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viernes, 8 de octubre de 2010

El precio de la libertad es la eterna vigilancia (Thomas Jefferson)

Muchos pensadores, durante la historia de la humanidad, han descubierto, y luego afirmado, que la libertad es un preciado bien que nunca deja de correr riesgo frente a los poderosos, y que los individuos deben vivir constantemente alertas contra todos los peligros que invariablemente la acechan.

Y es que la libertad no necesariamente se la pierde de golpe, sino que también puede desaparecer a través de un proceso de cambios de la forma en que los poderosos se relacionan con los individuos, en el que aquellos vayan reduciendo, poco a poco, y arguyendo los más nobles fines e ideales, el margen y las posibilidades de libre acción de éstos. De esta forma, el resultado final es que los individuos vuelven al estado de servidumbre, y se convierten en medios para que los poderosos de turno alcancen los fines particulares que ellos mismos ha trazado.

Pero perder la libertad no solamente requiere de poderosos que estén dispuestos a arrebatársela a una sociedad, sino, y principalmente, de individuos descuidados e incautos que no la valoran, que no la cuidan, y que están dispuestos a cederla a cambio de beneficios y de promesas de mayor seguridad y menos responsabilidad por sus propias vidas.

Es esta combinación fatal la que causa que hoy, en Bolivia, se haya aprobado una ley que elimina la posibilidad de que los ciudadanos nos expresemos libremente, sin temor a que un juez nos encarcele por decir lo que pensamos; que los padres de familia reciban con aplausos la idea de que se establezca un toque de queda para que los jóvenes menores de edad regresen a sus hogares temprano, so pena de ser castigados por funcionarios del Estado; que tengamos una Ley de Autonomías que posibilita que los fiscales suspendan a autoridades con una simple acusación, ignorando por completo la voluntad de quienes las eligieron; y tantas otras normas que se están incorporando en la estructura jurídica del país, y que están consiguiendo que la libertad, como el personaje de de Joaquin Lavado (Quino), sea cada vez más pequeña.

Escrito para el portal www.boliviademocratica.net

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