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viernes, 23 de noviembre de 2007

Barbarie aymara

Alrededor de la media noche del jueves vi las imágenes… Unos ponchos rojos, esos que también son bolivianos, pero que últimamente se creen los únicos bolivianos, esos que supuestamente son mis hermanos, pero que últimamente están enemistados con quienes como yo, pensamos diferente, degollando a unos pobres animales.

Este tema tiene varias aristas que tocar. Nunca fui activista de los movimientos de defensa de los animales, siempre me conformé con respetarlos y respetar sus espacios. Es decir, hacer mi parte dejándolos vivir en paz, que tienen el mismo derecho que nosotros. Ayer pensé ¿qué culpa tienen esos perros? Definitivamente, fue injusto.

Los ponchos rojos nos amenazaron e intimidaron con su manifestación, bárbara y salvaje. Me recordaron a los videos que circularon por Internet de unos extremistas islámicos degollando a personas frente a las cámaras. ¿Qué sentido tiene? ¿De verdad creen que las autoridades a las que han amenazado no representan a nadie? Les llamaron “traidores” y dijeron que eso pasaría con los traidores como Rubén Costas, Manfred Reyes, Mario Cossio y otros líderes de oposición. ¿Acaso no saben que si les hacen algo, siempre existiremos otros ciudadanos dispuestos a reemplazarlos y a continuar resistiendo?

Estamos cada vez más lejos de la paz y la seguridad, y lo que más me apena de todo esto, es que haya sido Evo Morales, el primer fruto de la evolución positiva de la democracia boliviana, quien ha generado las condiciones apropiadas para que esto suceda, quien nos ha traído hasta aquí.

Los análisis politológicos o sociológicos vendrán después… las posibilidades de balcanización, de ugandización o de bosnianización, se verán después. Primero viene la impresión, mala, confusa, desoladora, entristecedora, decepcionante.

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