El antes defensor de los DDHH y ahora incongruente ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, se convierte (coyunturalmente) en el gran defensor de los derechos de las mujeres frente al pronunciamiento de la Iglesia en desacuerdo con la ley contra el racismo, señalando que la Iglesia también es discriminadora al prohibir a las mujeres ejercer el sacerdocio.
Lo interesante del caso es que este Señor solo se pronuncia cuando le conviene utilizar un tema muy controversial y de carácter privado (de La iglesia), con la intención de subir en las encuestas de popularidad que lo muestran actualmente como el peor de los ministros del Gobierno de Morales.
Hace ya varias semanas cuando el Presidente Evo Morales señaló públicamente que Irán era un País pacifista, muchos movimientos que defienden los derechos humanos, repudiaron estas declaraciones, manifestando que en ese país se vulneran los Derechos Humanos con penas inhumanas y crueles como la lapidación a la que son sujetas las mujeres (ojo sólo las mujeres) Iraníes frente al adulterio, siendo éstas tratadas como seres inferiores a los hombres que no están sujetas al mismo trato jurídico.
En esa ocasión, la indiferencia que ya es muy usual en los Ministros no se hizo esperar, me imagino que el Ministro Llorenti no considera esa desigualdad jurídica en Irán como un acto de discriminación a las mujeres a quien tanto ahora defiende, y mas aún cuando no solo se trata de un acto de discriminación sino la vejación a los Derechos Humanos estén estos dirigidos a hombres o a mujeres, ya que la lapidación a un ser humano no solo es un asesinato, es un acto de lesa humanidad que pretende la muerte lenta y dolorosa de un individuo, en este caso, según la ley Iraní, de las mujeres “adúlteras”, donde la pena es totalmente desproporcional con el hecho. ¡Gracias a Dios en nuestro país el adulterio sólo es una causal de Divorcio! Eso, en razón de que nadie puede ser asesinado ni apedreado hasta la muerte por no amar a su esposo o esposa, de lo contrario la recolección de piedras en Urkupiña no abastecería para ejecutar la pena a los infieles.
Es preocupante que una autoridad de Gobierno y ex defensor de los Derechos Humanos, no preste atención a temas mucho mas importantes que criticar y acusar a la Iglesia de Discriminadora con relación a un tema que no atenta contra la vida de las mujeres, como lo es la restricción al sacerdocio, frente a los asesinatos que se cometen en países con los que hoy estamos estrechando lazos de amistad calificándolos de pacifistas.
Creo que es demasiado bajo utilizar y servirse de las mujeres, ancianos, niños, e indígenas como escudo, frente a las medidas políticas e implementación de normas atentatorias a la libertad de pensamiento y expresión garantizadas en el Art. 21 inc. 3 y 5 de la Constitución Política del Estado vigente. Esto también podría considerarse como un acto de discriminación a la población Boliviana, porque sus autoridades parecen considerarla de imbéciles e ingenuos.
*La autora es abogada
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