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lunes, 30 de julio de 2007

Cabildo en los tiempos del MAS

El viernes veinte de julio en La Paz, hubo tres cabildos: El de los paceños de a pie, que se manifestaron por la permanencia de la sede de gobierno en su ciudad. El que le sirvió al MAS para mostrar de manera soberbia su "fuerza" ante el resto del país. Y el que le mostró a Bolivia cuán "democráticas" son las costumbres, las organizaciones y los métodos que pretenden instaurar los masistas en la república, evitando, por la fuerza, que un constituyente ingrese en el evento.

No recuerdo que Samuel Doria Medina haya sido nombrado personaje no grato en La Paz. Esa sería, tal vez, la única razón por la que un constituyente de dicha ciudad no podría ingresar y hacer uso de la palabra en la manifestación de una población a la que representa.

Pero esto hay que tenerlo bien claro. No fueron los paceños los que evitaron que el constituyente participara en el evento. Fueron unos cuantos bellacos, con ínfulas de reyezuelos, los que cometieron la atroz arbitrariedad.

Alguien preguntará: ¿por qué tanto lío por Doria Medina? No, no soy amigo de él ni militante de su partido. No es Doria Medina quien me preocupa. Lo que me inquieta es la facilidad con la que nos estamos acostumbrando a las poses autoritarias.

Es así, exactamente, como maneja las asambleas el MAS, en el trópico de Cochabamba, en las comunidades rurales, en donde sea que tiene poder. Ahí están los "policías sindicales", una suerte de milicianos que ejercen el control político dentro de las asambleas, asegurándose de que los opositores y disidentes no ingresen, y menos hablen. Vigilando que nadie se desmarque, que todos mantengan la línea. Controlando quienes faltan o se duermen.

Los castigos pueden ser chicotazos o cosas peores. Castigos consumados en flagrante transgresión de la Constitución Política de Estado… sí, esa que ya teníamos, que siempre fue buena, con la que deberíamos quedarnos, y que en su artículo 6 dice: II. La dignidad y la libertad de la persona son inviolables. Respetarlas y protegerlas es deber primordial del Estado. Además en el artículo 7 referido a los derechos fundamentales dice: b) A emitir libremente sus ideas y opiniones por cualquier medio de difusión. Y en el artículo 12: Queda prohibida toda especie de torturas, coacciones, exacciones o cualquier forma de violencia física o moral…

Y los chicotazos y el lanzamiento de objetos a las personas, para evitar que emitan sus opiniones, para impedir que ingresen en una asamblea o cabildo ¿Qué son?... ¿caricias tal vez?

Son actos dictatoriales, totalitarios, tiránicos y arbitrarios, al más puro estilo de las dictaduras socialistas y fascistas. Actos que solo pueden ser ejecutados por personas que no tienen la más peregrina idea de lo que significa vivir en libertad y democracia, y respetando los derechos de los demás.

Esto comenzó hace mucho tiempo, con la prohibición a los partidos tradicionales de ingresar a ciertas comunidades a hablar con la gente, con la dictadura sindical siempre ejercida en el Chapare y otras zonas, con la prohibición a radios comunitarias no gubernamentales a emitir mensajes políticos, y ahora sucede en la concentración de La Paz.

¿Acaso no nos damos cuenta? Nos están diciendo "nosotros somos los únicos con derecho a hablar, y nosotros decidimos quién habla y quien participa, y quién es honesto y dice la verdad" ¿Nos estarán enterrando el puñal de la dictadura de a poco?

Lo sorprendente, una vez más, es la forma en que estamos asimilándolo. Después del cabildo, José Luís Paredes decía que ese es el carácter de los ponchos rojos, como si tuviéramos que comprenderlos a los pobres. Que actúan como policías sindicales tratando de proteger algo sagrado ¡Que maravilla, ahora tendríamos que felicitarlos seguramente!

¿Los bolivianos queremos vivir en libertad y democracia, o queremos ser esclavos? ¿Queremos un presidente o un emperador? Si lo que buscamos es ser los esclavos de un emperador socialistoide, estamos por buen camino. Pero si aspiramos a vivir en libertad y democracia, gobernados por un presidente constitucional, no podemos continuar tolerando este tipo de actitudes totalitarias.

Debemos mirar más allá de nuestras narices, observar este tipo de situaciones, y exigir que se nos gobierne respetando nuestra dignidad, nuestros derechos y nuestras libertades. En otros tiempos, si la policía nacional hubiera cometido dichas arbitrariedades, hubiese sido un escándalo nacional… pero esos eran otros tiempos… estos, son los tiempos del MAS.

martes, 24 de julio de 2007

Transformando la historia

Por un momento tuve la ingenua idea de que volvería a experimentar lo que sentía cuando era niño, cuando después de ver “Los Transformers” en la TV, jugábamos hasta el cansancio en el patio del colegio con mi amigo Waldo, haciendo nuestros mejores esfuerzos por imitar las voces de los personajes que cada uno quería interpretar, y el sonido de las transformaciones de nuestros queridos héroes.

No fue así… ¿y qué esperaba yo?... nosotros somos quienes tenemos que adaptarnos a la realidad y a los cambios, y no es la realidad la que tiene que adaptarse a nuestras vejeces. Porque la película está muy bien realizada, y está hecha para lograr que mi hijo sea uno de los millones de nuevos fanáticos de los maravillosos robots transformables. Es decir, está hecha para los nuevos tiempos, y aunque no fue exactamente lo que yo esperaba, me gustó.

Al principio tiene algo a lo que yo llamo “síndrome de primera película de saga” que es cuando la primera parte de las mismas, se dedica a explicar quiénes son los personales, de donde vienen, qué es lo que buscan y cosas como esas. Como comprenderán, todos los que ya sabemos todo eso, lo vemos como una pérdida de tiempo en pantalla pero, hay que insistir, la película no fue hecha solamente para los vejetes que ya conocíamos todo, sino para nuestros hijos… me atrevería a decir que más para ellos que para nosotros.

Dos cosas que no me gustaron: 1- Hay demasiado humor en la película. Se que siempre es necesario introducir el ingrediente en cuatro o cinco ocasiones, pero en algunas secuencias, eso parecía un filme cómico. 2- El protagonista Sam Witwicky (Shia LaBeouf) es (como dirían los norteamericanos) demasiado looooooser. No era necesario que sea un genio en acción, pero se la pasaba haciendo tonterías y babeando por Mikaela Banes (Megan Fox)… se que la actriz está como para eso… pero creo que Sam se excedió un poco.

Por lo demás, excelentes efectos especiales y muy buena música. Se siente el espíritu Transformers, especialmente cuando aparecen todos los autobots. Optimus Prime mantiene su espíritu humanitario. Complejas pero magistrales transformaciones (estoy impaciente por tener algunos juguetes en mis manos) Una bella protagonista, y creo que esa si está como para la generación “Transformers 80’s”

Digna de una segunda parte en la que, ya despejadas la preguntas y explicaciones pertinentes, podamos ver más aventuras ingeniosas y trepidantes.

Una película que no hay que perderse… y un consejo, que la vean los jóvenes, que es especial para ellos.


jueves, 19 de julio de 2007

Lo que hemos ganado con la democracia

Después de mucha sangre y sacrificio, los regímenes militares son solo un mal recuerdo, pero nunca logramos consolidar la democracia. Esa es la razón por la que muchos creen que no es muy diferente a la dictadura.

Sin embargo, no podemos permitir que las frustraciones causadas por el mal ejercicio de la democracia nos hagan perder el horizonte, nos sumerjan en los pantanos de la desesperanza, y nos tienten a reeditar nuestro trágico pasado.

Cuando cualquier tipo de movimiento popular, ciudadano, indigenista o lo que sea que se llame, pretende imponer sus criterios al resto de una sociedad, ya no estamos hablando de democracia sino de dictadura. Es a lo que Karl Popper llama colectivo egoísta, cuando hace la aclaración de que individualismo no implica egoísmo, y que pueden existir individualismos solidarios y colectivismos egoístas.

Pero igualmente, con la democracia hemos ganado mucho. Siempre existirá la posibilidad de que las personas nos equivoquemos y elijamos a los astutos y corruptos para gobernarnos, pero a esos bellacos los habremos puesto nosotros, no nos los habrá impuesto nadie por la fuerza de las armas. Después estará la posibilidad que siempre tendremos de echarlos del gobierno a través de una nueva elección o de un referendo revocatorio. Sin derramamientos de sangre, sin desaparecidos, sin exiliados, sin campos de concentración.

Ninguna dictadura le ha otorgado a ningún ciudadano dignidad, empleo y riqueza. Ejemplos los ha habido y los hay por todo el globo.

Gracias a la democracia hoy puedo escribir acerca de lo que hemos ganado con ella, una semana después de que alguien escribió que no habríamos ganado nada. Y ni esa persona, ni yo, vamos a ser perseguidos, amenazados o desaparecidos.

La democracia liberal permite las diferencias, el debate de ideas, las asociaciones de toda índole. Nos exige tolerancia y respeto a los derechos de los demás.

Adjunto la palabra "liberal" porque también existen las pseudodemocracias. Aquellas de tipo asambleísta, en las que el ciudadano debe votar bajo el ojo vigilante de su vecino, arriesgándose a represalias de la mayoría si decide disentir. Esas, evidentemente no son democracias.

En la democracia liberal son las personas, y no el Estado, las que se responsabilizan por sus acciones. Cada individuo decide si creer o no en Dios, si preferir o no uno u otro medio de comunicación, si leer o no un libro sobre marxismo, liberalismo, nazismo o capitalismo. Si leer o despreciar la columna de Lizandro Coca Olmos.

Porque la democracia liberal implica libertad de decisión en todos los ámbitos de nuestra existencia, y siempre y cuando no atentemos contra la libertad de otros. Dentro del sistema democrático existen más posibilidades de juzgar a los gobernantes que nos defraudaron y a los dictadores de ayer. Tenemos más posibilidades de participar en las acciones de gobierno, ya sea a través de las justas electorales, o a través de mecanismos de democracia participativa. Y sin importar si somos blancos, negros, indios, mestizos, cambas, collas, chapacos, de izquierda o de derecha.

Pero la democracia no es simple y llanamente un conjunto de procedimientos e instituciones. Para consolidarla debemos estar convencidos de que democracia es, sobre todo, personas haciéndola funcionar. Ciudadanos y gobernantes, no solo hablando de ella, sino practicándola, en sus hogares, en sus trabajos, en sus asociaciones, en la nación toda.

No se debe confundir a la democracia con los políticos. Las personas están a cargo de las instituciones, y son responsables de su buen o mal funcionamiento, no al revés. Ese es un error común que nos puede llevar al retroceso y, en consecuencia, otra vez a las tiranías.

La democracia es la gente ejerciendo su ciudadanía a través del respeto y ejercicio de libertades, y mediante el cumplimiento de las leyes. No es un conductor quejándose de sus corruptos gobernantes mientras se pasa una luz roja, ni un universitario luchando contra la mediocridad docente mientras hace trampa en los exámenes, ni un transeúnte despotricando contra el alcalde mientras tira su basura en las calles.

La democracia, o la vivimos o fracasa. Es un motor que requiere de sentimientos nobles y de gentes honorables para funcionar correctamente. De otra forma se convierte en lo que tenemos nosotros, una simple y vulgar fachada que no marcha ni a media máquina. La democracia es acción, no palabra.

viernes, 13 de julio de 2007

Fukuyama y el dilema de la estatalidad

En “La construcción del Estado” Francis Fukuyama nos propone la tesis de que los Estados débiles o fracasados son causantes de los grandes males del mundo, como la pobreza, el sida, las drogas y el terrorismo.

Estado fuerte, sin embargo, no debe interpretarse como estatismo. Este término más bien se refiere a la capacidad de las instituciones estatales de cumplir eficiente y eficazmente las funciones que les correspondan, cualesquiera que estas fueren. A esto se le llama “fuerza de las instituciones estatales”

La cantidad de funciones que cumple un Estado está definida por el “alcance de las instituciones estatales”, y se refiere a los ámbitos en donde el Estado ejerce tuición. Así, los Estados en donde la mayor parte de la actividad económica es privada, poseen un menor “alcance” que aquellos en donde éste se encarga de todo.

La situación ideal es la de un Estado con un alcance limitado, pero con gran fuerza. Los Estados con un alcance amplio, pero con una fuerza igualmente grande, se mantienen dentro del rango de lo aceptable. Unas instituciones estatales con poco alcance y fuerza, situarán a un país en el equipo de los fracasados. Pero la peor situación de todas siempre será la de los Estados con gran alcance, pero sin fuerza.

El dilema entonces, es ¿cómo transferir instituciones sólidas, de los Estados exitosos a los fracasados?

En primera instancia esto no es posible, al menos no de manera total. Existen algunos conocimientos, sistematizables y generalizables, que se pueden transferir. Pero algunos otros factores que determinan de manera crucial el funcionamiento y la solidez de las instituciones del Estado, como los “factores culturales y estructurales” no son pasibles de transferencia, y su modificación implica un proceso largo y de resultados inciertos.

Sin embargo, respecto de los factores susceptibles a perfeccionamiento, Fukuyama nos presenta su análisis y crítica, utilizando ejemplos históricos de Estados cuyas instituciones se encontraban, o se encuentran, en distintas situaciones, y cómo evolucionaron.

Aunque creo que los males del mundo no pueden atribuirse solamente a tal o cual tipo de países. Es evidente que los Estados institucionalmente débiles o fracasados, causan graves trastornos contra sí mismos y contra la comunidad internacional.

Podemos estar de acuerdo o no con la tesis inicial de Fukuyama, pero el análisis de la estatalidad, su fuerza, los factores que la determinan, y las formas de consolidarla, constituyen valiosas y fundamentales ideas para quienes se preocupan por los problemas de la administración pública.
Autor del libro: Francis Fukuyama

jueves, 12 de julio de 2007

Los bloqueos angelicales del Vicepresidente

No terminan de sorprender las declaraciones de los políticos...

En una nota de prensa de Los Tiempos del sábado siete de julio, aparece la noticia de que el Vicepresidente lamenta uso distorsionado de los bloqueos. García Linera se queja del uso injusto y desvirtuado de los bloqueos que los grupos movilizados estarían utilizando para exigir beneficios a favor de unas cuantas personas o para su familia o un pequeño grupo, y añade que siempre fue una medida de grandes movilizaciones que buscaban beneficios para todos

Como diría una gran amiga mía: Opción A: García Linera sufre de amnesia selectiva. Opción B: El vicepresidente ha estado viviendo en el país de las maravillas. Opción C: El Vice está postulando al campeonato nacional de cinismo. Personalmente me inclino por la “C”

Porque su declaración no es más que una obscena manifestación de cinismo. Pretende, en primera instancia, santificar las medidas de presión ejercidas antes de su “espléndido” gobierno, y dotarlas de un halo cuasi angelical citando las movilizaciones de la “guerra del agua”, y posteriormente trata de descalificar a quienes se movilizan durante su gobierno, porque estarían “desvirtuando” las medidas de presión.

En primer lugar ¿cuántos bloqueos, huelgas y marchas cree el Vicepresidente que hubieron en los últimos años?... no, no son decenas, son cientos si no miles de movilizaciones. Muchísimas apoyadas por él y con la participación activa de (si no encabezadas por) Evo Morales Ayma.

Pocas fueron “grandes movilizaciones de los bolivianos”, las podemos contar con los dedos de una mano y nos sobrarían dedos. El resto siempre han sido por intereses sectarios ¿acaso los bloqueos por el kato de coca fueron para todos?... yo no recuerdo tener un kato de coca en el patio trasero de mi casa.

Nuestro cínico Vicepresidente olvida citar muchas de las “grandes movilizaciones” de los últimos años. Pero aquí van algunas: 4 de junio de 2004, los cocaleros de los Yungas se movilizan pidiendo la creación de un mercado legal de coca, y los maestros (para variar) están en huelga. 11 de junio de 2004, en la comunidad de Huari, 300 personas amenazan con tomar las armas para evitar la abrogación de un decreto, 1200 propietarios de autos “chutos” bloquean Confital pidiendo nacionalización de vehículos. En este mismo año, en Ayo Ayo, una turba enardecida lincha cruelmente a su alcalde.

Me pregunto además: las movilizaciones cocaleras de enero del 2007 ¿fueron de las angelicales o de las desvirtuadas?

En el periódico del 9 de julio pasado, sobre la huelga de los mineros de Huanuni, el Presidente Morales dice que están pidiendo la renuncia del Prefecto de Oruro, y la de los ministros y eso ya es una acción política. Y Jaime Solares, principal dirigente de la huelga, es acusado por el gobierno de haber sometido a torturas a presos políticos como supuesto paramilitar del dictador Luis García Meza… ¿perdón?... ¿Acaso Jaime Solares no fue uno de los “grandes combatientes” en defensa de los recursos naturales y contra los gobiernos neoliberales?... ¿No fue con Solares que libraron formidables luchas contra el “sistema” y lograron “gloriosas victorias”?

En segundo lugar, decir que están desvirtuando la medida implica que ésta tendría alguna virtud. ¿Dónde está la virtud en medidas de presión que son fruto de la crisis institucional? ¿Cuál es la virtud de un bloqueo que vulnera los derechos de quienes no forman parte de él? ¿Qué virtud tienen las acciones de hecho que han convencido a los bolivianos de que, aplicando la suficiente fuerza, pueden conseguir absolutamente lo que les dé la gana?

El fracaso institucional del Estado, junto con la irresponsabilidad y oportunismo de líderes como García y Morales, impusieron en Bolivia el mecanismo de resolución de conflictos basado en bloqueos y violencia.

Señores Presidente y Vicepresidente, ¡bienvenidos al país que ustedes, y todo el resto de políticos atolondrados, ayudaron a crear!

Y en lugar de enredarse cuan perros persiguiendo sus propias colas con declaraciones absurdas ¿Por qué no se quitan la mascarita de una buena vez, y nos dicen que las únicas movilizaciones “legítimas” son las que ustedes organizan?

domingo, 8 de julio de 2007

Carta del Libertador Simón Bolívar al Presidente Morales


Sr.
Juan Evo Morales Ayma
Presidente Constitucional de la República de Bolívar
Palacio de Gobierno.


Señor Presidente: Le dirijo esta carta profundamente afligido por la situación en que se encuentra mi hija predilecta. Tanto Ud. como su amigo allá en Venezuela, suelen decir que todo lo que hacen corresponde a un pensamiento libertario e integrador que yo habría proclamado, sin embargo su comportamiento me llena de contradicciones, y como humilde soldado de mi patria, tengo la obligación de aclararle algunas cosas.

En primer lugar debo recordarle que la libertad y posterior fundación de las repúblicas americanas las hicimos pensando en las ideas nobles y liberales de la ilustración. Pensando en brindar felicidad a los pueblos de América, bajo los auspicios de una nación liberal que nos preste su protección.

Su amigo Chávez se parece más a los que reinaban en la tiranía que expulsamos de América que a los dignos soldados que luchamos contra ella. Por eso me preocupa tanto la admiración que Ud. ha expresado por él y por el dictador de Cuba.

¿Olvida que el dos de enero de 1814 dije “Huid del país donde uno solo ejerza todos los poderes: es un país de esclavos”? Y no en otra cosa se ha convertido Venezuela gracias al desgraciado error de otorgarle más poderes de los legales a su presidente. A Ud. le digo, sobre sus amigos, que "Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder" (15 de febrero de 1819) y que "Es una mancha miserable el querer mandar a todo trance" (15 de abril de 1823)

Me aflige también la manera en que el gobierno que Ud. dirige se enfrenta a todos cuantos proclaman su oposición a ciertas acciones suyas. Parecieran estar llenos de rencor y de afanes belicosos. Quiero recordarle también que "En política nada vale tanto y cuesta menos como las demostraciones de respeto y consideración" (23 de febrero de 1825) hacia todos. Y si hay opositores que critican y observan sus políticas, yo le digo que "el que manda debe oír, aunque sean las más duras verdades y, después de oídas, debe aprovecharse de ellas para corregir los males que producen los errores propios"

Si Ud. cree que los insultos y diatribas, tanto en política interna como en política exterior, son la forma correcta de ganar al enemigo, no sabe que "Los intrigantes corrompen los pueblos, desprestigiando la autoridad" (15 de abril de 1823)

Recuerde Ud. que yo dije que "El sistema de gobierno mas perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política" cosa que francamente no veo en ninguno se sus países. Más bien me parece que Ud. y sus amigos pretenden dejar a los pueblos sin seguridad, sin estabilidad, sin felicidad y sin bienes. Debo recordarle a Ud. también que "La propiedad es el derecho de gozar y disponer libremente de sus bienes y del fruto de sus talentos, industria o trabajo".

Todas estas son leyes fundamentales en países de gobiernos legítimos, justos y liberales.

Finalmente me gustaría que Ud. recuerde que "Todos los pueblos del mundo que han lidiado por la libertad, han exterminado al fin a sus tiranos" (15 de Febrero 1819)

Tales son, señor, las observaciones y pensamientos que tengo el honor de someter a usted para que los rectifique o deseche según su mérito.

Libertador Simón Bolívar

jueves, 5 de julio de 2007

Los políticos y la soberanía selectiva

La injerencia de Estados Unidos siempre fue notoria. No hay que olvidar las penosas declaraciones del ex embajador norteamericano Manuel Rocha durante la campaña presidencial del año 2002, que sirvieron para que Evo Morales, de un respetable tercer puesto, ascendiera a un comodísimo segundo lugar.

Entonces Evo Morales Ayma era un gran defensor de la soberanía nacional. Y en parte, una de las cosas que esperaban quienes votaron por él era un serio cambio respecto de ese tema. No las cuasi declaraciones de guerra que discursea su amigo Chávez (porque ese es una banda presidencial con boca) pero una relación dentro del marco del respeto mutuo, como Estados iguales ante la comunidad internacional, con intereses comunes y contradictorios, pero capaces de tener relaciones cordiales avanzando en los temas que nos convengan a ambos.

Posteriormente, en la campaña presidencial del año 2005, Chávez anuncia su preferencia por el candidato Morales. Es cuando surge ¡oh sorpresa! Un nuevo defensor de la soberanía nacional, nada más y nada menos que Jorge Quiroga Ramírez, después de años de no decir nada respecto de la injerencia norteamericana, se sentía ofendido por el apoyo chavista a Evo Morales.

Hoy, y ante la clara actitud hostil del gobierno del MAS frente a los Estados unidos, finalmente la embajada estadounidense tiene un perfil bajo dentro del Estado boliviano. Pero no nos libramos de las injerencias extranjeras, ahora es el amigo del presidente quien tiene sus narices siempre dentro de nuestros asuntos ¿Dónde quedó Juan Evo Morales Ayma defensor de la soberanía nacional?... pues está ahí, en palacio de gobierno, contentísimo de tener al todopoderoso Chávez de mentor. Porque Evo ya ha dicho que admira a Chávez y a Castro, y esa admiración lógicamente conlleva a la imitación.

Imitación que obviamente nos lleva a pensar que el Presidente sueña con hacer de Bolivia una Cuba o una Venezuela. Paradigmas de libertad, riqueza, tolerancia y democracia que representan ambos países ¿verdad?

Creo que nos perdimos algo… es decir, cuando los ciudadanos votamos en las elecciones, generalmente lo hacemos por un plan, o por unas propuestas, o por una nueva actitud. Pero por lo visto aquí también se cumple la regla del manual táctico de Manolito (el personaje de Quino) “cuando un elector se traga un programa de gobierno, en realidad se traga dos, el que tú le estás ofreciendo y el que realmente se está tragando”

Como la soberanía que tanto defienden nuestros políticos es selectiva, posiblemente en los futuros foros y debates por las candidaturas presidenciales, tendremos que preguntar a los candidatos a qué país o a cuál presidente piensan que debería alinearse el Estado Boliviano.

Un caso similar se ha dado recientemente en la Asamblea Constituyente. Cuando el órgano ejecutivo se entromete (Presidente o Vicepresidente mediante) en los asuntos de la Asamblea, nadie dice nada. Pero cuando el órgano judicial les dice a los asambleístas que la aprobación de la visión de país no va, porque no se incluyó al constituyente Lazarte, aparecen Félix Cárdenas y todos los oficialistas para defender la sacrosanta soberanía de la Constituyente.

¡Por favor, en qué quedamos! O se entrometen todos o no lo hace nadie.

La soberanía de la Constituyente no implica que ésta pueda transgredir leyes, simplemente que los constituyentes debieron haber podido trabajar tranquilos y sin interferencias de nadie en la redacción del texto constitucional.

Nadie debió haber viajado a Sucre para decirles a los constituyentes cómo hacer su trabajo, qué tipo de constitución diseñar, qué textos aprobar. Pero ahí donde se viole una ley, ya sea en la constituyente, el las universidades autónomas o en los regímenes autonómicos departamentales, el órgano judicial tiene la obligación de intervenir.

¿La Asamblea Constituyente ilegal?

La convocatoria a la Asamblea Constituyente (AC) fue hecha a través de una ley de la república, aprobada por dos tercios del congreso y promulgada por el Presidente Morales.

Es ésta ley la que le otorga constitucionalidad y legitimidad legal. Define lo que es la AC, qué son los constituyentes, cómo deben ser elegidos, la modalidad de votación por dos tercios (en ninguna parte dice nada de mayorías absolutas) y, entre muchas otras cosas más, en el artículo 24 pone: “La Asamblea Constituyente tendrá un período de sesiones continuo e ininterrumpido no menor a seis meses ni mayor a un año calendario a partir de su instalación”

Es decir, si hubiésemos tenido la fortuna de elegir representantes sensatos, racionales y concertadores que hubiesen redactado una nueva constitución en cinco meses, tendrían que haber sesionado un mes más para alcanzar el período mínimo, o pedir al congreso una ley de modificación. De otra forma hubiesen faltado a la ley.

Pero como la cruda realidad es que en un año los señores no pudieron redactar ni la sombra de una Carta Magna, ahora deciden prolongar las sesiones ¿Quién les ha dicho que pueden hacerlo? Nadie, pero se creen lo suficientemente plenipotenciarios para hacerlo ¡Y creen mal!

Creen mal por la sencilla razón de que fue (como ya lo he dicho) una ley de la república la que definió la duración de sus sesiones, y tendría que ser otra ley de la república la que la extendiera.

Revisando el reglamento de debates aprobado por los constituyentes, podemos ver claramente en el artículo siete, que entre las atribuciones de la plenaria no ponen en ningún inciso que ésta pueda definir nada sobre la duración de las sesiones de la AC. Es decir, no tiene potestad alguna para definir la prolongación o no de sus sesiones. Ninguna instancia de la AC posee tal atribución.

Dicho sea de paso, y aunque este no es el tema, revisando el mismo reglamento de debates, en el artículo diez inciso “l” de las atribuciones de la directiva de la Constituyente dice: “Precautelar la independencia de la Asamblea Constituyente” y no puedo hacer más que reír.

Pero volviendo a lo de la duración de la Asamblea. Si en plenaria, o en comisiones, o en cabildo constituyente, o en comités sindicales constitucionales, deciden extender la duración de la Asamblea, ésta es simple y llanamente ilegal, inconstitucional, ilegitima, una burla, una completa payasada. Ningún ciudadano tendrá la obligación de acatar nada de lo que resulte de su prolongación.

La pregunta es ¿están preparados para eso los constituyentes? Porque de hacer lo que parece que pretenden, se arriesgan al total y completo fracaso del proceso (que ya venía siendo un fracaso de todos modos)

¿No sería mejor acudir al congreso, claro, con el riesgo de no conseguir los dos tercios necesarios, pero evitando la confusión, la ilegalidad y hasta el enfrentamiento que podría causar una decisión tan irracional como es pretender que son todopoderosos? ¿No sería mejor comenzar de una vez por todas con el diálogo y la concertación con los opositores, con miras a una verdadera, integral y unificadora refundación de Bolivia?

Estamos caminando al borde de la cornisa, y medidas imprudentes como esa pueden precipitarnos ya no a la desinstitucionalización y el desgobierno (punto en el que ya estamos) sino a la anarquía y al caos. Ciertamente nuestra Asamblea Constituyente nunca fue originaria jurídicamente hablando pues, para serlo, tendría que haberse realizado en la fundación de una nueva república, sin poder gubernativo constituido, sin orden constitucional. Es simplemente una Asamblea a la que se le delegó la misión de reformar la Carta Magna en su totalidad ¿y quien le delegó esa función? El poder constituido en el Congreso Nacional.

Yo no se si el proceso constituyente aun se puede salvar. Ni siquiera se si valga la pena extender las sesiones. Lo que si se es que las irresponsabilidades, de larga data, desde antes de Evo Morales, pero también con él, nos vienen arrastrando hasta donde estamos, cada vez mas hondo dentro del desastre. Y lo catastrófico de todo es que este desastre no tiene fondo, siempre se puede estar peor y cada vez caemos más bajo.