Se dice que, como ser racional, el ser humano debería tener la capacidad de aprender de los errores pasados, ya sean estos registrados por la historia, o por la propia experiencia de las personas. Sin embargo, es célebre la definición de Einstein de estupidez, concebida como: hacer siempre lo mismo esperando resultados diferentes.
Bolivia ya vivió una experiencia de intento de controlar los precios rigurosamente, en medio de una economía profundamente estatizada y regulada. Me refiero a la época de la Unión Democrática y Popular (UDP) encabezada por el extinto Hernán Siles Suazo. Buen tipo Dn. Hernán, fue uno de los Presidentes que mayor respeto tuvo por los derechos humanos, y una persona con una notable honestidad. Sin embargo, entre su bondad y buenas intenciones, y las políticas económicas equivocadas, fueron las segundas las que finalmente determinaron el comportamiento económico y social del país, y las que terminaron por suspender su mandato súbitamente.
Largas colas para conseguir pequeños cupos de arroz, azúcar y otros productos de primera necesidad, así como una hiperinflación galopante que llegó al 25.000% acumulado durante esos años, además de tremendos conflictos sociales y disconformidad generalizada, fueron los resultados de políticas económicas similares a las que hoy se intenta aplicar.
Sólo faltan la desdolarización (consistente en cambiarle arbitrariamente a las personas sus dólares por bolivianos), y los paquetes económicos (la introducción masiva de masa monetaria sin respaldo, en el mercado). Después, el cambio del dólar establecido artificialmente a través de criterios oficiales, el intento de regular los precios, y la incertidumbre jurídica y política, están presentes, generando una réplica en pequeña escala de la inflación y las interminables colas de aquellos tiempos.
¿Por qué repetir el mismo procedimiento, sabiendo cuál va a ser el resultado y, lo que es peor, conociendo que los resultados serán negativos? No se me ocurre otra respuesta que no sea la de Einstein: por estupidez.
Y creo que estamos demasiado grandes, y contamos con muchísimos instrumentos de análisis (la experiencia el mayor de todos) como para decidir comportarnos de manera irracional, y coincidir con la estupidez constante y sistemáticamente, dando tumbos por doquier, o golpeándonos con la misma pared una y otra vez.
Mientras más intenten controlar los precios, más se elevarán éstos. Mientras mayores restricciones se le ponga a los productores, menor será la producción. Mientras más esferas de la economía administre el Estado, mayor ineficiencia y corrupción encontraremos en éstas. Mientras más nacionalizaciones realicemos, menores serán las inversiones y los emprendimientos productivos. Estas son, entre muchas otras, las principales lecciones que deberíamos haber aprendido de la UDP, y de la historia de países como Cuba, la extinta Unión Soviética, o la misma China.
Por mi parte, le ofrezco mi garantía personal de que, mientras el gobierno continúe con las mismas políticas económicas, nunca tendremos prosperidad con Evo Morales.
Emprendimiento privado, garantías para la propiedad, búsqueda de mercados, créditos blandos para la producción junto con asesoramiento técnico, alta capacitación de recursos humanos, una verdadera democracia, y un Estado ocupándose de lo esencial (seguridad ciudadana y jurídica, caminos, educación y salud) con la menor burocracia posible, es la única vía hacia el éxito. El otro, es el camino de la estupidez.