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martes, 26 de octubre de 2010

Periodismo “sucio”

Aún en una situación en que existieran algunos medios de comunicación que expresen la posición de grupos particulares -como es el caso de los medios estatales que evidentemente son portaestandartes de la voz del oficialismo- no habría razón suficiente para restringir la libre expresión.

El Presidente ha dicho alguna vez que existirían “periodistas sucios”. Él debe saber muy bien eso, pues es bien conocido que cuando era dirigente en el Chapare organizaba reuniones con muchos periodistas, a los que trataba muy bien, y quienes se encargaron de que el hoy Presidente de Bolivia reciba más cámara y micrófono del que probablemente hubiera tenido en condiciones normales. Muchos de esos periodistas han ocupado y ocupan posiciones en su Gobierno.

De todos modos, a pesar de que está demostrado que la libre expresión no necesariamente garantiza neutralidad, la necesitamos para preservar la libertad. Libertad para ser neutrales, o para defender posiciones y criterios que creemos positivos, mejores o convenientes.

Pero utilicemos las palabras del Presidente, y califiquemos de “sucio” al periodismo que miente y manipula la verdad, para abordar el siguiente razonamiento:

Ciertamente que nadie quiere recibir “suciedad” en lugar de información, ni “suciedad” en lugar de razonamiento y argumentos válidos. Nosotros, como seres humanos amantes de la honestidad, y como buenos ciudadanos, quisiéramos que nuestros compatriotas reciban solamente verdad, y protegerles de toda “suciedad”.

Pero ¿cómo saber si lo que nosotros consideramos verdad no es en realidad “suciedad”?. Aún si yo estuviese convencido de que tengo en mis manos las verdades más profundas de la historia y la humanidad ¿sería, por ello, legítimo que se me permitiera eliminar todo tipo de opinión diferente, con el fin de preservarla, y de conseguir que la gente solamente reciba verdad?, ¿y qué sucedería si después de muchos años de difundir verdad, descubrimos todos que aquello que creíamos cierto, no era más que la completa y la más grande “suciedad”?, ¿Qué haríamos con todas las ideas y opiniones, todas las voces silenciadas, que potencialmente podrían haber sido las verdaderas verdades?

Tratar de determinar qué es “suciedad” y qué verdad es creer que somos Dios y jugar a serlo. Por mi absurdamente dogmático convencimiento de que lo que tengo en mi cabeza es la verdad, puedo condenar a toda una sociedad a vivir de la “suciedad” durante muchos años. ¿Acaso los seres humanos no tenemos similares capacidades para distinguir la verdad de la “suciedad”?, ¿quiénes nos creemos que somos para decidir, por toda y para toda una colectividad, lo que debe conocer y lo que no?

La verdad no necesita de censores para prevalecer, se vale por sí misma para ello y siempre ha sido así. En realidad, todos los regímenes de la historia que han diseñado mecanismos para garantizar la preeminencia de su verdad, lo único que han conseguido ha sido llenar de “suciedad” las mentes de las personas.

Dejemos libre el derecho de la gente a expresarse libremente, y permitamos al periodismo trabajar con seguridad y tranquilidad, sin que unas leyes lo intimiden y le obliguen a autocensurarse, y veremos que en muy poco tiempo, menos del que esperamos, descubriremos cuál es el periodismo “sucio”.

Pero si nos quedamos sin opciones, si el único mensaje que recibimos es el oficial, podríamos estar condenándonos a vivir con la “suciedad” ocupando el lugar de la verdad.

sábado, 23 de octubre de 2010

Hacia una era de puritanismo “iluminista”

Subeditorial de Los Tiempos, 23 de octubre de 2010

Una serie de noticias han dado durante los últimos días más indicios de lo que en términos concretos significa el componente “cultural” de la “revolución democrática y cultural” en curso.

Una de ellas es la relativa a la visita que hizo ministra de Culturas, Zulma Yugar, a la República Islámica de Irán. Allá fue invitada por el ministro de Cultura y Guía Islámica, Seyyed Mohamamad Hoseini, “con miras a firmar convenios de intercambio cultural” y así marcar un nuevo hito en el proceso de “integración cultural” iniciado hace ya casi cinco años.

Pocos días después, en lo que según el Vicepresidente fue sólo una “iniciativa personal”, uno de los más influyentes dirigentes del partido oficialista, el senador Isaac Ávalos, informó que está ya muy avanzada la elaboración de una ley para “eliminar las telenovelas y los anuncios publicitarios sensuales” y “para limitar que las hermosas chicas que tenemos muestren todo en las propagandas y en los shows”.

Que tal anuncio haya coincidido con otro sobre la intención de vetar la lectura libre de ciertos libros mientras algunos “agentes del cambio” hablan de la necesidad de “normar” la difusión en el exterior de películas que “hacen quedar mal” a la cultura de nuestro país tiene todo el aspecto de algo más que una casualidad.

Y son tantos los motivos que dan pie a tal sospecha que las palabras del Vicepresidente no son suficientes para despejarla. Mucho menos si lo hace anunciando la inauguración de un tiempo de “iluminismo”, término que no puede dejar de recordar que su seudónimo es “Qhananchiri”, que en aymara significa “el que ilumina”.

Comentario de Lizandro Coca Olmos: Seguramente ponerse a atar cabos y concluir que ese acercamiento "cultural" con Irán, la prohibición de imágenes sensuales que se proyecta para los medios, y el retiro de libros que el Estado presuma "negativos" de la currícula escolar, podrían ser para Bolivia el inicio de un camino hacia el conservadurismo y puritanismo anti-libertarios es demasiado. Seguramente tendremos que creerle a García Linera, y pensar que todas estas políticas nos conducen, más bien, a una era de "iluminismo".

viernes, 22 de octubre de 2010

El fallido estreno de la mordaza

Subeditorial de Los Tiempos, 20 de octubre de 2010

Tarde o temprano tenía que estrenarse la flamante ley 45. Y como era de suponer, lo hace a través de es una acusación contra un medio de comunicación. El diario orureño La Patria, el segundo diario más antiguo de nuestro país, es el que tiene el privilegio de ser el primer acusado y el Honorable Concejo Municipal de Oruro la vergüenza de ser el primer acusador.

El caso es muy simple. El pasado martes, una concejala del Movimiento Sin Miedo (MSM) informó que el órgano deliberante orureño decidió iniciar un proceso en contra del rotativo por publicar “información discriminatoria” que “mella la dignidad” de algunos concejales del municipio.

A falta de una, son dos las causales del proceso. La primera, que el diario orureño empleó la palabra “concejil” en vez de “concejal” para referirse a algo relativo al Honorable Concejo. El término “concejil”, según el buen saber y entender de la concejil orureña, conlleva una carga despectiva y discriminatoria. Pero como si eso fuera poco, el diario agravó su falta al calificar como “bochornosa” una sesión de tan ilustre órgano deliberante. Y como consideran que “bochornoso” y “concejil” son términos discriminatorios, quieren que la ley 45 le caiga a La Patria encima con todo su rigor.

Felizmente, el presidente del Concejo desautorizó a la suspicaz concejil y se conformó con exigir al matutino una explicación por su discriminatorio proceder. Pero de nada valió que con el Diccionario de la Real Academia Española en la mano la directora demostrara que “concejil” es “perteneciente o relativo al concejo”, pues las autoridades orureñas insisten en que el término “mella su honor”.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Hacia el “ranking del racismo”

Editorial de Los Tiempos, 20 de octubre de 2010

El director de Lucha contra el Racismo, dependiente del Viceministerio de Descolonización, ha anunciado que la repartición a su cargo elaborará durante los próximos meses un “ranking del racismo” cuya primera versión será publicada el próximo mes de diciembre.

De acuerdo a las explicaciones dadas, el “ranking del racismo” será un instrumento de medición que posibilitará que los medios de comunicación de nuestro país sean clasificados según una escala en función al grado de racismo que dejen traslucir. Se podrá así determinar con precisión matemática, según las aclaraciones hechas por la autoridad, qué medios son los más racistas y cuáles los menos racistas.

No es difícil imaginar en qué consistirá la labor de la comisión evaluadora. Dedicarán seguramente su tiempo a medir todos los días –cronométricamente a los medios audiovisuales y geométricamente a los impresos– para determinar la extensión –en segundos o en centímetros, según el caso– de los contenidos dignos de figurar en algún punto de la escala del racismo. Tal escala, como es de suponer, tendrá que estar basada en un glosario que contenga todas las palabras, con sus respectivas connotaciones y gradaciones de matiz, que puedan ser identificadas como instrumentos de la transmisión de ideas y/o sentimientos racistas, entre muchos otros instrumentos necesarios para cuantificar elementos que solían ser considerados subjetivos. Habrá que desarrollar técnicas para medir el racismo de una imagen, un dibujo o una fotografía, por ejemplo.

Para que tal “ranking de racismo” no parezca un ejercicio arbitrario, sino lo que pretende ser –un instrumento de medición objetiva– tendrá que plasmarse en un determinado coeficiente que, al ser puesto en relación con las múltiples variables que tendrán que ser consideradas para efectuar el cálculo final, arroje datos suficientemente precisos para ser clasificados ordinalmente y sometidos a periódicas comparaciones sincrónicas y diacrónicas.

Según el anuncio de la autoridad responsable de tal misión, para la ejecución de la misma se cuenta ya con “un equipo técnico especializado en el tema”. Y aunque no aclaró dónde fue que los expertos adquirieron tal especialización, ya que en nuestro país no hay antecedentes de ese tipo de prácticas, sí tuvo el cuidado de aclarar que los datos arrojados por tal investigación no serán utilizados de ningún modo para sancionar a los medios.

Dadas las circunstancias por las que atraviesa nuestro país, ya no es sorprendente que este tipo de anuncios se produzcan y tampoco que sean recibidos por la sociedad con una naturalidad impensable en otros tiempos. Lo que sí es sorprendente, y muy lamentable, es que el proyectado “ranking del racismo” cuente con el apoyo “técnico y económico” del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Bolivia, el mismo funcionario que secunda la versión gubernamental según la que los artículos 16 y 23 de la ley 45 no afectan en nada a la libertad de expresión.

viernes, 15 de octubre de 2010

El Gobierno de Bolivia y el asalto a la libertad

La supresión de la posibilidad de que los lectores de las diferentes versiones electrónicas de los principales diarios del país puedan ingresar comentarios a las noticias o a las columnas editoriales y de opinión, así como el anuncio de que se realizará una “clasificación” de libros para saber si están dentro de la categoría de “racistas”, además de que ahora la gente tiene más temor de decir en voz alta lo que piensa, son las primeras consecuencias de la aprobación de la Ley antirracismo.

Y es que ahora ya no importa si suprimir la opción de comentarios en los sitios web de los periódicos es una restricción a la libertad que tenían todos los ciudadanos de criticar o apoyar sus lecturas, sus ideas o sus preferencias. Tampoco si los primeros libros que se ha anunciado censurar son los históricos escritos de Gabriel René Moreno y Alcides Arguedas, más allá de que estemos de acuerdo o no con sus ideas. Y menos interesa que no sólo la prensa, sino también los ciudadanos, hayan comenzado a cuidar lo que dicen y escriben.

El hecho es que el Gobierno ha comenzado a ensamblar el mecanismo necesario para establecer la verdad oficial, y para imponer la moral y la ética de los que mandan sobre toda la sociedad, penalizando las que pudieran no comulgar con las suyas.

Dos componentes más de este mecanismo son una ley que castigará los comerciales y escenas sexistas que se difundan por los medios de comunicación, y una nueva Ley del Trabajo que establecerá normas para regular medidas de protesta como las marchas y las huelgas.

Mientras este mecanismo totalitario es astuta, paciente y sistemáticamente ensamblado, siguen, dentro de la sociedad boliviana, silenciadas muchas voces cómplices conscientes de este error, pero que se niegan a manifestarse por conveniencia o por temor, y continúan los corifeos vociferantes cantando glorias para el Gobierno del cambio y para el líder espiritual de los oprimidos.

“Así muere la libertad, con un estruendoso aplauso.” Son las palabras que el personaje de una afamada saga de ciencia ficción pronunció al dársele poderes extraordinarios a un futuro emperador, y son las palabras con que podemos describir lo que sucede en Bolivia.

Este es el proceso de pérdida gradual de la libertad, que ya se veía venir desde hace mucho, pero que tantos ciudadanos, aún hoy, se negaron y se niegan a reconocer.

Escrito para el portal www.boliviademocratica.net

Debo confesar que estoy invadido por una mezcla de sentimientos: Por un lado, me emociona estar presenciando, en vivo, el proceso a través del que una sociedad pierde su libertad de manera gradual, y aún hay muchos que lo aplauden. Pero, por otro lado, me mata la impotencia. Porque esa sociedad es la mía, y no puedo hacer nada para evitarlo.

jueves, 14 de octubre de 2010

Por el derecho a pensar diferente y decirlo

Es conocida la incomodidad del Presidente Morales y su régimen de gobierno con los periodistas y, más específicamente, con la libertad de prensa. Tan es así, que en varias ocasiones el Presidente ha aprovechado sus intervenciones públicas para atosigar a la prensa, declarando a los medios sus principales enemigos, humillando a periodistas públicamente, o comparándolos con pollos de granja o vuvuzuelas africanas.

El rechazo y rencor presidenciales, sin embargo, no son solamente contra los periodistas y los medios, sino contra el principio por el que cualquier ciudadano puede hacer declaraciones, preguntas, investigaciones, interpretaciones o revelaciones que pudieran incomodar al régimen de gobierno.

Se trata del principio de libre expresión, a través del que las personas de un país libre difundimos, a veces simple y pura información, y en ocasiones opinión, análisis e interpretación.

Este principio está consagrado en la Constitución Política del Estado, en su artículo 21, numeral 5, que dice que las bolivianas y los bolivianos tenemos derecho “A expresar y difundir libremente pensamientos u opiniones por cualquier medio de comunicación, de forma oral, escrita o visual, individual o colectiva.” Que es reforzado por el numeral 6 que incluye el derecho “A acceder a la información, interpretarla, analizarla y comunicarla libremente, de manera individual o colectiva.”

Así mismo, en el artículo 106, referido a la comunicación social, dice que “II. El Estado garantiza a las bolivianas y los bolivianos el derecho a la libertad de expresión, de opinión y de información, a la rectificación y a la réplica, y el derecho a emitir libremente las ideas por cualquier medio de difusión, sin censura previa.” Y a continuación “III. El Estado garantiza a las trabajadoras y los trabajadores de la prensa, la libertad de expresión, el derecho a la comunicación y a la información.”

Note usted que en ninguno de los casos se dice que la libre expresión será regulada por legislación alguna, por lo que la Ley mordaza, recientemente aprobada, no sólo sería un atentado contra los principios de una sociedad libre, sino también una norma inconstitucional.

El Gobierno ha respaldado la aprobación de su Ley contra el derecho a pensar diferente y poder decirlo con libertad, en la preocupación de la sociedad por la sensación de que en el país existe racimo. Esa preocupación, junto con las reflexiones de sectores de la sociedad, pensadores y políticos, podría haber dado como resultado una Ley que no necesariamente sea punitiva y acuda a la coerción para combatir un mal que al final de cuentas depende de la moral y la conciencia de las personas, sino que apunte a la educación y la prevención, a través de una campaña de formación de valores para la construcción de una sociedad tolerante.

Pero si de lo que hablamos es de la elaboración de un instrumento más para perseguir jurídicamente a quien disienta, y para callar la crítica y la opinión diferente, no existirá argumento que valga y, más bien, será absolutamente comprensible que Morales y su Gobierno continúen revelándonos su espíritu totalitario, y mantengan la Ley como está.

El poder que el Presidente se está dando a sí mismo, para silenciar voces y cerrar medios de comunicación, respaldado en una Ley anti libertaria, no lo ha tenido ningún dictador en la historia de Bolivia. Ellos al menos tenían la decencia de llegar con militares y armas, apresar ciudadanos y periodistas, y quemar o tomar el medio, sin pretender que les creamos que seguimos viviendo en democracia.

Evo Morales presencia un milagro del capitalismo

El rescate de los mineros atrapados desde el 5 de agosto pasado en Chile ya es un record Guiness, no sólo porque nadie antes en la historia había sobrevivido tanto tiempo atrapado bajo tierra, sino porque es un rescate a profundidad terrestre nunca antes visto.

Pero el deseo del Presidente Morales por presenciar la operación de rescate va más allá de la simple voluntad de haber estado presente durante un acontecimiento nunca antes visto. Se trata de la necesidad de conseguir algo de prestigio urgentemente.

Y es que la forma eficiente y positiva en la que ha actuado el Gobierno chileno en este problema, ha significado para su Presidente, Sebastián Piñera, un halo de éxito de gran rentabilidad política, y Evo Morales, a quien últimamente no le va muy bien resolviendo los problemas de sus propios ciudadanos, pretende que algo de ese prestigio y popularidad le sean transmitidos a través de su presencia en la República de Chile.

La visita de Morales a Chile es, en los hechos, una jugada de marketing político, que pretende mostrar al Presidente de Bolivia presente en un lugar desde donde ya se respira e irradia éxito. Éxito político, éxito tecnológico, éxito espiritual y éxito económico.

Todo este éxito, sin embargo, es fruto de aquellas cosas que Evo Morales ha estado y continúa despreciando. La victoria del rescate de los 33 mineros, es el testimonio de un país que hace ya mucho tiempo decidió ser parte de la globalización, abrir sus fronteras mentales y económicas, y entrar de lleno en el desarrollo y el progreso.

Todos los principios liberales de respeto a la vida, la libertad, la propiedad privada, la iniciativa económica, las inversiones, la libre expresión, el Estado de derecho y otros, han determinado el sitial de la República de Chile, como un país en el que los individuos y, por supuesto, su Estado, ponen a la ciencia, la tecnología y el capital al servicio del ser humano, para alcanzar el bienestar, para salvar vidas y para obtener comodidades.

No logramos tener ni la más remota sospecha de lo que se habría logrado en Chile, si es que en lugar de los beneficios del capitalismo, se hubiera decidido acudir a la “sabiduría ancestral” de los originarios de América.

La presencia de Morales en el rescate, y nuestra posibilidad de verlo por televisión, deberían causar que nos pongamos a pensar seriamente a dónde queremos llegar. ¿Queremos poder rescatar a nuestros compatriotas el día en que se encuentren en una situación similar?, ¿Queremos un Estado con la capacidad y los recursos necesarios para proteger a la gente?, ¿Queremos desarrollo, bienestar y progreso? Si es así, entonces deberíamos revisar seriamente los métodos y caminos elegidos, que nos conducen a un destino totalmente opuesto al que ambicionamos, y deberíamos reencauzar nuestros esfuerzos en el mismo sentido en que lo ha hacho la República de Chile hace ya tantos años.

Escrito para el portal www.boliviademocratica.net

viernes, 8 de octubre de 2010

Vargas Llosa y Xiabo: Luchadores por la libertad

Mario Vargas Llosa, prominente escritor latinoamericano y férreo luchador por la libertad, ha recibido el premio Nóbel de literatura, por una carrera literaria en la que logró combinar todo lo que a los latinoamericanos nos caracteriza y preocupa, junto con sus firmes convicciones en defensa de la democracia y la libertad, y su incansable crítica y lucha contra cualquier tipo de tiranía.

El propio Vargas Llosa ha declarado "Yo no creo que vaya a cambiar con motivo de este premio, voy a seguir escribiendo sobre las cosas que más me estimulan", "Voy a seguir defendiendo pues las ideas que tengo, la defensa de la democracia, la defensa de la libertad, la defensa de la opción liberal, las críticas a toda forma de autoritarismo".

Además, expuso su perspectiva sobre la inevitable relación entre la escritura latinoamericana y los ingredientes políticos, diciendo que "En Latinoamérica no hemos resuelto aún problemas básicos como la libertad, instituciones estables, tolerancia, coexistencia en la diversidad. Seguimos teniendo de fondo en América Latina esta tradición atroz de autoritarismo y brutalidad en la política, por lo que es muy difícil para un escritor latinoamericano evadir la política y estos problemas, que van más allá de la política, son civiles, morales".

También hizo un análisis sobre la situación política de la región, en el que destacó tanto cosas buenas como cosas malas. El escritor dijo que "Hoy día tenemos muchas menos dictaduras en América Latina que en el pasado. Hoy día tenemos gobiernos de derecha y gobiernos de izquierda que son democráticos, eso es una gran novedad".

Pero también mencionó que "Lo que representa un retroceso es que todavía tengamos Cuba, tengamos Venezuela", "Mi impresión es que esa corriente, que es una corriente autoritaria, antidemocrática, es una corriente que está como de salida, que cada vez hay menos apoyo, menos respaldo popular, como se acaba de ver por ejemplo en las elecciones venezolanas".

Evidentemente, en esta parte del mundo, el premio otorgado a Vargas Llosa no sólo genera simpatía y adhesión, sino también un subrepticio rechazo por parte de los regímenes que se están empeñando en eliminar precisamente esa libertad que el escritor defiende, y que no pueden menos que lamentar la hora en que el Comité Nóbel destacó el trabajo de nada más y nada menos que: un liberal.

Al otro lado del mundo, se vive una situación similar, pues la misma organización le ha otorgado el Nóbel de la paz al disidente chino Liu Xiabo, de 54 años de edad, "por su larga y no violenta lucha a favor de los derechos humanos fundamentales en China".

En un documento del cual fue coautor, llamado Carta 08, Xiabo pidió mayor libertad y el fin de la hegemonía política del Partido Comunista. La policía china lo arrestó algunas horas antes de que pudiera difundir la Carta 08, en diciembre del año 2008, y fue declarado culpable de subversión por escribir la Carta y otros mensajes políticos, con una condena de 11 años de prisión.

Este galardón tampoco ha sido bien recibido al otro lado del mundo, pues el gobierno chino ha recriminado al Comité Nóbel por honrar a un “criminal”, y ha suprimido la noticia de todo medio de comunicación en la China, así como bloqueado todos los sitios de la red Internet que han informado sobre el premio.

La noticia de la entrega de ambos Nóbeles, en extremos opuestos del Globo, ha sido una molestia para todo tirano y frente a todo régimen autoritario y totalitario, pues se trata de galardonar y reconocer el trabajo de defensores de la libertad que, para colmo de males, son activistas pacíficos de la misma.

Para www.boliviademocratica.net, y para todas las almas libertarias de Bolivia y del mundo, el reconocimiento a estos dos seres humanos es un orgullo y una razón de regocijo.

Escrito para el portal www.boliviademocratica.net

El precio de la libertad es la eterna vigilancia (Thomas Jefferson)

Muchos pensadores, durante la historia de la humanidad, han descubierto, y luego afirmado, que la libertad es un preciado bien que nunca deja de correr riesgo frente a los poderosos, y que los individuos deben vivir constantemente alertas contra todos los peligros que invariablemente la acechan.

Y es que la libertad no necesariamente se la pierde de golpe, sino que también puede desaparecer a través de un proceso de cambios de la forma en que los poderosos se relacionan con los individuos, en el que aquellos vayan reduciendo, poco a poco, y arguyendo los más nobles fines e ideales, el margen y las posibilidades de libre acción de éstos. De esta forma, el resultado final es que los individuos vuelven al estado de servidumbre, y se convierten en medios para que los poderosos de turno alcancen los fines particulares que ellos mismos ha trazado.

Pero perder la libertad no solamente requiere de poderosos que estén dispuestos a arrebatársela a una sociedad, sino, y principalmente, de individuos descuidados e incautos que no la valoran, que no la cuidan, y que están dispuestos a cederla a cambio de beneficios y de promesas de mayor seguridad y menos responsabilidad por sus propias vidas.

Es esta combinación fatal la que causa que hoy, en Bolivia, se haya aprobado una ley que elimina la posibilidad de que los ciudadanos nos expresemos libremente, sin temor a que un juez nos encarcele por decir lo que pensamos; que los padres de familia reciban con aplausos la idea de que se establezca un toque de queda para que los jóvenes menores de edad regresen a sus hogares temprano, so pena de ser castigados por funcionarios del Estado; que tengamos una Ley de Autonomías que posibilita que los fiscales suspendan a autoridades con una simple acusación, ignorando por completo la voluntad de quienes las eligieron; y tantas otras normas que se están incorporando en la estructura jurídica del país, y que están consiguiendo que la libertad, como el personaje de de Joaquin Lavado (Quino), sea cada vez más pequeña.

Escrito para el portal www.boliviademocratica.net

miércoles, 6 de octubre de 2010

Chávez y el terrorismo

Abundan ya, en algunos casos las pruebas, y en otros los indicios, de la vinculación del Gobierno de Venezuela con grupos terroristas, narcoterroristas y fundamentalistas. En algunos casos, esta vinculación se ha dado en base a cooperación directa, y en otros a través de la simple omisión.

El más reciente suceso referido a este problema ha sido la declaración de dos etarras (miembros del grupo terrorista ETA) en el sentido de que habrían recibido entrenamiento en Venezuela.

De acuerdo a una nota de prensa de “Los Tiempos”, Arturo Cubillas, deportado de España a Venezuela en 1989, ocupa desde hace cinco años el cargo de jefe de Seguridad del Instituto Nacional de Tierras de este país, y habría sido él quien impartió cursillos de formación en julio y agosto de 2008 a los miembros de ETA, Javier Atristain Gorosabel y Juan Carlos Besance Zugasti, detenidos el pasado miércoles en la provincia vasca Guipúzcoa, en el norte de España.

Pero esta es tan sólo la última de las noticias que vinculan al Gobierno de Chávez con grupos terroristas. El gobierno colombiano, entonces presidido por Álvaro Uribe, denunció en años anteriores, después de descubrir importantes documentos en una computadora de las FARC a través de un operativo en territorio ecuatoriano que dio fin con uno de sus principales líderes, que el Gobierno venezolano habría vendido armas al narcoterrorismo colombiano.

También se ha difundido, en los últimos años, información referida a operaciones de las FARC en territorio venezolano, con cuya relación el chavismo ha tratado de desligarse alegando su incapacidad de tener control sobre la totalidad de su territorio selvático.

Por otro lado, no son nada nuevas las hipótesis referidas al la estadía y entrenamiento que estarían recibiendo terroristas islámicos, bajo el oportuno argumento de que se estaría estrechando vínculos “diplomáticos” con el Gobierno de Teherán.

Todas estas informaciones, indicios e hipótesis, coinciden desafortunadamente con las políticas antiimperialistas del socialismo del siglo XXI, que implican una franca hostilidad principalmente, pero no sólo, contra los Estados Unidos de América, sino también contra la civilización occidental.

Imaginamos que será cuestión de tiempo para que podamos contar con mayores certezas sobre la relación del Gobierno venezolano con el terrorismo internacional, y esperamos que cuando estas certezas estén en nuestras manos, no sea demasiado tarde para el mundo.

Escrito para el portal http://www.boliviademocratica.net/

Tentación totalitaria y miedo a la libertad

Editorial de Los Tiempos, del 6 de octubre de 2010

Durante los últimos tiempos, en lo que tiene todos los visos de ser un proceso en continuo avance, han comenzado a proliferar en nuestra sociedad indicios de un fenómeno que puede ser descrito como “la tentación totalitaria” o “el miedo a la libertad”.

El caso más reciente es el entusiasmo que en gruesos sectores de la ciudadanía ha despertado la propuesta de imponer una especie de “toque de queda” de modo que los jóvenes estén obligados a replegarse a sus hogares a tempranas horas de la noche. El argumento que respalda la propuesta consiste en que, según las estadísticas, es bajo la influencia del alcohol que se produce la mayor parte de los actos de violencia y éstos, a su vez, una importante causa de consultas médicas.

A la iniciativa, originalmente planteada por funcionarios de un hospital público, se han sumado otros sectores a cual más respaldado de aparentemente sólidos argumentos, todos los que parecen converger en un mismo punto: la necesidad y conveniencia de que se aprueben e impongan reglas, normas y leyes más drásticas y que agentes estatales –sean funcionarios municipales, policiales o de alguna instancia de vigilancia y control social aún por crear– se encarguen de “disciplinar” a los jóvenes díscolos.

Muchos padres y madres de familia se han sentido identificados con la propuesta. Y aun antes de que ésta se plasme en disposiciones legales, decenas de locales públicos, gran parte de ellos espacios de intensa actividad artística y cultural, han sido clausurados por comisarios que actúan en nombre de las buenas costumbres.

A este ejemplo, que es el más reciente pero no el único, se pueden sumar muchos otros igualmente sintomáticos del fenómeno al que nos referimos como el entusiasmo con que se defiende la castración como fórmula para prevenir actos de pedofilia o la complacencia con que se acepta la explicación según la que la tortura de conscriptos forma parte de un necesario currículo académico para aprender a “defender a la patria”, son otros entre los más recientes.

El fenómeno no es nada nuevo. Muy por el contrario, son muchos los estudios sociológicos y de psicología social que durante el siglo XX se han hecho con el propósito de comprender por qué en ciertas circunstancias las sociedades se tornan proclives no sólo a aceptar sino a exigir que se les impongan leyes cada vez más severas, castigos más implacables, regímenes autoritarios que conculquen sus libertades y tomen en su nombre las más importantes decisiones.

Algo que tales reflexiones contribuyeron a dilucidar es que la desaparición de la libertad no se produce de un día para otro ni la impone por su propia voluntad ningún tirano, sino que son los miembros de una sociedad los que van renunciando a ella poco a poco, a veces sin darse cuenta y otras veces muy conscientes de ello, voluntaria y entusiasmadamente.

Como es fácil constatar, la nuestra es una sociedad en la que son cada vez más los síntomas de las dos vertientes de las que se nutre el autoritarismo. La tentación totalitaria y el miedo a la libertad ya están entre nosotros, ganando los deseos y la voluntad no sólo de quienes tienen la mano dura sino también, lo que es peor, de quienes quieren ser gobernados con mano dura.

martes, 5 de octubre de 2010

Evo Morales: El déspota enfurecido le da un rodillazo a un rival

Algo más que fútbol

Subeditorial de Los Tiempos, 5 de octubre.

“En el juego se conoce a las personas”, dice un conocido adagio popular. Y la frase puede hacerse extensiva a todo un aparato estatal cuando es éste, y no sólo una persona, el protagonista de un juego.


Lo dicho viene al caso porque lo ocurrido el pasado domingo en un partido entre el equipo presidencial y el de la Alcaldía paceña es algo que va más allá de lo estrictamente deportivo. Llega a ser toda una proclama política; toda una manifestación de la actitud que los personajes involucrados tienen ante sus rivales, ante las reglas del juego, ante las trampas, ante los árbitros o jueces y ante quienes se cruzan en su camino, así sea sólo para impedirles meter un gol.

En efecto, cuando durante una pausa en el juego un jugador se acerca sigilosamente a otro y aprovechando su distracción le propina un rodillazo en los testículos y cuando el árbitro ve esa falta pero no se atreve a sacar la tarjeta roja como muestra de respeto a la investidura del agresor, se puede sospechar que hay de por medio factores extra futbolísticos.

Tal sospecha se agrava si al finalizar el cotejo los agentes de seguridad del Estado deciden encarcelar a un jugador que tuvo el atrevimiento de jugar de igual a igual, sin discriminar ni positiva ni negativamente a su rival. Y cuando ya no queda ninguna duda es cuando al día siguiente gran parte del aparato gubernamental se moviliza para justificar lo ocurrido el día anterior.

Así, más que un espectáculo futbolístico, lo que se nos ha brindado es una muestra de los extremos a los que se puede llegar si no actúan oportunamente quienes todavía creen que es necesario y posible ponerle límites al abuso del poder.

viernes, 1 de octubre de 2010

Llorenti: gran defensor de los derechos de las mujeres

Por: Kathia Castellón Salamanca*

El antes defensor de los DDHH y ahora incongruente ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, se convierte (coyunturalmente) en el gran defensor de los derechos de las mujeres frente al pronunciamiento de la Iglesia en desacuerdo con la ley contra el racismo, señalando que la Iglesia también es discriminadora al prohibir a las mujeres ejercer el sacerdocio.

Lo interesante del caso es que este Señor solo se pronuncia cuando le conviene utilizar un tema muy controversial y de carácter privado (de La iglesia), con la intención de subir en las encuestas de popularidad que lo muestran actualmente como el peor de los ministros del Gobierno de Morales.

Hace ya varias semanas cuando el Presidente Evo Morales señaló públicamente que Irán era un País pacifista, muchos movimientos que defienden los derechos humanos, repudiaron estas declaraciones, manifestando que en ese país se vulneran los Derechos Humanos con penas inhumanas y crueles como la lapidación a la que son sujetas las mujeres (ojo sólo las mujeres) Iraníes frente al adulterio, siendo éstas tratadas como seres inferiores a los hombres que no están sujetas al mismo trato jurídico.

En esa ocasión, la indiferencia que ya es muy usual en los Ministros no se hizo esperar, me imagino que el Ministro Llorenti no considera esa desigualdad jurídica en Irán como un acto de discriminación a las mujeres a quien tanto ahora defiende, y mas aún cuando no solo se trata de un acto de discriminación sino la vejación a los Derechos Humanos estén estos dirigidos a hombres o a mujeres, ya que la lapidación a un ser humano no solo es un asesinato, es un acto de lesa humanidad que pretende la muerte lenta y dolorosa de un individuo, en este caso, según la ley Iraní, de las mujeres “adúlteras”, donde la pena es totalmente desproporcional con el hecho. ¡Gracias a Dios en nuestro país el adulterio sólo es una causal de Divorcio! Eso, en razón de que nadie puede ser asesinado ni apedreado hasta la muerte por no amar a su esposo o esposa, de lo contrario la recolección de piedras en Urkupiña no abastecería para ejecutar la pena a los infieles.

Es preocupante que una autoridad de Gobierno y ex defensor de los Derechos Humanos, no preste atención a temas mucho mas importantes que criticar y acusar a la Iglesia de Discriminadora con relación a un tema que no atenta contra la vida de las mujeres, como lo es la restricción al sacerdocio, frente a los asesinatos que se cometen en países con los que hoy estamos estrechando lazos de amistad calificándolos de pacifistas.
Creo que es demasiado bajo utilizar y servirse de las mujeres, ancianos, niños, e indígenas como escudo, frente a las medidas políticas e implementación de normas atentatorias a la libertad de pensamiento y expresión garantizadas en el Art. 21 inc. 3 y 5 de la Constitución Política del Estado vigente. Esto también podría considerarse como un acto de discriminación a la población Boliviana, porque sus autoridades parecen considerarla de imbéciles e ingenuos.

*La autora es abogada