Es curioso el parecido entre los prefectos oficialistas. Hace poco Rafael Puente declaraba que no haría ningún reclamo por los recursos económicos provenientes del IDH confiscados a la prefectura porque “nos sobra plata” y me recordó al Prefecto de Potosí, que después de que los potosinos se han quejado durante décadas por haber mantenido a Bolivia con la minería y no haberse desarrollado plenamente, y teniendo hoy la oportunidad de recibir el mismo favor de las regiones productoras de hidrocarburos, declaraba durante el diálogo del mes de enero, que Potosí no necesitaba dichos recursos.
Claro, a Potosí y a Cochabamba les sobra plata, tan es así, que son las regiones con menor índice de pobreza, con mayores oportunidades de empleo y generación de riqueza, y con la mejor infraestructura civil del país. Todos los bolivianos ambicionan migrar a Cochabamba o Potosí porque, de lograrlo, sus futuros están asegurados. Y yo creo que si nos sobra tanta plata como dicen nuestros prefectos, deberíamos crear agencias de cooperación para los países menos afortunados que podemos encontrar por doquier en África. Dos poderosas regiones como las nuestras, hartas de inversión y riqueza, sin ninguna necesidad, con dinero para botar, deberíamos financiar proyectos de desarrollo para sacar a los países africanos del atraso.
Pero más allá del sarcasmo, creo que si Puente fuera tan honesto como me habían hecho creer los cochabambinos (o él les había hecho creer a ellos), lo que debería haber dicho es que no va a hacer ningún reclamo por los recursos del IDH porque él no está en esa prefectura para defender los intereses de la región ni mucho menos, sino para neutralizar a Cochabamba como región contestataria y de esa forma defender a su gobierno. Debió haber dicho: “Yo soy un Prefecto nombrado por el Presidente Morales, es obvio que no voy a hacer nada que perjudique la imagen y la gestión del Presidente Morales. Estoy aquí como una garantía de que desde Cochabamba no va a tener más problemas” Eso hubiera sido un acto de verdadera honestidad.
Otra cosa que debería haber dicho a los periodistas, esos sucios y vendidos, es: “Mi gestión va a ser diametralmente distinta a la de Reyes Villa, olvídense de caminos, riego y puentes, el único Puente que van a tener conmigo soy yo. Cochabamba ya ha manifestado que esas gestiones ejecutivas son incorrectas, así que no se preocupen, si nos ven entregar obras será porque las inició la anterior gestión, y no porque nosotros tengamos la intención de entrar en la dinámica del obrismo” por otro lado, un elemento muy importante que debería haber destacado es a lo que se va a dedicar porque, ya que nos sobra plata, por lo tanto no hay pobreza ni desempleo, porque hay demasiado desarrollo y riqueza en nuestra región, y consecuentemente no nos hace falta nada, entonces a alguna cosa se tiene que dedicar el nuevo Prefecto. En este sentido la declaración debería haber sido más o menos así: “Nosotros nos vamos a dedicar a neutralizar a los posibles elementos que pudieran constituirse en piedras en el zapato para nuestro Presidente. Empezando por el anterior prefecto, a quien nos encargaremos de inventarle los actos de corrupción que fueran necesarios, y las negligencias suficientes, de tal manera que podamos terminar de convencer a Cochabamba de que los únicos que merecen sus favores somos nosotros. Entonces, nuestra principal labor se resumirá en echar barro a gestiones anteriores, y en constituirnos en una prefectura del oficialismo, muy sumisa y complaciente, pero absolutamente contraria a las regiones opositoras” Cosa que, ahora que el Presidente decidió ser un autócrata, gobernando por decreto como cualquier dictador, violando las leyes a placer y concentrando el poder del gobierno en un solo órgano, es urgentemente necesaria ¿Qué mejor que un grupículo de sujetos en las prefecturas, justificando que el Presidente sea impunemente poderoso?
Después de una declaración como esta, uno podría haber admitido e incluso admirado la honestidad que supuestamente caracterizaba a Rafael Puente. Porque en resumidas cuentas eso es lo que va a suceder de hoy en adelante en Cochabamba, lo mismo que en Potosí. Claro que no hay que quejarse demasiado. Después de todo, más Potosí que Cochabamba, pero ambos, votaron por lo que están recibiendo. Como ambas regiones deben estar muy bien en sus índices de desarrollo, es de esperar que los ciudadanos continúen contentos y no se quejen del “nuevo estilo” prefectural. Los únicos con moral para quejarnos somos quienes le dijimos “no” al Presidente y sus acólitos.
Claro, a Potosí y a Cochabamba les sobra plata, tan es así, que son las regiones con menor índice de pobreza, con mayores oportunidades de empleo y generación de riqueza, y con la mejor infraestructura civil del país. Todos los bolivianos ambicionan migrar a Cochabamba o Potosí porque, de lograrlo, sus futuros están asegurados. Y yo creo que si nos sobra tanta plata como dicen nuestros prefectos, deberíamos crear agencias de cooperación para los países menos afortunados que podemos encontrar por doquier en África. Dos poderosas regiones como las nuestras, hartas de inversión y riqueza, sin ninguna necesidad, con dinero para botar, deberíamos financiar proyectos de desarrollo para sacar a los países africanos del atraso.
Pero más allá del sarcasmo, creo que si Puente fuera tan honesto como me habían hecho creer los cochabambinos (o él les había hecho creer a ellos), lo que debería haber dicho es que no va a hacer ningún reclamo por los recursos del IDH porque él no está en esa prefectura para defender los intereses de la región ni mucho menos, sino para neutralizar a Cochabamba como región contestataria y de esa forma defender a su gobierno. Debió haber dicho: “Yo soy un Prefecto nombrado por el Presidente Morales, es obvio que no voy a hacer nada que perjudique la imagen y la gestión del Presidente Morales. Estoy aquí como una garantía de que desde Cochabamba no va a tener más problemas” Eso hubiera sido un acto de verdadera honestidad.
Otra cosa que debería haber dicho a los periodistas, esos sucios y vendidos, es: “Mi gestión va a ser diametralmente distinta a la de Reyes Villa, olvídense de caminos, riego y puentes, el único Puente que van a tener conmigo soy yo. Cochabamba ya ha manifestado que esas gestiones ejecutivas son incorrectas, así que no se preocupen, si nos ven entregar obras será porque las inició la anterior gestión, y no porque nosotros tengamos la intención de entrar en la dinámica del obrismo” por otro lado, un elemento muy importante que debería haber destacado es a lo que se va a dedicar porque, ya que nos sobra plata, por lo tanto no hay pobreza ni desempleo, porque hay demasiado desarrollo y riqueza en nuestra región, y consecuentemente no nos hace falta nada, entonces a alguna cosa se tiene que dedicar el nuevo Prefecto. En este sentido la declaración debería haber sido más o menos así: “Nosotros nos vamos a dedicar a neutralizar a los posibles elementos que pudieran constituirse en piedras en el zapato para nuestro Presidente. Empezando por el anterior prefecto, a quien nos encargaremos de inventarle los actos de corrupción que fueran necesarios, y las negligencias suficientes, de tal manera que podamos terminar de convencer a Cochabamba de que los únicos que merecen sus favores somos nosotros. Entonces, nuestra principal labor se resumirá en echar barro a gestiones anteriores, y en constituirnos en una prefectura del oficialismo, muy sumisa y complaciente, pero absolutamente contraria a las regiones opositoras” Cosa que, ahora que el Presidente decidió ser un autócrata, gobernando por decreto como cualquier dictador, violando las leyes a placer y concentrando el poder del gobierno en un solo órgano, es urgentemente necesaria ¿Qué mejor que un grupículo de sujetos en las prefecturas, justificando que el Presidente sea impunemente poderoso?
Después de una declaración como esta, uno podría haber admitido e incluso admirado la honestidad que supuestamente caracterizaba a Rafael Puente. Porque en resumidas cuentas eso es lo que va a suceder de hoy en adelante en Cochabamba, lo mismo que en Potosí. Claro que no hay que quejarse demasiado. Después de todo, más Potosí que Cochabamba, pero ambos, votaron por lo que están recibiendo. Como ambas regiones deben estar muy bien en sus índices de desarrollo, es de esperar que los ciudadanos continúen contentos y no se quejen del “nuevo estilo” prefectural. Los únicos con moral para quejarnos somos quienes le dijimos “no” al Presidente y sus acólitos.
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