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sábado, 1 de noviembre de 2008

Irracionales y llorones

Pareciera que los partidarios de la izquierda tienen atrofiada la parte del cerebro que les permitiría razonar lógicamente. Bolivia tiene todo el derecho soberano de expulsar al embajador norteamericano, tiene toda la libertad, como Estado libre, de romper relaciones con el país que le plazca, pero debería hacerlo con mayor seriedad y no con los argumentos chapuceros con los que se lo intenta. La comunidad internacional no puede obligar a ningún país a mantener relaciones diplomáticas con otro, por más amistoso y bienintencionado que este pudiera ser, pero lo que sí puede exigir es mayor responsabilidad y seriedad en el proceso de construcción, mantención y finalización de relaciones diplomáticas. De la misma manera en que está mal visto, y en determinados casos se castigan las injurias entre privados, si se quiere mantener la paz y el respeto entre naciones, no se puede permitir que cualquier país culpe de financiar conspiraciones y promover confrontación a otro sin el suficiente respaldo de pruebas. Los sudamericanos, y toda la izquierda en el mundo, están demasiado acostumbrados a vociferar improperios contra todo lo que se les ocurre, culpando a otros de males que ellos no tienen la valentía de enfrentar y solucionar por si solos, como si esta fuera la obligación de otros.

En las calles del mundo, a las pobres mentes donde ha llegado la vulgata marxista, se las escucha culpar a la globalización, la tecnología, el imperio norteamericano, la industria y la empresa, y a todo lo que odian las mentes mediocres, de todos los males de la tierra. Sin embargo muy bien que aprovechan de todos los beneficios de la civilización occidental; realizan grandes conciertos contra la contaminación industrial y el gasto de energía, utilizando pantallas gigantes y grandes cantidades de electricidad; organizan manifestaciones anti-globalización, pero se comunican y coordinan acciones a través de teléfonos móviles y vía Web; protestan e insultan contra Estados Unidos, pero pretenden que este país les siga comprando sus productos.

La situación de Bolivia, la semana pasada, fue paradigmática. Mientras el Ministro Arce llegaba a Norteamérica para pedir que nos mantengan el ATPDEA, asegurando que estamos cumpliendo con la lucha contra las drogas y que la suspensión de las preferencias nos causaría un gran daño económico, Evo Morales declaraba que no necesitamos al mercado norteamericano y recibía peticiones de trabajadores de las minas para que en una hipotética crisis de la minería se les permitiera cultivar un kato de coca, los norteamericanos, por su puesto, no son nada tontos y están al tanto de todo eso, por lo que utilizaron los hechos para refutar el discurso del ministro, el Presidente dice que no hace falta el ATPDEA y de las 12000 hectáreas de coca que permite la ley, nosotros ya sobrepasamos las 25000. Ciudadanos españoles organizaban una manifestación exigiendo a EEUU ampliar el ATPDEA a Bolivia, pero si les preocupa tanto que nos quedemos sin mercado para nuestros productos ATPDEA, que exijan a su propio gobierno que nos den las preferencias y sean esos españoles “preocupados por nosotros”, los que nos los compren. También en España, los simpatizantes de Obama, declaraban que ya que Estados Unidos tiene tanta influencia en el mundo, se debería permitir que todos los ciudadanos del mundo votemos en las elecciones norteamericanas; eso me parece correcto, siempre y cuando luego nos sometamos al gobierno norteamericano como un Estado mas.

Los movimientos de izquierda son excesivamente irracionales, piden todo, y encima lo quieren incondicionalmente. Tienen la absurda idea de que se les debe mucho, ya sea por las épocas coloniales o por su ridícula noción de “justicia social”. Solo falta que exijamos que Estados Unidos nos transfiera el 10% de su ingreso per capita, porque “seria justo” o porque Norteamérica tiene que “redistribuir” su riqueza.

La riqueza, norteamericana o de cualquier país, se ha logrado en base al trabajo, la creatividad, el esfuerzo intelectual y físico, combinados con el comercio; si queremos seguir haciendo el ridículo, podemos continuar lloriqueando y mendigando porque somos muy miserables, muy ineptos, muy perezosos y muy tontos, y necesitamos que se nos mantenga, que se nos resuelva nuestros problemas, ser parásitos chupasangre, pero tendremos que entender que quien es mantenido no es independiente, tiene que cumplir condiciones para su manutención, debe ser obediente y portarse bien; o podemos dejar de llorar en las esquinas y asumir de una buena vez la responsabilidad de nuestras vidas, invertir nuestro tiempo en trabajo y capacitación, crear productos y buscar que sean competitivos, conseguir mercados no por el favor de nadie, sino porque lo que producimos es muy demandado.

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