Oscar Ortíz*
En el conflicto el Movimiento al Socialismo, MAS, y los pueblos indígenas por la construcción de una carretera que cruzaría el Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Secure, TIPNIS, el partido liderado por el presidente Evo Morales está perdiendo su razón de ser, contradiciendo los postulados que propugno durante más de veinte años como oposición.
El MAS y Evo Morales, se enfrentan a un problema existencial. Si ya no son quienes defienden los derechos de los pueblos indígenas, han perdido su razón de ser, la causa que utilizaron nacional e internacionalmente, la defensa de los indígenas, que en el fondo debía ser la defensa de los excluidos por el sistema político económico y social.
Obviamente, esta defensa debiera priorizar a quienes por su condición de minorías necesitan la protección y la defensa del Estado. Sin embargo, en la marcha de protesta contra la construcción de la carretera por el TPNIS, participan justamente los pueblos indígenas que representan minorías poblacionales.
Por eso, son discriminados por el MAS, partido que basó su llegada al poder en otros sectores mayoritarios, como los cocaleros, campesinos, comerciantes minoristas y cooperativistas mineros. El gobierno de Evo Morales, sabe que sin estos sectores no podría garantizar su permanencia y reelección en el poder. No es casualidad que el presidente se reúna en persona con los representantes de la ciudad de El Alto, a solo 24 horas de iniciada su protesta por un nuevo Censo que les asigne los recursos que le corresponden en función de su alto crecimiento poblacional, lo cual además es una demanda legitima.
La razon de fondo es que el MAS gobierna en función de quienes sustentan su base social y garantizan una gran porcentaje de votos y capacidad de movilización, cocaleros y colonizadores, y estos demandan las tierras que hoy corresponden a los pueblos indígenas, las cuales en su mayoría ya han invadido para ampliar sus cultivos coca, lo que hace aun más complejo el panorama pues se contamina toda esta discusión con los grandes intereses económicos vinculados al narcotráfico, que demanda cada vez mayores cantidades de su principal materia prima, la hoja coca.
Esta invasión de las tierras indígenas es un objetivo de fondo del MAS en esta segunda gestión de gobierno. Esto ha sido reconocido por el propio vicepresidente Alvaro Garcia Linera en una entrevista con el periódico argentino Pagina 12 (27-05-2011), en la cual afirma que los indígenas de tierras bajas representan solo el 3% de la población y los de tierras altas el 60%, por lo que la tierra tiene que ser redistribuida entre todos. Lo que no aclara es que los habitantes de tierras altas están ganando mucho dinero con la minería y el comercio informal y que los únicos que invaden territorios indígenas son los cocaleros.
Una vez más los indígenas han sido utilizados por un grupo político para llegar al poder. Los bolivianos necesitamos generar un modelo de verdadera inclusión que los respete e integre y les de las condiciones de vivir con progreso y dignidad.
El MAS y Evo Morales, se enfrentan a un problema existencial. Si ya no son quienes defienden los derechos de los pueblos indígenas, han perdido su razón de ser, la causa que utilizaron nacional e internacionalmente, la defensa de los indígenas, que en el fondo debía ser la defensa de los excluidos por el sistema político económico y social.
Obviamente, esta defensa debiera priorizar a quienes por su condición de minorías necesitan la protección y la defensa del Estado. Sin embargo, en la marcha de protesta contra la construcción de la carretera por el TPNIS, participan justamente los pueblos indígenas que representan minorías poblacionales.
Por eso, son discriminados por el MAS, partido que basó su llegada al poder en otros sectores mayoritarios, como los cocaleros, campesinos, comerciantes minoristas y cooperativistas mineros. El gobierno de Evo Morales, sabe que sin estos sectores no podría garantizar su permanencia y reelección en el poder. No es casualidad que el presidente se reúna en persona con los representantes de la ciudad de El Alto, a solo 24 horas de iniciada su protesta por un nuevo Censo que les asigne los recursos que le corresponden en función de su alto crecimiento poblacional, lo cual además es una demanda legitima.
La razon de fondo es que el MAS gobierna en función de quienes sustentan su base social y garantizan una gran porcentaje de votos y capacidad de movilización, cocaleros y colonizadores, y estos demandan las tierras que hoy corresponden a los pueblos indígenas, las cuales en su mayoría ya han invadido para ampliar sus cultivos coca, lo que hace aun más complejo el panorama pues se contamina toda esta discusión con los grandes intereses económicos vinculados al narcotráfico, que demanda cada vez mayores cantidades de su principal materia prima, la hoja coca.
Esta invasión de las tierras indígenas es un objetivo de fondo del MAS en esta segunda gestión de gobierno. Esto ha sido reconocido por el propio vicepresidente Alvaro Garcia Linera en una entrevista con el periódico argentino Pagina 12 (27-05-2011), en la cual afirma que los indígenas de tierras bajas representan solo el 3% de la población y los de tierras altas el 60%, por lo que la tierra tiene que ser redistribuida entre todos. Lo que no aclara es que los habitantes de tierras altas están ganando mucho dinero con la minería y el comercio informal y que los únicos que invaden territorios indígenas son los cocaleros.
Una vez más los indígenas han sido utilizados por un grupo político para llegar al poder. Los bolivianos necesitamos generar un modelo de verdadera inclusión que los respete e integre y les de las condiciones de vivir con progreso y dignidad.
*Ex presidente del Senado Nacional de Bolivia