Recordarán cuando en ocasión en que el gobierno prohibió la importación de vehículos, la oposición salio al frente condenando la medida y apoyando a los importadores que, en muchos casos, ya tenían automóviles comprados y en tránsito a Bolivia, por lo que la medida implicaba un terrible perjuicio y una total falta de consideración frente a personas que lo único que buscan es ganarse el pan de cada día.
Recuerdo que entonces manifesté que la imposición de aranceles a la importación de vehículos, y a las importaciones en general, era una forma de robarle su dinero a la gente, de encarecer los precios, y de inhibir la generación espontánea de empleos para la población.
Bien. La medida quedo ahí sin que nadie pudiese hacer nada más que protestar y argumentar.
Me sorprendí desagradablemente, sin embargo, cuando al enterarse de la propuesta de regularizar la situación legal de los autos recientemente importados la oposición manifiesta que se pretende “legalizar lo ilegal”, expresando su desacuerdo con dicha medida ¿…? Al final ¿el año pasado a favor de los importadores, y este año contra ellos?
Se supone (o al menos eso suponía yo) que la oposición promueve el movimiento de capitales, la generación de empleos y el desarrollo, a través de la libre acción económica. La libre importación de vehículos, e igualmente la medida dictada por el gobierno (más allá de que éste también pretenda obtener fondos para mitigar la crisis fiscal), generan todo ello.
Tan solo pongámonos a pensar un momento en la dinámica que se va a desatar con esta medida: Los importadores logran un primer movimiento general de capitales al introducir los automóviles en el mercado, haciendo de ello una actividad que les ayuda a mantener a sus familias, pues las ganancias serán destinadas a otras actividades económicas pero también a la contratación de otros servicios y adquisición de productos para ellos y sus familias, causando un efecto expansivo de los beneficios obtenidos.
Por otro lado, muchas de las personas que adquieran los vehículos a menores precios, los utilizaran para dedicarse al negocio del transporte, de personas y objetos, consiguiendo, nuevamente, generar empleos para si mismos.
Finalmente, la compra y puesta en funcionamiento de todos estos automotores, requerirá de una expansión en los servicios mecánicos, gomerías, cambios de aceite, lavado de automóviles, etc. Generando, una vez más, empleos y oportunidades de manera espontánea. Es por ello que no logro comprender la nueva posición de la oposición.
Creo que los movimientos políticos que pretenden ser una alternativa frente al oficialismo, deben decidir de una vez por todas cuáles son los principios en los que creen y, en base a estos, construir una visión de país seria, sólida, estable e integral. De lo contrario no son mas que una oposición extraviada en la maniobra de estar contra el gobierno en todo momento sin importar consideraciones adicionales, y repiten la premisa en que Jean-François Revel encasilló al izquierdismo: “La certeza de ser de izquierdas descansa en un criterio muy simple, al alcance de cualquier retrasado mental: ser, en todas las circunstancias, de oficio, pase lo que pase y se trate de lo que se trate, antiamericano.” Pero modificada de la siguiente forma: “En Bolivia, la certeza de ser opositor descansa en un criterio muy simple, al alcance de cualquier retrasado mental: ser, en todas las circunstancias, de oficio, pase lo que pase y se trate de lo que se trate, antievista.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario