Dados los aires carnavaleros que vivimos, y considerando los serios problemas que surgen a consecuencia de las decenas de vecinos que se quejan de la música y el festejo de los jóvenes en puntos específicos de la ciudad, como la calle Pando, o en la parte de la avenida Villarroel bautizada como “Las Islas”, parece propicio proponer algunas ideas que pudieran dar fin con el problema sin que necesariamente alguna de las partes deba perder.
Los jóvenes tienen el derecho de contar con espacios de diversión y entretenimiento, y los vecinos el de tener sus casas en un lugar que les sea propicio para descansar con tranquilidad. Ambas cosas no pueden existir en el mismo lugar y, cuando es así, éstos inician protestas y quejas frente a las autoridades, que se ven presionadas por las exigencias de los mayores, pero también por las necesidades y derechos de los jóvenes. Cabe mencionar también, que los comerciantes que proveen comida, bebida, música y espacios de diversión, tienen el derecho de hacerlo, pues es parte del gran mercado de los servicios.
La solución es la creación de una Zona de Jóvenes. Un espacio en el que no exista lugar para la tranquilidad, lleno de cafés, bares y discotecas, en el que la música se pueda escuchar tanto en los boliches como en las calles, en las que estaría permitido beber y bailar. Lo único que nuestros jóvenes no podrían hacer es incurrir en la comisión de delitos.
Igual que cuando se define una zona como “Parque Industrial”, en la que no se permite construir otras cosa que no tengan relación con la industria, en esta “Zona de Jóvenes” nadie podría decidir construir su casa o su fábrica. Sería un espacio destinado única y exclusivamente a infraestructura de entretenimiento para jóvenes.
Las autoridades, a través de reglamentaciones y facilidades tendrían que “obligar” a todos los boliches que califiquen dentro de la categoría popular de “ruidosos” o “escandalosos” (que es lo que molesta a los vecinos), a trasladarse a esta zona.
Probablemente no sería conveniente que se construya muy lejos de la ciudad, por lo que creo que una solución para evitar mandar nuestros jóvenes a kilómetros del centro, sería la suscripción de un convenio con la Universidad Mayor de San Simón (UMSS).
La UMSS tiene, hace ya muchos años, un proyecto de nueva ciudadela universitaria con el que pretende abandonar su infraestructura actual, que espacialmente ya no abastece para su expansión. Entonces, en una alianza entre la Gobernación y el Municipio de Cercado, se podría comprar a la UMSS sus actuales predios, además de ayudarle a conseguir cooperación internacional para la construcción de la nueva ciudadela.
Lo que hoy es el campus de la Universidad, entonces, se convertiría en la Zona de Jóvenes, y la infraestructura que ahí existe podría darse en ventas, alquileres y anticréticos a los negocios de entretenimiento para jóvenes.
De esta forma, solucionaríamos tres problemas, a saber: 1) Darle tranquilidad a los vecinos que viven en los lugares que actualmente son sitios de diversión de los jóvenes, 2) Brindar a los jóvenes un lugar propicio para divertirse sin que les sea amenazado por los mayores, y 3) ayudar a la UMSS a concretar su ciudadela universitaria.
Adicionalmente, conseguiríamos que Cochabamba sea la primera ciudad del país en contar con una inmensa Zona de Jóvenes.
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