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jueves, 18 de diciembre de 2008

El Estado propuesto

Sería de insensatos no advertir que el Estado que nos propone el texto constitucional del MAS & Cia. se ha estado instalando sistemáticamente cuanto ha.

En el Estado propuesto consolidaremos una YPFB ineficiente y totalmente incompetente administrada (como en las épocas doradas del estatismo pre capitalización) por los menos profesionales y menos técnicos, pero más amiguitos, parientes y militantes del oficialismo que nos podamos imaginar. Le daremos continuidad al despilfarro de los recursos hidrocarburíferos (frutos de la capitalización) en gastos corrientes y en bonos prebendales, en lugar de destinarlos a exploración, explotación, industrialización, refinación, comercialización y etc. Además continuaremos soportando más extensas y más continuas colas por combustibles, y escaseces de toda índole y en todo lugar.

El Estado propuesto, y ya lo dijo el Cardenal Terrazas, será un Narcoestado donde prolifere la fabricación, comercialización, envasado y exportado de la mejor cocaína del mundo. Podremos sentirnos orgullosos de ser los más grandes envenenadores de las mentes y las vidas de millones de seres humanos alrededor del globo. ¿Quién sabe? Hasta podríamos, en breve plazo, tener nuestros propios cárteles del narcotráfico con nombres incas y todo.

Ese texto constitucional, nos propone un Estado en el que el contrabando es un delito solamente si ud. no tiene amigos en el gobierno, porque si, por ejemplo, su amigo es el Presidente y pretende negociar con él alguna forma de liberar su contrabando, no solamente que lo va a recibir en Palacio de Gobierno, sino que lo va a derivar (delegar dijo Evo Morales) a uno de sus ministros de mayor confianza para que le arregle el problemita. Por supuesto que esto debiera ser un delito, pero como la gallina a sus pollos, el ministro tendrá garantizada la protección de su amo por si algún sucio, indigno y mentiroso periodista se atreve a denunciarlo.

La justicia comunitaria será legalizada en ese Estado que nos proponen. Pero no esa justicia comunitaria de la que nos hablan los pseudointelectuales (que más bien charlatanes) dizque progresistas y creyentes del mito del buen salvaje, en la que no existe la pena de muerte ni nada que violente los derechos humanos, sino la verdadera justicia comunitaria, la que ya se está practicando en los hechos, en la realidad, muy alejada de las teorizaciones en libros o charlas de café, esa en la que se asesina (lincha si quieren) a cualquier persona que parezca sospechosa, sin juicios ni pruebas ni ninguna de esas boberías que nos exigía el absurdo modelo de justicia occidental.

Este Estado propuesto tendrá a la discriminación como precepto constitucional ¡al cuerno con la ridiculez de igualdad ante la ley! Habrá derechos diferenciados, los opositores serán los ciudadanos con menores derechos frente a la gente del gobierno que gozará de la mayor cantidad de privilegios. Luego estarán los k’aras, que aunque no sean opositores, no podrán gozar de las libertades y tratos especiales destinados a los indígenas y originarios. Nosotros los cholos (la gran mayoría) tendremos derechos y libertades selectivamente de acuerdo a cuan cerca o lejos manifestemos estar del MAS. Y no olvide que para ser funcionario público, usted deberá saber hablar al menos dos idiomas oficiales (no importa si tiene estudios en el área pertinente)

En el Estado propuesto se acabarán los libertinajes ¿¡Qué es eso de curas y periodistas diciendo lo que les place!? ¡Y no importa si dicen la verdad! ¿¡Están a favor o en contra del proceso de cambio!? ¿¡Son parte de la solución o parte del problema!? Si no se alinean se les aplicará, a los curas, impuestos por cada padrenuestro, por cada hostia, por cada copita de vino y por cada remojón al recién nacido, y a los periodistas contrarrevolucionarios, se los humillará y golpeará sin posibilidad de justicia o perdón.

En el nuevo Estado, el grande, digno, y maravilloso Estado propuesto, cada boliviano deberá estar consciente del gran destino que Evo Morales y sus acólitos han planificado para el país, el destino glorioso solo comparable con el de la potente Cuba, la próspera Unión Soviética, la feliz Corea del Norte, o la majestuosa Irán. Y no solamente deberán estar conscientes de su destino, sino que no podrán mover un solo cabello de sus cuerpos si no es para consolidar, perpetuar e impulsar su cumplimiento.

Ese es el Estado propuesto por nuestros profetas salvadores en el texto constitucional, el Estado que ya se está instalando, pero que requiere de su apoyo y de su voto por el “si” para ser (y disculpen los términos católicos) oleado y sacramentado.

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