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jueves, 29 de noviembre de 2007

Es urgente votar por el NO

Hugo Chávez ya ha moldeado el régimen de gobierno venezolano a su antojo y lo ha convertido en una pseudodemocracia o pseudodictadura, como se lo quiera ver. Instituciones como la Asamblea Nacional (órgano legislativo), la corte electoral o el Tribunal Constitucional, existen solo de manera decorativa para mostrar una estructura institucional democrática hacia el exterior. Pero en los hechos, el poder del Presidente venezolano es absoluto, lo ejerce a través de otros pero está, finalmente, concentrado en él.

Las reformas que pretende sean aprobadas por los venezolanos no buscan otra cosa que profundizar y consolidar su régimen absolutista ¿Por qué otra razón alguien habría de querer incorporar la figura de la reelección indefinida en su Constitución, si no es pensando en reelegirse indefinidamente uno mismo? Pero los peligros son muchos más, y todos apuntan a dejar sin libertades a Venezuela.

Hay temor entre los venezolanos a ser incluidos, el día de la votación, en la lista negra que posee el régimen chavista. Una lista que se conoció después de su referéndum revocatorio, en la que están todos los venezolanos que firmaron solicitando la consulta, que es ampliada constantemente con nuevos nombres de opositores, que es usada para evitar que trabajen en cualquier instancia controlada por el Estado, y para suprimirles todos los beneficios posibles. Es decir, hacerles la vida imposible.

La libertad, sin embargo, implica responsabilidad. El régimen que hoy se vive en Venezuela, más que una esclavitud, aun parece una democracia trucada, pero tengan la seguridad de que mientras más concesiones le den a Chávez, más eso se irá pareciendo a lo que verdaderamente es, esclavitud.

Dicho sea de paso, el glorioso Libertador Simón Bolívar se revuelca en su tumba cada vez que a eso le llaman “bolivariano” Nuestro amado Libertador un día dijo huid del país en el que uno solo ejerce todos los poderes, es un país de esclavos. Y la libertad que nos otorgó Bolívar no nos la puede quitar nadie. No sacrifiquemos nuestra libertad y la de nuestros hijos por un poco de seguridad.

En época de dictaduras, un compositor boliviano vivió exiliado en Caracas, su nombre era Nilo Soruco. Allí escribió una cueca que bautizó con el nombre de “caraqueña”

Que lejos estoy, que lejos estoy de mi ansiedad
Mi río mi sol mi cielo llorando están
Mi río mi sol mi cielo llorando están

Pero he de volver, no llores mi amor, no llores mi amor
Nadie le pondrá murallas a nuestra verdad
Nadie le pondrá murallas a nuestra verdad

Nunca un mal duró cien años ni hubo pueblo que resista
Ya la pagarán no llores prenda pronto volveré
Ya la pagarán no llores prenda pronto volveré

Con mucho amor y solidaridad para mis hermanos venezolanos. Para que pronto yo pueda visitar su hermoso país, ya sin tiranos, libre de toda intolerancia.

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