La constitución redactada por el Libertador Bolívar en 1825, ya tenía previsto el funcionamiento del Estado boliviano en base a los patrones liberales de la ilustración. Es decir, la división de los poderes del Estado en distintos órganos de tal forma que, dispersando el poder, no existiera la posibilidad de que una sola persona o un grupo de personas monopolizaran su ejercicio, puesto que eso hubiera implicado la transferencia de la esclavitud de la corona española a una esclavitud criolla.
Naturalmente, igual que en muchos países del mundo, esa naciente democracia liberal adolecía de muchos defectos, no votaban las mujeres y la ciudadanía se adquiría en base a la propiedad de tierras, una cantidad de renta y la habilidad de leer y escribir. La igualdad ante la ley, muy a pesar de las intenciones del texto constitucional bolivariano, no llegaba a la totalidad de los habitantes del país.
La cultura política de los bolivianos, sin embargo, permanecería y permanece, dentro de la esfera autoritaria, puesto que en nuestros primeros años de democracia se sucedieron decenas de caudillos, elecciones fallidas, golpes de Estado y similares, que dejaron muy claro que en la república de Bolivia los demócratas eran pocos y carecían de la fuerza necesaria para implementar y defender una verdadera dinámica democrática.
El siguiente gran salto en la evolución positiva de la democracia boliviana se dio fruto de la revolución de 1952 con la reforma agraria y el voto universal. Los campesinos y las mujeres se transformaron en actores de la democracia liberal a través del voto secreto universal y directo, pero aun no se consolidaría su protagonismo en las formulas políticas electorales. Es decir que ya podían ser electores, pero por diferentes razones aun no formaban parte de la administración pública, aun no podían ser elegidos.
Los siguientes grandes avances de la democracia liberal boliviana se dieron a partir de 1985. El pacto realizado entre Banzer y Paz Estensoro, y el decreto 21060, contribuyeron a la estabilidad política y económica, necesarias para iniciar un proceso de consolidación y evolución permanente de la democracia en Bolivia.
En el gobierno de Jaime Paz Zamora, y fruto del afamado caso de “la banda de los tres” se consolida una Corte Nacional Electoral transparente como nunca la habíamos tenido en nuestra historia republicana, y que se ganó el reconocimiento internacional. En el mismo gobierno se aprueba la ley SAFCO, primera norma destinada a luchar contra la corrupción dentro de la administración pública.
Posteriormente, en el gobierno de Sánchez de Lozada se crean, por un lado, la ley de Participación Popular, destinada a otorgar mayor protagonismo a los municipios a través de la distribución de recursos económicos per-cápita, y por otro, la elección de la mitad de los diputados por circunscripciones uninominales a través del voto directo. Ambas reformas, alentaron el surgimiento de nuevos actores, líderes y dirigentes; se consiguió incorporar de manera definitiva y protagónica a toda clase de ciudadanos en el sistema democrático nacional, ya no solamente como electores, sino como candidatos. Se empezó a cumplir lo de la igualdad de posibilidades de elegir y ser elegidos.
Finalmente, y a causa de la crisis de octubre del 2003, se abre la posibilidad de que los ciudadanos bolivianos se organicen en agrupaciones ciudadanas y pueblos indígenas, flexibilizando así el monopolio de la representación política del que se habían beneficiado los partidos.
Esta es la evolución de la democracia liberal en Bolivia, seguramente corta y con pedazos faltantes, pero que demuestra su existencia y evolución positiva antes del gobierno de Evo Morales. Una evolución con luces y sombras que tuvieron que enfrentar y alentar todos los países democráticos del planeta. Una evolución que muestra los grandes aportes que, a pesar de los muchos errores, hicieron los partidos políticos y sus dirigentes durante décadas. ¿El gobierno de Evo Morales tiene previstos nuevos aportes, o pretende retroceder argumentando que todo lo anterior estuvo mal?
Naturalmente, igual que en muchos países del mundo, esa naciente democracia liberal adolecía de muchos defectos, no votaban las mujeres y la ciudadanía se adquiría en base a la propiedad de tierras, una cantidad de renta y la habilidad de leer y escribir. La igualdad ante la ley, muy a pesar de las intenciones del texto constitucional bolivariano, no llegaba a la totalidad de los habitantes del país.
La cultura política de los bolivianos, sin embargo, permanecería y permanece, dentro de la esfera autoritaria, puesto que en nuestros primeros años de democracia se sucedieron decenas de caudillos, elecciones fallidas, golpes de Estado y similares, que dejaron muy claro que en la república de Bolivia los demócratas eran pocos y carecían de la fuerza necesaria para implementar y defender una verdadera dinámica democrática.
El siguiente gran salto en la evolución positiva de la democracia boliviana se dio fruto de la revolución de 1952 con la reforma agraria y el voto universal. Los campesinos y las mujeres se transformaron en actores de la democracia liberal a través del voto secreto universal y directo, pero aun no se consolidaría su protagonismo en las formulas políticas electorales. Es decir que ya podían ser electores, pero por diferentes razones aun no formaban parte de la administración pública, aun no podían ser elegidos.
Los siguientes grandes avances de la democracia liberal boliviana se dieron a partir de 1985. El pacto realizado entre Banzer y Paz Estensoro, y el decreto 21060, contribuyeron a la estabilidad política y económica, necesarias para iniciar un proceso de consolidación y evolución permanente de la democracia en Bolivia.
En el gobierno de Jaime Paz Zamora, y fruto del afamado caso de “la banda de los tres” se consolida una Corte Nacional Electoral transparente como nunca la habíamos tenido en nuestra historia republicana, y que se ganó el reconocimiento internacional. En el mismo gobierno se aprueba la ley SAFCO, primera norma destinada a luchar contra la corrupción dentro de la administración pública.
Posteriormente, en el gobierno de Sánchez de Lozada se crean, por un lado, la ley de Participación Popular, destinada a otorgar mayor protagonismo a los municipios a través de la distribución de recursos económicos per-cápita, y por otro, la elección de la mitad de los diputados por circunscripciones uninominales a través del voto directo. Ambas reformas, alentaron el surgimiento de nuevos actores, líderes y dirigentes; se consiguió incorporar de manera definitiva y protagónica a toda clase de ciudadanos en el sistema democrático nacional, ya no solamente como electores, sino como candidatos. Se empezó a cumplir lo de la igualdad de posibilidades de elegir y ser elegidos.
Finalmente, y a causa de la crisis de octubre del 2003, se abre la posibilidad de que los ciudadanos bolivianos se organicen en agrupaciones ciudadanas y pueblos indígenas, flexibilizando así el monopolio de la representación política del que se habían beneficiado los partidos.
Esta es la evolución de la democracia liberal en Bolivia, seguramente corta y con pedazos faltantes, pero que demuestra su existencia y evolución positiva antes del gobierno de Evo Morales. Una evolución con luces y sombras que tuvieron que enfrentar y alentar todos los países democráticos del planeta. Una evolución que muestra los grandes aportes que, a pesar de los muchos errores, hicieron los partidos políticos y sus dirigentes durante décadas. ¿El gobierno de Evo Morales tiene previstos nuevos aportes, o pretende retroceder argumentando que todo lo anterior estuvo mal?
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