Dejando en claro que estoy de acuerdo con el “deber ser” en la situación política boliviana. Es decir, que creo que Evo Morales debería cambiar de actitud y gobernar para todos, que García Linera y los parlamentarios deberían dejar de ser tan irresponsables y elegir a los nuevos miembros del Tribunal Constitucional (sin cuoteos y con transparencia), en fin, que cada quien asuma su deber de manera constructiva y con afán concertador, y que todos terminen sus mandatos el 2010.
Pero como dijo Jack Sparrow en “La maldición del perla negra”: Hay dos cosas que importan en la vida: lo que puedes hacer y lo que no puedes hacer. Y en este instante deberíamos estar seguros (al menos yo lo estoy) de que toda esa maravilla de comportamiento (el deber ser) está muy lejos de nuestra situación real y es algo que no pueden hacer ni el gobierno (porque está acostumbrado a la confrontación y a la maniobra barata), ni Podemos (porque también está acostumbrado a la maniobra barata). Ellos están haciendo lo que pueden hacer, están actuando de acuerdo a sus capacidades, que lamentablemente se limitan a la triquiñuela conspirativa, el negociado político, el show confrontacional, la mentira para endulzar los oídos del pueblo y otras habilidades despreciables que lamentablemente ponen en práctica los partidos políticos más podridos de los últimos 25 años (MAS y Podemos). ¿Qué podíamos esperar de un Evo Morales que demostró de sobra que la única lealtad que guarda es consigo mismo, y que cuando puede, quiere o se siente opacado, propina una patada en el trasero a quien sea, aunque esa persona en particular se haya puesto de escalera para que él llegue a donde está? ¿O de Tuto Quiroga, quien después de conspirar contra Hugo Banzer para hacerse con la presidencia, y luego abandonando y destruyendo a los militantes y al partido que usó para llegar a donde llegó en política, decide traicionar a los ciudadanos que votaron por él como una opción supuestamente contraria al MAS, primero extendiendo las sesiones de esa Asamblea Constituyente, luego aprobando esa estúpida ley de referéndum revocatorio para conspirar contra los prefectos, transformándose en el principal aliado del MAS?
Si el MAS no pretende cesar de destruirnos el país en su afán por quedarse en el poder, lo más lógico sería buscar una solución alternativa para salir del atolladero. Pero Podemos, lejos de tratar de evitar nuestra destrucción, opta por encamarse con el MAS buscando obtener algunas prefecturas, y para conseguir cuotas en el Tribunal Constitucional y en la Corte Electoral. Ciertamente el MAS, con la ayuda de Podemos, ha conseguido y está consiguiendo todo lo que quiere, y seríamos muy ingenuos si creyésemos que Podemos no está obteniendo nada a cambio. Probablemente a Podemos le preocupa menos ser el segundón en una futura elección, que quedarse sin espacios de poder en instancias estatales. Entonces, con el proceso de elección para acefalías en el órgano judicial se asegura de tener influencia en los juzgados, con la ley de referéndum revocatorio se hacen con dos o tres prefecturas del país, y con toda su movida congresista, encabezada por el oportunista Vásquez Villamor, recuperan algo de la vigencia política perdida para asegurarse una futura presencia en el congreso. Por otro lado, el MAS gana un aliado para futuros negociados pero, más importante aun, gana la posibilidad, ya con menos prefectos que le estorben, de aprobar su texto constitucional y quedarse en el gobierno por al menos diez años más, eso sin contar que con el órgano judicial copado se elimina cualquier posibilidad de juicio de responsabilidades a Evo Morales por todas las violaciones a la Constitución Política del Estado durante su gobierno. ¡Y yo que creí que el MAS no hacía pactos, y estos hace rato que terminaron su luna de miel!
No se cual de los dos es más asqueroso, ni me interesa averiguarlo. Lo que si se es que no deberíamos permitir que los amantes se salgan con la suya, y que de todos modos es necesario encontrar una salida al atolladero en el que seguimos. Y ya que lo descrito en el primer párrafo (deber ser), que es lo único institucionalmente correcto, no es posible. Y ya que la salida, convenientemente pactada y planificada, que nos proponen los tórtolos no es institucionalmente válida. Creo que debemos exigir otra salida, que tampoco es institucionalmente válida, pero que evita que Podemos y el MAS se salgan con la suya, permite que los ciudadanos reconfiguremos el mapa de fuerzas políticas del país, y no tiene reglas tan tramposas como la ridícula ley de los aliados de gobierno. La salida se llama: elecciones generales, con ellas decidiremos las cosas en la urnas, y no en las negociaciones entre los desleales Tuto y Evo, o entre los siniestros Álvaro García y Vásquez Villamor.
Pero como dijo Jack Sparrow en “La maldición del perla negra”: Hay dos cosas que importan en la vida: lo que puedes hacer y lo que no puedes hacer. Y en este instante deberíamos estar seguros (al menos yo lo estoy) de que toda esa maravilla de comportamiento (el deber ser) está muy lejos de nuestra situación real y es algo que no pueden hacer ni el gobierno (porque está acostumbrado a la confrontación y a la maniobra barata), ni Podemos (porque también está acostumbrado a la maniobra barata). Ellos están haciendo lo que pueden hacer, están actuando de acuerdo a sus capacidades, que lamentablemente se limitan a la triquiñuela conspirativa, el negociado político, el show confrontacional, la mentira para endulzar los oídos del pueblo y otras habilidades despreciables que lamentablemente ponen en práctica los partidos políticos más podridos de los últimos 25 años (MAS y Podemos). ¿Qué podíamos esperar de un Evo Morales que demostró de sobra que la única lealtad que guarda es consigo mismo, y que cuando puede, quiere o se siente opacado, propina una patada en el trasero a quien sea, aunque esa persona en particular se haya puesto de escalera para que él llegue a donde está? ¿O de Tuto Quiroga, quien después de conspirar contra Hugo Banzer para hacerse con la presidencia, y luego abandonando y destruyendo a los militantes y al partido que usó para llegar a donde llegó en política, decide traicionar a los ciudadanos que votaron por él como una opción supuestamente contraria al MAS, primero extendiendo las sesiones de esa Asamblea Constituyente, luego aprobando esa estúpida ley de referéndum revocatorio para conspirar contra los prefectos, transformándose en el principal aliado del MAS?
Si el MAS no pretende cesar de destruirnos el país en su afán por quedarse en el poder, lo más lógico sería buscar una solución alternativa para salir del atolladero. Pero Podemos, lejos de tratar de evitar nuestra destrucción, opta por encamarse con el MAS buscando obtener algunas prefecturas, y para conseguir cuotas en el Tribunal Constitucional y en la Corte Electoral. Ciertamente el MAS, con la ayuda de Podemos, ha conseguido y está consiguiendo todo lo que quiere, y seríamos muy ingenuos si creyésemos que Podemos no está obteniendo nada a cambio. Probablemente a Podemos le preocupa menos ser el segundón en una futura elección, que quedarse sin espacios de poder en instancias estatales. Entonces, con el proceso de elección para acefalías en el órgano judicial se asegura de tener influencia en los juzgados, con la ley de referéndum revocatorio se hacen con dos o tres prefecturas del país, y con toda su movida congresista, encabezada por el oportunista Vásquez Villamor, recuperan algo de la vigencia política perdida para asegurarse una futura presencia en el congreso. Por otro lado, el MAS gana un aliado para futuros negociados pero, más importante aun, gana la posibilidad, ya con menos prefectos que le estorben, de aprobar su texto constitucional y quedarse en el gobierno por al menos diez años más, eso sin contar que con el órgano judicial copado se elimina cualquier posibilidad de juicio de responsabilidades a Evo Morales por todas las violaciones a la Constitución Política del Estado durante su gobierno. ¡Y yo que creí que el MAS no hacía pactos, y estos hace rato que terminaron su luna de miel!
No se cual de los dos es más asqueroso, ni me interesa averiguarlo. Lo que si se es que no deberíamos permitir que los amantes se salgan con la suya, y que de todos modos es necesario encontrar una salida al atolladero en el que seguimos. Y ya que lo descrito en el primer párrafo (deber ser), que es lo único institucionalmente correcto, no es posible. Y ya que la salida, convenientemente pactada y planificada, que nos proponen los tórtolos no es institucionalmente válida. Creo que debemos exigir otra salida, que tampoco es institucionalmente válida, pero que evita que Podemos y el MAS se salgan con la suya, permite que los ciudadanos reconfiguremos el mapa de fuerzas políticas del país, y no tiene reglas tan tramposas como la ridícula ley de los aliados de gobierno. La salida se llama: elecciones generales, con ellas decidiremos las cosas en la urnas, y no en las negociaciones entre los desleales Tuto y Evo, o entre los siniestros Álvaro García y Vásquez Villamor.
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