Parte del debate en Asamblea Constituyente está girando en torno a las independencias. Las alcaldías del país declaran emergencia porque su propuesta para la constituyente, que amplía el ámbito de las independencias municipales, no fue incluida en la discusión.
Después de que los bolivianos acudimos a un referendo para aprobar o no la implementación de independencias en nuestros departamentos, el gobierno, en primera instancia, nos viene con la gran mentira de que la decisión era nacional y no departamental. Posteriormente, y al ver que su argumento era una evidente triquiñuela asquerosa, nos quiere cambiar la figura de independencias departamentales por "independencias territoriales" (nada más que otra grosería gubernamental).
Le guste o no al gobierno, aunque los resultados de la Corte Nacional Electoral pongan "resultados del referendo NACIONAL", los bolivianos acudimos al evento convencidos de que la decisión era por departamentos, y que de lo que se trataba era de independencias departamentales, no comunitarias, ni territoriales, ni provinciales, ni nada por el estilo.
El viernes 15 de junio pasado, mientras el sistema de universidades fiscales de Bolivia exige que se respete su independencia universitaria, en la universidad de San Simón de Cochabamba mostramos lo que somos capaces de hacer con ella, con una revuelta por demás salvaje con decenas de heridos, causada por los estudiantes trotskistas característicamente irracionales.
El gran culpable, el Rector Franz Vargas Loayza, porque por muy independiente que sea la universidad, al no contar con fuerzas del orden propias, debió haber solicitado el ingreso de la Policía Nacional para evitar la catástrofe. Eso no hubiera sido una violación a la independencia universitaria, sino una medida para precautelar un bien constitucional mayor, la vida y la integridad humanas.
Todos quienes trabajan y asisten a San Simón, son hijos y/o padres y/o hermanos de alguien, y son conciudadanos con derechos y deberes que se deben respetar y cumplir. Fue una cuestión de suerte que solamente contemos heridos y no muertos porque, por si algunos no lo sabían, con dinamitazos, piedras y palos también se puede matar.
Que la universidad necesita reformas urgentemente, es innegable. Que hay algunos grupos de poder que las rechazan, es evidente. Pero que hay propuestas de reforma planteadas por el trotskismo, que rayan en lo absurdo, también es cierto.
Cuando la universidad debiera dar las pautas de mecanismos pacíficos, democráticos, e institucionales para la solución de divergencias, lo que hace es confirmar su incapacidad intelectual y reafirmar una vocación por la violencia que ya se ha generalizado demasiado en la sociedad boliviana.
¿El gobierno tiene la moral para recriminar a la universidad por la violencia? por supuesto que no. Los métodos belicosos son uno de los rasgos principales de los movimientos sociales del MAS, harían muy mal en mirar la paja en el ojo de la universidad sin retirar primero el troncazo que llevan ellos.
¿La reforma que requiere la universidad debe venir por la misteriosa fórmula del "control social" propuesta por algunos sectores oficialistas? tampoco, la universidad tiene la obligación moral e intelectual, dentro del marco de su independencia, de reformarse y terminar de una vez por todas con su agonía institucional.
Alguien me dirá (haciendo alusión al enfrentamiento del once de enero), que en los últimos meses la violencia como mecanismo de ajuste de discrepancias se ha convertido en una herramienta, ya no sólo de los movimientos sociales del gobierno. Precisamente ese es uno de nuestros principales problemas, el Estado ya no existe y la institucionalidad está en coma. El gobierno, llamado a complementar criterios, demandas e intereses de todos los ciudadanos, se dedica a sus propios asuntos y los de sus allegados (que antes eran parientes y ahora son movimientos sociales). Es decir, andamos muy mal.
A todo esto, acabo de darme cuenta que en lugar de autonomía he estado utilizando la palabra independencia. Un pequeño lapsus en el caso del prefecto de Cochabamba*, y un reiterado y sistemático error en mi caso. Espero que no quieran colgarme también a mí por eso… ahora que lo pienso bien, yo no soy prefecto opositor, así que dudo mucho que a alguien le importe.
*El 14 de diciembre del año 2006, además de declarar que llamaría a un nuevo referendo por las autonomías departamentales en Cochabamba, el Prefecto Manfred Reyes Villa dijo "adelante Santa Cruz con su independencia". El lapsus prefectural es descontextualizado hasta hoy por el gobierno a través de medios de comunicación como un llamamiento a la independencia de Santa Cruz.
Después de que los bolivianos acudimos a un referendo para aprobar o no la implementación de independencias en nuestros departamentos, el gobierno, en primera instancia, nos viene con la gran mentira de que la decisión era nacional y no departamental. Posteriormente, y al ver que su argumento era una evidente triquiñuela asquerosa, nos quiere cambiar la figura de independencias departamentales por "independencias territoriales" (nada más que otra grosería gubernamental).
Le guste o no al gobierno, aunque los resultados de la Corte Nacional Electoral pongan "resultados del referendo NACIONAL", los bolivianos acudimos al evento convencidos de que la decisión era por departamentos, y que de lo que se trataba era de independencias departamentales, no comunitarias, ni territoriales, ni provinciales, ni nada por el estilo.
El viernes 15 de junio pasado, mientras el sistema de universidades fiscales de Bolivia exige que se respete su independencia universitaria, en la universidad de San Simón de Cochabamba mostramos lo que somos capaces de hacer con ella, con una revuelta por demás salvaje con decenas de heridos, causada por los estudiantes trotskistas característicamente irracionales.
El gran culpable, el Rector Franz Vargas Loayza, porque por muy independiente que sea la universidad, al no contar con fuerzas del orden propias, debió haber solicitado el ingreso de la Policía Nacional para evitar la catástrofe. Eso no hubiera sido una violación a la independencia universitaria, sino una medida para precautelar un bien constitucional mayor, la vida y la integridad humanas.
Todos quienes trabajan y asisten a San Simón, son hijos y/o padres y/o hermanos de alguien, y son conciudadanos con derechos y deberes que se deben respetar y cumplir. Fue una cuestión de suerte que solamente contemos heridos y no muertos porque, por si algunos no lo sabían, con dinamitazos, piedras y palos también se puede matar.
Que la universidad necesita reformas urgentemente, es innegable. Que hay algunos grupos de poder que las rechazan, es evidente. Pero que hay propuestas de reforma planteadas por el trotskismo, que rayan en lo absurdo, también es cierto.
Cuando la universidad debiera dar las pautas de mecanismos pacíficos, democráticos, e institucionales para la solución de divergencias, lo que hace es confirmar su incapacidad intelectual y reafirmar una vocación por la violencia que ya se ha generalizado demasiado en la sociedad boliviana.
¿El gobierno tiene la moral para recriminar a la universidad por la violencia? por supuesto que no. Los métodos belicosos son uno de los rasgos principales de los movimientos sociales del MAS, harían muy mal en mirar la paja en el ojo de la universidad sin retirar primero el troncazo que llevan ellos.
¿La reforma que requiere la universidad debe venir por la misteriosa fórmula del "control social" propuesta por algunos sectores oficialistas? tampoco, la universidad tiene la obligación moral e intelectual, dentro del marco de su independencia, de reformarse y terminar de una vez por todas con su agonía institucional.
Alguien me dirá (haciendo alusión al enfrentamiento del once de enero), que en los últimos meses la violencia como mecanismo de ajuste de discrepancias se ha convertido en una herramienta, ya no sólo de los movimientos sociales del gobierno. Precisamente ese es uno de nuestros principales problemas, el Estado ya no existe y la institucionalidad está en coma. El gobierno, llamado a complementar criterios, demandas e intereses de todos los ciudadanos, se dedica a sus propios asuntos y los de sus allegados (que antes eran parientes y ahora son movimientos sociales). Es decir, andamos muy mal.
A todo esto, acabo de darme cuenta que en lugar de autonomía he estado utilizando la palabra independencia. Un pequeño lapsus en el caso del prefecto de Cochabamba*, y un reiterado y sistemático error en mi caso. Espero que no quieran colgarme también a mí por eso… ahora que lo pienso bien, yo no soy prefecto opositor, así que dudo mucho que a alguien le importe.
*El 14 de diciembre del año 2006, además de declarar que llamaría a un nuevo referendo por las autonomías departamentales en Cochabamba, el Prefecto Manfred Reyes Villa dijo "adelante Santa Cruz con su independencia". El lapsus prefectural es descontextualizado hasta hoy por el gobierno a través de medios de comunicación como un llamamiento a la independencia de Santa Cruz.
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