El rescate de los mineros atrapados desde el 5 de agosto pasado en Chile ya es un record Guiness, no sólo porque nadie antes en la historia había sobrevivido tanto tiempo atrapado bajo tierra, sino porque es un rescate a profundidad terrestre nunca antes visto.
Pero el deseo del Presidente Morales por presenciar la operación de rescate va más allá de la simple voluntad de haber estado presente durante un acontecimiento nunca antes visto. Se trata de la necesidad de conseguir algo de prestigio urgentemente.
Y es que la forma eficiente y positiva en la que ha actuado el Gobierno chileno en este problema, ha significado para su Presidente, Sebastián Piñera, un halo de éxito de gran rentabilidad política, y Evo Morales, a quien últimamente no le va muy bien resolviendo los problemas de sus propios ciudadanos, pretende que algo de ese prestigio y popularidad le sean transmitidos a través de su presencia en la República de Chile.
La visita de Morales a Chile es, en los hechos, una jugada de marketing político, que pretende mostrar al Presidente de Bolivia presente en un lugar desde donde ya se respira e irradia éxito. Éxito político, éxito tecnológico, éxito espiritual y éxito económico.
Todo este éxito, sin embargo, es fruto de aquellas cosas que Evo Morales ha estado y continúa despreciando. La victoria del rescate de los 33 mineros, es el testimonio de un país que hace ya mucho tiempo decidió ser parte de la globalización, abrir sus fronteras mentales y económicas, y entrar de lleno en el desarrollo y el progreso.
Todos los principios liberales de respeto a la vida, la libertad, la propiedad privada, la iniciativa económica, las inversiones, la libre expresión, el Estado de derecho y otros, han determinado el sitial de la República de Chile, como un país en el que los individuos y, por supuesto, su Estado, ponen a la ciencia, la tecnología y el capital al servicio del ser humano, para alcanzar el bienestar, para salvar vidas y para obtener comodidades.
No logramos tener ni la más remota sospecha de lo que se habría logrado en Chile, si es que en lugar de los beneficios del capitalismo, se hubiera decidido acudir a la “sabiduría ancestral” de los originarios de América.
La presencia de Morales en el rescate, y nuestra posibilidad de verlo por televisión, deberían causar que nos pongamos a pensar seriamente a dónde queremos llegar. ¿Queremos poder rescatar a nuestros compatriotas el día en que se encuentren en una situación similar?, ¿Queremos un Estado con la capacidad y los recursos necesarios para proteger a la gente?, ¿Queremos desarrollo, bienestar y progreso? Si es así, entonces deberíamos revisar seriamente los métodos y caminos elegidos, que nos conducen a un destino totalmente opuesto al que ambicionamos, y deberíamos reencauzar nuestros esfuerzos en el mismo sentido en que lo ha hacho la República de Chile hace ya tantos años.
Escrito para el portal www.boliviademocratica.net
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