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miércoles, 5 de diciembre de 2007

¿Dónde está Dios?

En el artículo 110 del texto aprobado en el cuartel de la Glorieta dice: II. La información y las opiniones emitidas a través de los medios de comunicación social deben respetar los principios de veracidad y responsabilidad.

Si asumimos que Dios está sentado en la silla principal del palacio de gobierno, entonces no tenemos nada de qué preocuparnos ni nada por qué sospechar. Él, en su inmensa sabiduría y su infinito amor por la justicia, se encargará de decidir cuál es la verdad, esa verdad absoluta en base a la que todos los informadores y opinadores tendremos que actuar responsablemente.

Seguramente la verdad es lo que se dice en canal 7 y lo que se difunde a través de ABI. Y en ese caso, descubrir la mentira es muy fácil, todo lo que digan la oposición, los viles escribidores (como me han dicho por email) que piensan distinto o los periodistas que no dicen constantemente "Bolivia va bien" o "el gobierno lo hace bien" somos unos irresponsables mentirosos.

Pero como yo soy de los que creen que el único y verdadero Dios está en los cielos, me preocupo y sospecho, pues hay por ahí algún grupículo de personas que atribuyen las oposiciones y sus propias miserias y fracasos gubernamentales, a las diabólicas mentiras que se difunden a través de los medios, financiadas por el satánico imperio y por perversos movimientos como el partido popular de España y las transnacionales, entre otros.

Quiero recordarles a esos necios, y también a mis compatriotas, que en los últimos 25 años de democracia, gran parte de los actos de corrupción, los crímenes contra las personas, las ineptitudes y las incompetencias, los negociados y las muertes, las mentiras y las contradicciones de nuestros gobernantes, han sido reveladas y/o difundidas por los medios de comunicación. De no ser por los medios, nos habrían podido ocultar innumerables asquerosidades de la política durante años, y habrían perpetrado muchas más sin el temor a que fueran difundidas por ellos.

No hay que olvidar la cobertura completa que se le dio a todos los conflictos que vivimos desde la "guerra del agua" hasta hoy, a los casos de corrupción (BancoVínculos, ChitoChatarra, VisasChinas, Manuel Morales y los contratos petroleros irregulares, etc…) a las violaciones a nuestra soberanía (desde el operativo "Refugio Seguro" en Santa Ana del Yacuma hasta los aterrizajes misteriosos de Chávez y sus militares en Trinidad) y un sinfín de casos mas.

Hay que recordar que el gobierno de Sánchez de Lozada, en octubre del 2003, hizo desaparecer una edición del semanario Pulso, en cuya primera plana se destacaba la necesidad de que el Presidente renuncie. Se puede hablar de que la energía con la que algunos medios critican es mayor o menor dependiendo de cada uno, la relevancia que le dan a ciertas noticias siempre dependerá de su política editorial. Pero de ninguna manera se los puede acusar de mentir.

Creo que igual que a Sánchez de Lozada en algún momento le molestó la existencia de los medios, hoy al la gente del gobierno también le molesta. Y en este artículo del vergonzoso texto constitucional que nos proponen, veo que se pone en peligro la posibilidad de que los bolivianos continuemos contando con unos medios que, aunque lejos de ser perfectos, si no nos han salvado de ser sorprendidos en situaciones muy incomodas e inconvenientes, por lo menos nos lo han hecho saber en el menor tiempo posible (el tiempo que les tomó enterarse de ello)

Por supuesto que siempre existe la posibilidad de que alguien utilice algún medio irresponsablemente, pero para eso existe la ley de imprenta y, en última instancia, las leyes ordinarias.

Insisto, Dios no está en el palacio de gobierno, por lo tanto no existe nadie con la autoridad y sabiduría suficientes para decidir cuál va a ser la verdad absoluta para todos los bolivianos. Es mejor que cada ciudadano, con su capacidad de discernimiento, elija a qué medios creer y a cuáles no. Y debemos reconocer su labor, que ha sido fundamental para la consolidación de una democracia más transparente.

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