alimentos, agua y vituallas destinadas a los marchistas.
En resumen, Evo Morales, y no otro, es quien ha practicado varias tácticas en pos de silenciar la marcha en defensa de un parque nacional, a saber: desacreditar a la marcha y a sus líderes, atemorizar a los marchistas con el peligro de enfrentamientos inclusive contra la policía, invadir su privacidad, atacar a las organizaciones que los apoyan, vulnerar sus derechos de protesta y libre circulación, violentar sus Derechos Humanos evitando que les lleguen víveres, agua, etc.
Ironía de ironías, sin embargo, recuerdo que el año 1990, en ocasión de la “Marcha por el Territorio y la Dignidad”, el Presidente Jaime Paz Zamora permitió que los indígenas llegaran a La Paz, les dio alcance en la localidad de Yolosa (eran más de 800 marchistas), y comenzaron una serie de concesiones que el Estado les otorgaba ante la mirada vigilante de organismos internacionales y de la población, de la misma forma que se dejó pendientes otras, demostrando así que aquél Estado Republicano era capaz de tratar con la dignidad de ciudadanos con derecho de ser escuchados y atendidos, a los indígenas bolivianos, a pesar de ser una minoría y aunque (se debe admitir) hubo momentos en que también se trató de desacreditar su movilización.
Entre estos dos Presidentes, querido lector, yo le pregunto: ¿cuál actuó correctamente frente a ciudadanos de la República de Bolivia exigiendo un conjunto de cosas?, ¿cuál se ha comportado como un anti-indígena, y cuál, aun formando parte de la lista de gobernantes “neoliberales”, optó por escuchar a los marchistas?
Para Evo Morales es fácil construir sobre el territorio de los pueblos indígenas y acallar su marcha de protesta, porque sólo son una minoría. Una simple e insignificante minoría frente a sus cocaleros, bartolinas, etc. que son los otros “indígenas”, que se atiborran con los favores y privilegios que les otorga el régimen masista.