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jueves, 13 de noviembre de 2008

Organizando la fiesta

Por supuesto que es absurdo pretender celebrar un referéndum en pleno estado de sitio. La idea fundamental del estado de sitio (y por eso se le llama estado de excepción) es que, mientras esté vigente, excepcionalmente se suspenden las libertades constitucionales, por lo que, en los hechos, se ejerce el totalitarismo en las regiones afectadas. Los individuos que estén en contra de la bobería de texto constitucional del MAS, Podemos y UN ¿podrán reunirse, planificar una campaña por el “no”, y ejecutarla? Por supuesto que no, no vaya a ser que se los acuse de conspiración, se los secuestre y, encapuchados de por medio, se los lleve al campo de concentración en que se ha convertido la ciudad de La Paz. Entonces, cualquiera que piense que no existe ningún inconveniente en llevar a cabo un acto eleccionario en pleno orden dictatorial, sin libertades ni garantías, definitivamente es un completo burro (con los perdones pertinentes a esos nobles animales que no tienen la culpa de la infinitud de la estupidez humana).

Me refiero, principalmente, a ese matón de cuello blanco llamado Álvaro García Linera, que mientras se exhibe con su careta demócrata ante quien puede, no muestra reparos en portarse como un vulgar dictadorzuelo, no solo ignorando, sino desafiando y desobedeciendo dictámenes y avisos de órganos del Estado encabezados ¡vaya paradoja! por personas que el mismo gobierno ha elegido. ¿Esperaba mayor obediencia señor vicepresidente? ¿Imaginó que Exeni y los ministros de la Corte Suprema serían más sumisos? ¿Le enfurece que después de tanto trabajo de desmontaje, aun exista institucionalidad republicana que le impida mandar como en su hacienda?

El señor Exeni se está esforzando por complacerles, dándoles plazo para levantar el estado de sitio en lugar de suspender el referéndum inmediatamente, pero tampoco es tan descarado como para llevar adelante el acto eleccionario contra toda ley. Eso es lo que su mentecita de autócrata quisiera, pero no es así como funciona un Estado de derecho… aunque ciertamente, Bolivia hace mucho que se parece más a una república bananera que a un Estado de derecho.

En cuanto a las sentencias de la Corte Suprema, por eso se llama así: Corte Suprema de Justicia (aunque ciertamente hace mucho que abandoné la esperanza de que sus mentecitas totalitarias lo entiendan), porque ellos, como parte del órgano judicial de nuestra moribunda República de Bolivia, son responsables de la administración de justicia y no ustedes. Si el ejecutivo, en complicidad con el legislativo (es decir MAS, Podemos y UN) quieren mantener a Leopoldo Fernandez no solo como preso político, sino además como fenómeno de circo para el público que asiste todos los días a las puertas de la cárcel de La Paz, haciéndoles creer que se está “haciendo justicia” y que ellos son los defensores de la transparencia, cuando en realidad los están convirtiendo en compinches de la autocracia que ustedes vienen montando, no pueden esperar que los miembros de la Corte Suprema, cuya probidad ustedes mismos refrendaron (¿o ya se olvidaron de eso?) también sean parte del terrorismo de Estado que hoy se practica. Sabemos que a ustedes les fascinaría poder declarar, igual que Luís XIV de Francia: “El Estado soy yo”, pero no se nos impacienten “compañero Álvaro” que con su nuevo texto constitucional aprobado podrán decir eso y más.

Pero claro ¿qué va a saber o querer aprender de Estado de derecho, división de poderes, libertad, presunción de inocencia y derechos humanos, un sujeto que hace algunos años, y en plena era democrática, apostó por el crimen del terrorismo? Justicia implica que el Estado debe aplicar de manera ecuánime las restricciones a la libertad individual para proteger esa misma libertad, pero ustedes se muestran muy prestos a secuestrar ciudadanos cuando éstos son opositores, haya o no haya pruebas en su contra, pero cuando se trata de simpatizantes o militantes, cuyas imágenes golpeando periodistas fueron vistas por el país entero, no mueven un solo dedo y miran para otro lado.

Eso me recuerda que los bolivianos ya hemos descubierto para qué sirve Derechos Humanos. Lejos de las leyendas de que esa institución se encargaba de velar por el respeto a dichos derechos, estamos constatando que a lo único que se ha dedicado y se dedica, es a defender los derechos y las arbitrariedades de todo socialistoide en nuestros países. Son otros tontos que no tienen la más peregrina idea de lo que es la justicia como ecuanimidad. Así estamos, nosotros defendiendo la poca racionalidad que le resta a Bolivia, y ustedes organizando la fiesta de los chivos.

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